Tasa de rentabilidad requerida: ¿qué es?
El valor de cualquier inversión depende básicamente de 2 factores: el beneficio neto esperado y la tasa de rentabilidad requerida. Cuando nos enfrentamos a la decisión de si realizar o no una inversión, casi siempre nos fijamos en el beneficio que nos va a dar (o que esperamos que produzca); sin embargo, olvidamos el concepto de tasa de rentabilidad.
Para los no expertos los términos “beneficio neto esperado” y “tasa de rentabilidad requerida” pueden resultar desconocidos, pero lo cierto es que no son conceptos complejos. La expresión "beneficio neto esperado" se refiere al beneficio neto (es decir, descontando todos los gastos) que esperamos obtener por nuestra inversión.
Mucho más desconocida es la "tasa de rentabilidad requerida", que es la estimación del coste de oportunidad que tiene el inversor respecto al capital comprometido en la inversión. Dicho coste de oportunidad es una apreciación personal y subjetiva y, por tanto, varía según quién la haga.
La tasa de rentabilidad requerida incluye dos componentes:
- El coste o la rentabilidad del dinero sin riesgo.
- La prima de riesgo.
A la hora de hacer cálculos financieros, tomamos siempre como referencia la rentabilidad que ofrecen las obligaciones del Estado a 10 años (a veces a 30 años). Estas inversiones en renta fija son lo más parecido a lo que nos podemos acercar con riesgo nulo. Invertir, por tanto, en obligaciones del Estado, se considera como la inversión sin riesgo por excelencia.
Si bien la compra de emisiones de deuda del Estado carece de riesgo, su rentabilidad suele ser muy baja. Pero conocer esta tasa de rentabilidad resulta muy útil para valorar otro tipo de inversiones. ¿Qué sentido tiene invertir en algo que ofrece menos rentabilidad que la deuda pública, si sabemos que si compramos deuda pública no corremos ningún riesgo?
Este es, por tanto, el primer factor que tenemos en cuenta a la hora de calcular nuestra tasa de rentabilidad requerida. Lógicamente, de cualquier inversión tenemos que requerir siempre una rentabilidad superior a la que ofrece la deuda pública.
El segundo factor es la prima de riesgo que le asignamos a nuestra inversión. Teniendo en cuenta lo visto anteriormente, entendemos que la prima de riesgo es un plus de rentabilidad que se le pide a toda inversión que tenga un riesgo implícito. Calcular el riesgo de una inversión es muchas veces complicado. Aquí, conocer y entender nuestra inversión es de radical importancia.