¿Por qué las agencias calificadoras ponen notas a nuestro país, ciudad o ayuntamiento?
Una agencia de calificación (también llamada agencia de rating) es una empresa que se dedica a calificar una determinada emisión de deuda de su cliente. Valora diferentes aspectos y pone una nota a la emisión concreta de deuda en función del riesgo que comporte la emisión.
Principalmente, las tres empresas que se dedican a esta misión son Standard & Poor’s (la empresa que, por otra parte, elabora índices tan importantes como el Standard & Poor’s 500), Moody’s y Fitch, tres empresas americanas. Existe, además, un proyecto de agencia de calificación europea.
A cada emisión le pone una nota en letras, al estilo de las notas de los estudiantes en EEUU, país del que proceden las tres principales agencias de calificación. Aunque existen pequeñas diferencias entre agencias de calificación, la mejor calificación es la triple A.
¿En qué se traducen las notas de las agencias de calificación?
Las notas de las agencias de calificación, el rating como se le denomina en inglés, nos muestran si es más o menos probable el impago y cómo van evolucionando las perspectivas de cambio. Es decir, nos traducen a una escala el riesgo de que el emisor de la deuda no nos devuelva el dinero que hemos prestado.
¿Para qué sirven las notas y la actividad de las agencias de calificación?
La valoración de los riesgos, de lo probables o improbables que puedan ser las diversas situaciones adversas que pueden afectar a una emisión de deuda, es una labor que debe realizar cualquier inversor profesional. Pero estas entidades hacen una valoración conjunta de todos los factores que pueden afectar al riesgo de impago de una emisión, valorando la mayor o menor probabilidad de impago en una escala medible y comúnmente aceptada.
De este modo, mientras las agencias de calificación conservan su credibilidad, el inversor sabe que el riesgo que valoran los participantes en el mercado para esa inversión se mueve en los rangos que marcan las agencias de calificación. Es muy importante tener en cuenta que el riesgo es dinero en los mercados financieros. Cuanto mayor sea el riesgo de una emisión, mayor será el interés que exigirán los acreedores para prestar el dinero.
¿Quién y por qué contrata y paga a las agencias de calificación?
El cliente de las agencias de calificación es el emisor. Existen también algunas agencias de calificación que elaboran informes sobre la solvencia de determinados emisores y a los que se accede mediante suscripción, pero las calificaciones más conocidas son las que se realizan a requerimiento del emisor por la tres grandes agencias calificadoras.
El emisor paga por la valoración de su deuda porque con ello contribuye a aportar una mayor certidumbre a los mercados. Pasa a ser de conocimiento común que las principales agencias de rating han calificado cuál puede ser el riesgo de su emisión. Eso disminuye el temor de los potenciales inversores a pensar que están cobrando menos de lo que les correspondería en función del riesgo de la emisión, al haber una medición conocida y de gran aceptación del riesgo de impago. De no haberla, podrían pensar que el riesgo es mayor y podrían exigir un interés más alto.
¿Cómo funcionan las agencias de calificación para poder elaborar sus notas?
Las agencias de calificación analizan un amplio conjunto de información. Valoran las perspectivas de futuro del emisor, los riesgos que pueden acontecer, el contexto político, el entorno económico y su influencia sobre la emisión. Y valorados todos esos aspectos, sintetizan en las calificaciones el riesgo que pueda existir de impago.
En cierto modo podría compararse con un examen escolar. En un examen escolar se quiere obtener información sobre el grado de conocimiento de un estudiante acerca de un amplio conjunto de aspectos, que conforman la materia objeto de examen. Pero, después, en el examen solamente “caen” unas ciertas preguntas sobre la materia. Con los resultados obtenidos de las respuestas, se pretende inferir el grado de conocimiento del estudiante del conjunto de la materia. Las calificaciones más elevadas se deben correlacionar, si el examen es correcto, con mayores probabilidades de que el estudiante conozca bien el conjunto de la materia.
El caso de las agencias de calificación es semejante. Analizan un conjunto de datos sobre el emisor y el entorno en el que se mueve y con ese análisis pretenden examinar si es más o menos probable que el emisor sea capaz de devolver lo que le presten.
¿Y por qué las agencias de calificación ponen nota a los ayuntamientos o a los estados?
Ponen nota a esas administraciones porque la administración correspondiente lo solicita para que califiquen su deuda. Esta calificación tiene especial importancia porque contribuye a analizar dos aspectos de singular importancia. En primer lugar, la solvencia del Estado se relaciona con su capacidad para generar ingresos y la necesidad de atender gastos, lo que está relacionado con las perspectivas de crecimiento en el país. Esa es una referencia importante del entorno económico al que se enfrentan todos los demás emisores de deuda con intereses en ese país.
En segundo lugar, la solvencia de los emisores privados depende de la solvencia del Estado y de las propias perspectivas políticas que se den en el país. El Estado tiene capacidad para aumentar o disminuir impuestos, cambiar el marco legal, realizar expropiaciones, introducir barreras al comercio internacional, etc. Y ese contexto afecta de manera especial a las empresas asentadas en el país.
Por eso la calificación que se otorgue a las emisiones del Estado de un país, se toma habitualmente como la calificación de las inversiones de mínimo riesgo que hay en el país. De esta manera, la calificación de la deuda del Estado es un indicador que se relaciona con el riesgo de todas las operaciones de financiación del país, incluidas las de los particulares, y con los tipos de interés que se piden a cambio de esa financiación.
En algunos casos, existen empresas que pueden sortear los problemas derivados de la mala calificación de la deuda del Estado en el país en el que mantienen sus principales intereses gracias a una buena política de diversificación geográfica, lo que ha permitido a algunas empresas tener mejor calificación que el Estado del país donde mantienen sus principales intereses.