Historia del dinero: del trueque a las criptomonedas
El dinero nació del sexo, la religión y la política. Pero también de la convivencia y la confianza. Primero fue el trueque. Después, la moneda y el billete, que han dado paso a la era de la red. Un mundo en el que el espacio y el tiempo han colapsado y las operaciones se realizan en bits. Para entender el presente y predecir el futuro, Chris Skinner reflexiona sobre el pasado del dinero en el libro 'El próximo paso. La vida exponencial', que se puede descargar gratuitamente en la web del proyecto OpenMind de BBVA.
La historia de la humanidad tiene millones de años de antigüedad y durante su transcurso han habitado el planeta con otras especies de homínidos de las que, actualmente, solo quedan huesos expuestos en museos. Sin embargo, los humanos siguen aquí ¿Qué es lo que les ha hecho sobrevivir? El profesor Yuval Harari, autor de ‘Sapiens. De animales a dioses’, afirma que sólo existe una característica propia del homo sapiens que lo explique: su capacidad para crear y creernos ficciones. Para Harari, tener un sistema complejo de comunicación nos permitió compartir creencias y convivir así en grupos de cientos de individuos, lo que le ayudó a los primeros humanos tanto a sobrevivir como a deshacerse de sus enemigos.
Así aparecen las primeras civilizaciones y con ellas una nueva necesidad: la de organizarse. Chris Skinner, presidente de The Finance Service Club y uno de los expertos en 'fintech' más conocidos, explica en el libro editado por BBVA cómo en la primera edad del hombre, el intercambio de bienes se realizaba a través del trueque. Fue así hasta que las tribus nómadas se volvieron sedentarias dando lugar a las primeras ciudades, la agricultura y una excedencia de bienes. Además, la sociedad iba aumentando en tamaño y complejidad de tal forma que las creencias compartidas desembocaron en las primeras religiones.
As de bronce acuñado entre el año 14 y el 37 dC en Emerita Augusta. - Colección BBVA
La Segunda Edad del Hombre: la invención del dinero
El dinero aparece entonces de la mano de la religión y de quienes imponían la ley en su nombre, aquellos más próximos a las deidades que todos compartían: los sacerdotes. En este tipo de sociedades sedentarias y agrícolas, donde todo el mundo tenía maíz y manzanas, el trueque ya no funcionaba. Así que los gobernantes, que no cultivaban la tierra, tuvieron que inventar un nuevo sistema que permitía controlar la abundancia de alimentos y las relaciones comerciales. De acuerdo con Skinner, la idea era que los agricultores dieran parte de sus bienes a los sacerdotes a cambio de dinero, que por aquel entonces consistía en oro, anillos o vidrio.
Pero, ¿cómo consiguieron darle valor a algo que antes no lo tenía? Skinner lo tiene claro: creando y justificando la prostitución a través de la religión. Toda mujer debía permanecer en el templo una vez en su vida hasta que un hombre apareciera dispuesto a pagar con dinero para tener sexo con ella. Así, tras la cópula la mujer volvía a quedar libre. De esta forma incluso concedieron al dinero cierto grado de santidad.
La tercera edad: la revolución industrial
El mundo y el comercio continuaron evolucionando. El dinero terminó por instaurarse como el método de pago predilecto en todas las culturas, relegando al trueque a un segundo plano. Oro, plata y otros metales valiosos se intercambiaban por ropas, alimentos y se utilizaban para pagar impuestos. Sin embargo, el desarrollo que trajo la mecanización del mundo provocó una nueva transformación del modelo.
Es cuando todos creen que algo tiene valor cuando realmente lo adquiere"
Con la revolución industrial llegó la máquina de vapor y con ella cambiaron las nociones de tiempo y espacio. Tanto personas como mercancías podían recorrer distancias antes imposibles en apenas días. Ni siquiera los océanos obstaculizaban las relaciones comerciales. El dinero, sin embargo, se convirtió en una traba. Los negocios cada vez implicaban cantidades monetarias más grandes y desplazar lingotes de oro era incómodo y peligroso. Skinner explica cómo esta circunstancia provocó la necesidad de generar otro sistema en el que todo el mundo pudiera confiar.
Es cuando todos creen que algo tiene valor cuando realmente lo adquiere. Solo hay que pensar en lo que diferencia a un billete de cinco de uno de cincuenta ¿Si ambos están hechos con el mismo papel por qué un cero hace que uno de ellos valga diez veces más? Porque todo el mundo ha acordado creer que esto es así. Skinner explica de esta forma la aparición del papel moneda y de los cheques. Para agilizar la economía, los gobiernos instaron a los bancos a empezar a emitir billetes y la gente confiaba en el valor de aquellos papeles por la promesa de pago que suponía que estas empresas estuvieran respaldadas por las instituciones públicas.
La cuarta edad del hombre: la era de la red
La era digital apenas lleva 70 años transformando el mundo y los cambios que ha provocado en apenas unas décadas habrían sido cuestión de siglos de épocas anteriores. La globalización, la inmediatez y la reducción de costes de la tecnología han facilitado la creación de una red a la que todos podemos acceder para relacionarnos, hacer transacciones y comerciar de igual a igual y de manera personalizada. Tal y como indica Skinner, esta transformación social hace necesario, de nuevo, otro sistema monetario. En esta ocasión basado en la plataforma que une todos: Internet.
El asesor financiero británico destaca cómo la red ha ampliado las posibilidades del sistema monetario, permitiendo realizar operaciones inimaginables e incluyendo mercados que antes no tenían cabida, como el africano. Los datos que ofrece Skinner cifran en 5.000 millones la cantidad de personas que han pasado de tener nulo acceso al mercado a estar ya en el medio digital.
Sobre el futuro del dinero, Skinner solo plantea preguntas. La tecnología ha demostrado que hacer posible lo inimaginable solo es cuestión de tiempo. La ciencia y el desarrollo cambian nuestra vida a gran velocidad. Se cubren unas necesidades y aparecen otras nuevas. De esta forma el dinero tendrá que volver a evolucionar para seguir el desarrollo imparable del ecosistema digital ¿Seguirá existiendo el intercambio monetario? ¿Qué concepto se tendrá del dinero? ¿Para qué se utilizará?
Chris Skinner cierra su capítulo con una incógnita incluso mayor aún: una vez que los humanos hayan conquistado la red y el espacio y hayan conseguido que la tecnología les solucione la vida a todos, ¿qué sentido tendrán los bancos, el dinero y la riqueza?