Todas las instituciones lo advierten: el cambio climático es un riesgo para el sistema financiero
Cada vez son más las organizaciones e instituciones económicas que identifican el cambio climático como la mayor fuente de riesgo de financiero global. La ‘Central Banks and Supervisors Network for Greening the Financial System’, (NGFS, por sus siglas en inglés) ya avisó de ello en enero. Para esta institución, garantizar la estabilidad y solidez financiera global es un mandato que deben asumir los bancos centrales y supervisores. Recientemente, ha sido el Fondo Monetario Internacional el que ha hecho la misma advertencia.
Conforme a las últimas recomendaciones hechas por la NGFS, llevar a cabo la transición ecológica, incentivar medidas sostenibles para la sociedad y más en concreto para el sector privado, o impulsar las distintas iniciativas que luchan contra el cambio climático, como el Acuerdo de París, es una tarea de los gobiernos.
Sin embargo, los bancos centrales y los supervisores tienen mucho que decir y hacer, ya que tienen la responsabilidad de estabilizar los precios y asegurar que las diferentes entidades que conforman el sector sean sólidas. Y, hoy en día, una de las mayores amenazas a las que se enfrenta el sector financiero también es el calentamiento global. Un riesgo que tiene características que deben ser consideradas y manejadas de diferente forma:
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- Impacto de gran alcance en amplitud y magnitud. El cambio afectará a todos los agentes de la economía (hogares, empresas, gobiernos), en todos los sectores y geografías. La globalización hace que estos riesgos probablemente estén relacionados entre sí, lo que podría magnificar los impactos de los cambios estructurales.
- Naturaleza previsible: el futuro es incierto, pero el cambio climático, como riesgo, es un hecho.
- Irreversibilidad. El impacto del calentamiento global se determina por la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, y no se puede revertir.
- Dependencia de acciones a corto plazo: la magnitud y la naturaleza de los impactos futuros será determinada por acciones tomadas hoy. Esto implica que gobiernos, bancos centrales y supervisores, entidades financieras, grupos de interés, las empresas y la sociedad en su conjunto deben tomar medidas para mitigar los efectos del cambio climático a medio y largo plazo.
La NGFS advierte que existe una gran probabilidad de que los riesgos financieros relacionados con el clima no se reflejen como es debido es las estructuras empresariales. Pero las organizaciones y las plataformas internacionales juegan un gran papel liderando acciones coordinadas a nivel mundial.
El NGFS es un foro voluntario basado en el consenso y ha lanzado seis recomendaciones para los bancos centrales, supervisores, políticos y entidades financieras con las que mejorar su papel en la ecologización de la sistema financiero, la gestión del medio ambiente y reducir los riesgos relacionados con el clima. Estas recomendaciones reflejan las mejores prácticas realizadas por los miembros de la NGFS, entre los que se encuentra el Banco de España y pretenden facilitar el papel del sector financiero en el logro del Acuerdo de París.
- Integrar los riesgos relacionados con el cambio climático en la monitorización de la estabilidad financiera y la supervisión bancaria. Los pasos en este sentido incluyen:
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- Evaluar los riesgos financieros relacionados con el clima mapeando los riesgos físicos y de transición dentro del sistema, realizando análisis de riesgos cuantitativos relacionados con el clima para dimensionar los riesgos en todo el sistema considerando cómo el impacto físico y de transición del cambio climático puede ser incluido en la macroeconomía.
- Integrar los riesgos relacionados con el clima en la supervisión, incluyendo el compromiso de las entidades financieras de asegurar que los riesgos relacionados con el clima sean comprendidos y discutidos, garantizar la identificación, el análisis, la gestión y el reporte de los temas asociados a este problema y aportar orientación a las empresas.
- Integrar los factores de sostenibilidad en la gestión del portafolio de los bancos centrales. Esto incluiría a los criterios ambientales, sociales y de buen gobierno (ESG, por sus siglas en inglés) en la gestión de las carteras de inversión en lo medida de lo posible.
- Superar carencias en la recolección de datos. La NGFS recomienda que las autoridades públicas compartan sus datos con el Climate Risk Assessment y, siempre que sea posible, hacerlos públicos. En ese sentido, la NGFS ve con buenos ojos el establecer un grupo de trabajo conjunto con partes interesadas para salvar las lagunas de datos existentes.
- Crear conciencia y capacidad intelectual técnica para el intercambio de conocimientos. Esto implica que los bancos centrales, supervisores y diferentes instituciones financieras sean capaces de colaborar entre sí y con sus grupos de interés para mejorar la comprensión de los riesgos financieros ligados al cambio climático.
Las recomendaciones siguientes (5 y 6) no entran directamente en el competencia de los bancos centrales y supervisores, pero apuntan a acciones que pueden ser tomadas por los responsables políticos para facilitar el trabajo de bancos y supervisores, y también los del sector privado.
- Lograr la divulgación relacionada con el clima y el medio ambiente. Debe establecerse un marco de divulgación robusto que se apoye en las recomendaciones de la Task Force on Climate-related Financial Disclosures (TCFD).
- Apoyar el desarrollo de una taxonomía de actividades económicas. La NGFS alienta a los formuladores de políticas a reunir a sus grupos de interés relevantes y expertos para desarrollar una taxonomía que aumente la transparencia en torno a las actividades económicas que faciliten la transición a una economía baja en carbono y que estén más expuestas a los riesgos relacionados con el riesgo ambiente. Esta taxonomía podría facilitar la identificación y evaluación de las instituciones financieras y ayudar a obtener una mejor comprensión del riesgo potencial. Además, ayudaría a movilizar capital para inversiones verdes y bajas en carbono.
Para la NGFS, el cambio climático presenta riesgos financieros significativos que serían mitigados mediante una transición temprana y ordenada. Para asegurar esta transición, debe hacerse una trabajo analítico por parte de los bancos centrales y los supervisores con metodologías para identificar, cuantificar y mitigar el cambio climático. Para ello, la organización planea desarrollar un manual sobre el clima y los riesgos relacionados con el medioambiente; directrices voluntarias sobre el análisis de riesgos basados en posibles escenarios; y mejores prácticas para incorporar la sostenibilidad.
La NGFS fue lanzada como una red en 2017 durante la Cumbre de One Planet en París y está integrada por 28 miembros que participan en tres grupos de trabajo diferentes: supervisión, macro-financiación e integración de la financiación verde. Estos bancos centrales y supervisores tienen como objetivo mejorar el rol del sistema financiero para gestionar los riesgos y movilizar capital hacia inversiones verdes y bajas en carbono. De este modo, su propósito es definir y promover las mejores prácticas para ser implementadas dentro y fuera del grupo de la NGFS, así como llevar a cabo un trabajo analítico sobre finanzas verdes.