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‘Trade finance’: nuevos desafíos en el apoyo al comercio internacional

El comercio internacional desempeña un papel esencial en nuestra vida cotidiana: tanto en las naciones más desarrolladas como en los mercados emergentes, buena parte de los productos y servicios que consumimos son resultado, total o parcialmente, de transacciones comerciales con otros países.

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Aunque los ciclos económicos y las crisis han tenido su reflejo en la evolución de los flujos comerciales internacionales, el crecimiento de éstos a lo largo del tiempo ha sido robusto y generalmente superior al del PIB, y se espera que esta tendencia continúe en la próxima década si bien los condicionantes serán muy diferentes del período inmediatamente anterior. Crecerá el peso de la región Asia-Pacífico, que ya es el tercer polo del comercio mundial junto con Europa y Norteamérica; se replantearán las cadenas de producción descentralizadas; en (hasta ahora) grandes exportadores netos como India y China la demanda interna será protagonista; y comprobaremos el efecto del mayor proteccionismo de estos últimos años, cuya muestra más palpable son las tasas arancelarias impuestas por EE. UU. (aunque la mayor incertidumbre por su potencial disruptor puede estar en fenómenos como el Brexit).

El comercio internacional lleva asociados complejidad, obstáculos e incertidumbres, frecuentemente inevitables, que surgen de factores no controlables por los participantes, como por ejemplo la diferencia entre las jurisdicciones de importador y exportador, la necesidad de transporte (generalmente de larga distancia), las prácticas aduaneras y otras. Todo ello se plasma en mayor riesgo (ya sea de divisa, país, riesgo de crédito del comprador, riesgo de cumplimiento del vendedor, de transporte o legal) y en plazos de entrega más largos, que incrementan la importancia de la financiación.

El apoyo al comercio internacional forma parte de los servicios transaccionales ofrecidos por los bancos, que cuentan con una amplia gama de soluciones de gestión de los riesgos indicados anteriormente, con o sin financiación incorporada. Su complejidad varía desde las más sencillas y/o estandarizadas a aquellas estructuradas para una transacción en particular. Las más efectivas en la mitigación de los riesgos, como los créditos documentarios, incorporan, mediante requerimientos de documentación, hitos relevantes del proceso de fabricación y/o suministro de los bienes y servicios, como la salida de fábrica, el inicio o finalización del transporte internacional, los trámites de aduana, la puesta en marcha o incluso el período de garantía. Finalmente, los servicios de corresponsalía completan el circuito al gestionar la relación transaccional entre entidades financieras, esencial para la transferencia de los riesgos.

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El apoyo al comercio internacional forma parte de los servicios transaccionales ofrecidos por los bancos

Esta simbiosis de operación financiera y transacción comercial, unida a nuestra experiencia de décadas en ‘trade finance’, nos coloca a los bancos activos en comercio internacional en una posición privilegiada para aprovechar los avances tecnológicos. El reto no pasa sólo por hacer la vida más fácil a nuestros clientes y disminuir sus riesgos, sino por incorporar al comercio internacional a todos los agentes, especialmente a las pymes. Son precisamente las pequeñas y medianas empresas las que se quedan frecuentemente fuera de este tipo de transacciones debido principalmente a la falta de confianza por un lado entre importadores y exportadores, lo que reduce el número de transacciones comerciales y redunda en menor generación de bienestar; y por el otro, la falta de confianza de los bancos en estos participantes durante las fases iniciales del proceso productivo, cuando la orden de compra no se ha plasmado en documentos de pago, hace que la financiación sea insuficiente.

Hoy, las herramientas a nuestra disposición son muchas y su grado de desarrollo varía. Ya nos hemos acostumbrado a innovaciones revolucionarias como el uso de canales digitales para la contratación y consulta del estado de nuestra operación y la digitalización de documentos.

A pesar de que todavía no hemos agotado todas las ventajas de esta primera revolución digital, ya estamos empezando a ver en el mercado los primeros pasos de la segunda: aplicaciones de ‘blockchain’, en muchos casos impulsadas por los bancos. El potencial de esta tecnología pasa por transformar radicalmente la forma en la que establecemos la confianza en las transacciones, que es algo esencial en ‘trade finance’.

Pese a lo que pueda parecer no son revoluciones aisladas sino complementarias. El éxito de los nuevos ecosistemas, ya sean basados en 'blockchain' u otras tecnologías alternativas, requerirá la digitalización de las interacciones y los documentos.

* Orlando Guntiñas Rubio, Estrategia & Desarrollo de Negocio del área de Banca Transaccional BBVA