Una comedia
Una comedia en el sentido dantesco de la palabra. Que aquí se quiere no infernal sino, lejos de ello, dotado de final feliz. Porque hay que recordar que el texto que hiciera inmortal al 'Signor Aligheri' no se ocupa solo de los nueve círculos del infierno sino también —y a su zaga—de las siete gradas del purgatorio y las nueve esferas del paraíso, y que es ese orden —de lo que mal empieza a lo que bien está porque bien acaba— el que permite a su obra magna recibir el título de Divina Comedia: tal era el mote que recibían en el Medievo las obras de ficción que movían no a la carcajada del espectador sino a la sonrisa satisfecha de sus personajes.
Así, la historia de DramaFest, festival mexicano bienal de teatro contemporáneo que este 2018 cumple 14 años de existencia, ha de aparecer sembrada de tragedias, dramas, piezas, farsas y sátiras, pero su esencia ha de ser la de la comedia, en virtud de su capacidad para remontar las adversidades.
La primera fue un diagnóstico, que su fundadora y directora artística, Aurora Cano, compartía conmigo y con muchos en la comunidad teatral mexicana: a principios de este siglo, el teatro en nuestro país parecía en jauja de directores, diseñadores, actores y técnicos pero en penuria de dramaturgos, ante un entorno literario que privilegiaba la escritura narrativa, ensayística y hasta poética, pero que bien pocos eran quienes se animaban a empuñar la pluma para escribir textos escenificables.
Aurora propuso, pues, una solución de actriz (que también es): hacer teatro —mucho teatro—, tanto como para allegarse los apoyos necesarios para fomentar su escritura, producirlo, representarlo y hacerlo girar. Propuso también una solución de productora, en la acepción contemporánea y globalizada de la palabra, que conlleva abrirse al mundo y dialogar con él, promover l 'joint venture' en un espíritu de todos-bien-juntitos-y-lanzados-a-la-aventura (¿he dicho ya que mi socia es, de formación y en espíritu, actriz?). Había pues que cruzar los mares para tocar puertas, cambiar espejitos por espejitos, cuentas de vidrio por cuentas de vidrio, butacas por ojos, lenguas por dientes, compartir saberes y espectadores.
Así, DramaFest habría de nacer como un festival no que programara lo mejor del teatro de México y el mundo sino que produjera lo mejor del teatro de 'México con el mundo', comisionando textos mexicanos para verlos puestos en escena por directores extranjeros, peinando dramaturgias extranjeras contemporáneas para dar a montar lo más granado de ellas a creadores escénicos mexicanos.
"Fundación BBVA Bancomer nos ha favorecido con un apoyo de su Proyecto Bi para seguir impulsando la cultura del teatro contemporáneo mexicano"
En su arco dramático, nuestro festival ha debido enfrentar múltiples avatares del financiamiento público a proyectos culturales y el habitual desinterés de la iniciativa privada por la cultura, entendida como creación de ciudadanía y factor de desarrollo: hemos, pues, atravesado los círculos del Infierno y las gradas del Purgatorio pero hoy nos asentamos firmemente —aunque, como siempre en el teatro, sólo hasta que vuelva a alzarse el telón— en una esfera paradisiaca.
Hoy no sólo DramaFest puede presumir de haber celebrado ocho ediciones sino de haber contribuido a multiplicar la producción dramatúrgica mexicana. Además, nuestra edición 2018 marca un hito en nuestra historia: la primera ocasión en que el diálogo se hace de ida y vuelta, con la presentación de dos de nuestras producciones en nuestro país invitado, Suiza. Es una historia que involucra muchos personajes y, en su última escena —acaso como 'deus ex machina'—, el concurso generoso y comprometido de Fundación BBVA Bancomer, que nos ha favorecido con un apoyo de su Proyecto Bi para seguir impulsando la cultura del teatro contemporáneo mexicano en todo el país, y ahora allende sus límites.
Suenan atronadores y merecidos los aplausos (sólo que ahora desde el escenario).
* Nicolás Alvarado es escritor y promotor cultural. Es productor asociado de la compañía Teatro de Babel y de DramaFest, columnista de Milenio Diario y autor de los libros Con M de México y La ley de Lavoisier, y de las obras de teatro Cena de Reyes y Te vuelvo a marcar.