¿Cómo superó Europa la tormenta perfecta? Retos a futuro de la eurozona
Europa ha vivido una tormenta perfecta durante los últimos años, en los que la crisis ha puesto contra las cuerdas a sus instituciones económicas y políticas. Los choques podrían quitar el sueño a cualquiera: crisis bancaria, crisis de deuda soberana, riesgo de ruptura del euro y riesgo de deflación. Sin embargo, Europa superó con éxito esta tormenta perfecta “gracias al papel desarrollado por del Banco Central Europeo durante la crisis y al impulso institucional de las autoridades europeas en la construcción de una unión bancaria genuina”, afirma José Manuel González-Páramo, en un artículo publicado en los Cuadernos de Información Económica de Funcas, titulado El BCE y la unión bancaria: hacia una Europa más integrada y resistente.
En su opinión, “en los últimos cuatro años, las autoridades han dado un paso de gigante hacia la construcción de una Europa más unida y resistente para afrontar las crisis futuras”. Sin embargo -advierte el consejero ejecutivo de BBVA- “el trabajo no está acabado”, en referencia a dos asignaturas pendientes: la unión fiscal y la unión política.
José Manuel González-Páramo sugiere en este artículo que es necesario “perfeccionar la zona del euro para dotarla de una arquitectura más robusta desarrollando un marco legislativo armonizado y reforzando el marco institucional con mayores niveles de integración y nuevas transferencias de soberanía a autoridades supranacionales”. En este sentido, considera que este paso es esencial “para resistir mejor los futuros choques financieros y reales, así como para asegurar un funcionamiento óptimo del BCE, eliminando las restricciones con las que ha operado la autoridad monetaria: una estructura institucional caracterizada por la segmentación de los mercados de capitales y de los bancos y sin una autoridad fiscal única que actúe de contraparte”.
Los pasos a dar, si bien son conocidos, plantean grandes retos por las “diferencias de puntos de vista y niveles de ambición (entre los políticos europeos) que podrían ser un obstáculo para recorrer el camino marcado” y anima a los líderes europeos a “abordar estos temas con una perspectiva de largo plazo, poniendo las luces largas y no las cortas”.
“Ahora, más que nunca, se trata de dilucidar hasta qué punto los distintos países están dispuestos a ceder soberanía, y a qué ritmo quieren avanzar para acabar de construir la Europa que queremos en el futuro”, concluye su artículo.