Un vistazo a los emergentes en la reunión de primavera del IIF
Las economías emergentes ocuparon un espacio de debate en la reunión de primavera del Institute of International Finance (IIF), celebrada en Bruselas la semana pasada. Este encuentro, patrocinado por BBVA, ha reunido a entidades financieras, reguladores e instituciones para debatir sobre temas relevantes para la industria, como las perspectivas económicas y políticas, la regulación o el ‘fintech’.
El economista jefe de BBVA Research, Jorge Sicilia, participó en una sesión dedicada a los mercados emergentes, junto a Andreas Billmeier, economista de Stone Milliner Asset Management; Arend Kapteyn, director gerente y economista jefe de UBS; y Elina Ribakova, directora gerente y economista jefe EEMEA de Deutsche Bank. El moderador de este panel fue Sergi Lanau, Deputy Chief Economist de IIF.
Las negociaciones de Argentina para lograr el apoyo financiero del Fondo Monetario Internacional (FMI) protagonizaron parte del debate. Preguntado por cómo ve la situación del país, Jorge Sicilia se detuvo primero en comentar los antecedentes. El actual gobierno del país ha mostrado hasta ahora dos objetivos claros en su proceso de normalización tras los años perdidos. En primer lugar, recuperar el acceso a los mercados extranjeros y, segundo, abrir Argentina al comercio internacional. No obstante, el principal obstáculo del gobierno de Macri fue que, a pesar de contar con un diseño adecuado de política económica, se ha encontrado con obstáculos para aprobarlas en el Parlamento, donde estuvo, y está, lejos de las mayorías.
Además, “la política para corregir el déficit fiscal era relativamente sólida al principio”, pero con el tiempo, el gobierno decidió “no ir tan rápido”. Todo ello obligó a que, con menos ayuda de la política fiscal para controlar la inflación, el banco central tuviera que mantener los tipos de interés elevados para cumplir el objetivo (ambicioso) de inflación, lo que apreció el tipo de cambio real, y aumentó el desequilibrio exterior de la economía. El riesgo de pérdida súbita de acceso al mercado llevó a la posterior petición de ayuda al FMI.
Jorge Sicilia, economista jefe del Grupo BBVA y director de BBVA Research, durante la reunión de primavera del Institute of International Finance.
En opinión del director de BBVA Research, de las palabras de Christine Lagarde y del informe del Artículo IV sobre el país de hace unos meses, se desprende que el FMI está por la labor de “apoyar a Argentina”. No obstante, es previsible que la institución solicite al país una política fiscal más estricta, una mejor combinación de políticas y un tipo de cambio más flexible.
Asimismo, Jorge Sicilia resaltó que el FMI ha identificado las reformas estructurales que debería impulsar el ejecutivo de Macri: el mercado laboral y el sistema de pensiones. Pero es posible que no se las exija en esta petición de financiación. Con todo ello, cabe esperar un acuerdo entre el Fondo Monetario y el gobierno argentino que, según sus estimaciones, llegará a mediados de junio, y podría situarse entre los 30.000 y 40.000 millones de dólares. Con estas cantidades, se puede llegar a conseguir que Argentina no necesite acceder a los mercados internacionales para cubrir las necesidades públicas de financiación, lo que abre espacio a que los flujos sigan financiando la necesaria expansión del sector privado. En cualquier caso, esta situación llevará a un crecimiento algo más bajo de Argentina en los próximos trimestres.
Otra de las grandes economías analizada en el panel de emergentes fue China. Según explicó Jorge Sicilia, las cosas están comenzando a cambiar en el gigante asiático. Uno de los principales síntomas es que el gobierno ha anunciado que buscará una estructura de crecimiento económico más equilibrada. Además, después de algunos años de ajuste, las autoridades ahora parecen estar dispuestas a seguir adelante con su programa de liberalización financiera.
Durante su intervención, Jorge Sicilia dejó claro que China está “tomando medidas” en la dirección adecuada desde una posición muy desequilibrada de endeudamiento, si bien tiene un alto ahorro interno que lo compensa y ha demostrado que puede controlar los flujos de la cuenta de capitales, que llegó a ser una vulnerabilidad hace un par de años. Unas medidas que tienen más opciones de prosperar que en los últimos años.
Este cambio de rumbo en la política económica está orientado también a lograr la reducción del endeudamiento de la economía, especialmente en las pymes y el sector financiero. Aunque prevé que el ratio crédito/PIB se mantenga este año en los niveles del año anterior, considera que el efecto de las medidas en el desapalancamiento podría comenzar a verse a partir de 2020. La inflación y, por tanto, un mayor crecimiento nominal también ayudará.