Susan Fiske y Shelley Taylor, Premio Fronteras por desvelar el papel de los sesgos cognitivos en las relaciones sociales
La Fundación BBVA ha galardonado a Susan Fiske y Shelley Taylor con el Premio Fronteras del Conocimiento en Ciencias Sociales por sus pioneras aportaciones que han permitido entender el papel de los atajos cognitivos en la configuración de las interacciones sociales. Las psicólogas sociales americanas, dos de las más influyentes aún en activo, han sido fundamentales para saber cómo esos atajos en los procesos mentales intervienen en la formación de juicios de valor sobre otras personas y situaciones sociales.
El jurado del premio ha señalado que su libro seminal de 1984, ‘Cognición social’, dotó de un marco teórico al campo del mismo nombre y actualmente sigue siendo una de las obras de referencia en el área, convirtiéndose “en un clásico moderno, que ha inspirado e inyectado energía en incontables investigadores a lo largo de tres décadas”.
Las galardonadas se conocieron a principios de los 70 en la Universidad de Harvard, siendo Susan Fiske alumna de Shelley Taylor. Esta última ya había investigado la teoría de la atribución, que aborda la cuestión de a qué atribuyen las personas su comportamiento y el de los demás. Su trabajo conjunto contribuyó a la integración a principios de los años ochenta de los enfoques de dos campos hasta entonces distantes entre sí: la psicología social y la psicología cognitiva.
Con ‘Cognición social’, las galardonadas proponían un modelo en el que las personas procesan la información sobre su entorno social (personas, grupos, situaciones sociales) en dos velocidades: una lenta, basada en el análisis sistemático de toda la información disponible, y otra rápida, más frecuente, apoyada en “atajos cognitivos”, sesgos y estrategias que simplifican problemas complejos, haciendo primar la eficiencia sobre la corrección.
Susan Fiske y Shelley Taylor, Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Ciencias Sociales - Fundación BBVA
Lo primero que estudiaron fue el fenómeno de la saliencia (por el que cualquier información que destaque, será a lo que se le atribuya la causa de lo que ocurre en esa situación). Fiske y Taylor definieron también varios tipos de pensador social, y en concreto acuñaron el concepto de avaro cognitivo, un tipo de sesgo que inclina la percepción hacia la información que confirma las propias creencias, reduciendo así el esfuerzo mental de procesarla. El avaro cognitivo es un sesgo que se basa y a la vez refuerza los estereotipos.
¿Podemos superar los prejuicios?
“El mundo social es intrínsecamente complicado y nuestras mentes son limitadas, así que tomamos atajos. No podríamos caminar por la calle si intentáramos formar una impresión individualizada de cada persona con las que nos cruzamos”, explica Fiske. Según la psicóloga, “tenemos que decidir rápidamente si son inofensivas o peligrosas, y para esto tomamos atajos que la mayor parte de las veces nos sirven para sobrevivir, pero a veces son perjudiciales, por ejemplo los prejuicios o estereotipos raciales o de clase”.
Respecto a si se puede actuar sobre estos sesgos, Taylor cree que buena parte de la cognición social es innata. “Es difícil imaginar cómo hubiéramos sobrevivido como especie si no lo fuera”, comenta. Aunque aclara que “más allá de eso, la mayor parte de lo que pensamos sobre las personas, y sobre todo personas concretas, lo adquirimos por nuestras experiencias, y por tanto las categorías o dimensiones que usamos para pensar sobre ellas son modificables a lo largo de la vida”.
El jurado del premio ha reconocido también el trabajo independiente de cada una de ellas. Fiske ha investigado especialmente la formación de estereotipos, prejuicios y actitudes de discriminación y cómo todos ellos pueden ser estimulados o, alternativamente, desincentivados por propiedades de las relaciones sociales como la cooperación, la competición y las relaciones de poder. “He dedicado la mayor parte de mi carrera a estudiar cómo intentar superar los estereotipos dañinos”, dice Fiske. “Hemos comprobado, por ejemplo, que cuando pones a las personas a trabajar en equipo, cuando son interdependientes y se necesitan las unas a las otras, entonces se preocupan mucho más de individualizar sus impresiones e ir más allá de los estereotipos raciales, de clase u otros tipos de sesgos discriminatorios. Si pones a trabajar a personas de diferentes grupos o categorías, y les dices que su bonus depende de que consigan un objetivo juntos, ¡es impresionante lo rápido que superan estos estereotipos!”.
Por su parte, Taylor es una de las principales impulsoras del campo de la psicología de la salud. En este sentido, ha desarrollado investigaciones sobre cómo el estrés afecta a la salud, y cómo los factores sociales pueden mitigar dicho impacto. Además, descubrió el papel o función de las ilusiones positivas, la tendencia humana de ver el futuro de manera más positiva de lo que probablemente será. Preguntada sobre la posible aplicación de sus investigaciones a la actual situación de confinamiento provocada por el coronavirus, Taylor afirma que las ilusiones positivas pueden ser una forma de adaptarse y amortiguar el estrés que nos provoca el distanciamiento social, y destaca la importancia de mantener el soporte social recurriendo a las aplicaciones tecnológicas.