Una experiencia que marca para toda la vida
Más de 10.000 jóvenes han pasado por el aula itinerante de la Ruta BBVA. El programa, creado por Miguel de la Quadra-Salcedo en 1979, ha formado a chicos de toda Iberoamérica en los valores de la tolerancia y el intercambio cultural en un marco de cooperación internacional inigualable. Declarada por la Unesco como programa cultural de interés universal, la Ruta BBVA ha cambiado la vida de muchos jóvenes que, años después de su aventura, reconocen el aprendizaje que supuso para ellos haber participado como expedicionarios.
Son muchas las historias de éxito, casi tantas como participantes. 30 ediciones de la Ruta dan para muchos recuerdos imposibles de resumir en unas líneas. Pero todas ellas tienen un denominador común, el hecho de que la Ruta BBVA les abrió los ojos a una nueva realidad con una escala de valores diferente.
Es el caso del español Jaime García, participante en la Expedición 2002 bajo el título Rumbo al estrecho de Cattígara. “La Ruta fue el viaje más increíble que he hecho en mi vida”, sentencia Jaime. Este biólogo encontró su vocación durante la expedición. Apodado “el culebras” por sus compañeros de viaje, Jaime despertó su amor por los animales y por las serpientes en concreto. “Es probable que si yo no hubiera hecho la Ruta ahora mismo no estaría realizando mi sueño”, confirma este amante de la naturaleza que ha realizado labores de investigación en Ecuador como herpetólogo.
Unos años antes, en la Expedición 1991, la paraguaya Liz Coronel participaba en la aventura ‘Rumbo al Amazonas’. En ese momento no podía imaginar lo que su paso por la Ruta supondría para su futuro. Liz ha desarrollado su carrera profesional en el mundo de la diplomacia, trabajando en diversas embajadas alrededor del mundo y muy enfocada en la cooperación internacional. La Ruta le ayudó a “considerar al otro no como diferente sino como igual”, tal y como afirma desde su puesto actual en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Paraguay. Afirma que este sentimiento de igualdad entre naciones le marcó el camino que quería seguir. “La apertura del mundo a 180º, apertura a otras maneras de pensar, a otras culturas, a otras realidades y, sobre todo, a considerarlas todas ellas tan válidas como la mía”, afirma Liz.
También Daniel Nunes, de la Expedición 2006, resalta esta enseñanza: "Desde el primer día de expedición puedes sentir cómo desaparecen las fronteras y las diferencias de raza, credo y estatus económico”. Daniel es cirujano en Venezuela y guarda en su memoria cada vivencia aprendida en sus días de expedición. “La Ruta me hizo ciudadano del mundo, no tengo ni tendré fronteras”, argumenta.
Jaime, Liz y Daniel son solo tres ejemplos de cómo esta experiencia despierta los sentidos de los participantes y les hace ver una realidad alejada de lo superficial, para traspasar y marcarles para siempre. Para juntos y de alguna forma, luchar por un futuro mejor.