Vídeo | Cómo llegar hasta la cima de una cumbre en Alaska gracias al trabajo en equipo

Karla Wheelock no conocía a la mitad de los compañeros de expedición con los que se disponía a alcanzar una cumbre en Alaska, por lo que se planteó realizar la subida en solitario. El individualismo podría haber vencido si no llega a ser por Peter, el líder de la expedición, quien dadas las condiciones climáticas tomó la decisión de que el grupo subiera atado para que la escalada fuera más segura: “O subimos encordados o no subimos”, determinó.

Pronto la confianza y la cooperación hicieron que el equipo se integrara como una familia. Todos dependían de todos. El primero marca el paso y el último, que actúa de anclaje, vela por la seguridad del conjunto. La diversidad del grupo no supuso un problema ya que todos trabajaban por un objetivo común: llegar a la cima

En esas condiciones, una mala decisión es determinante. Cuando se sube solo, es el alpinista quien asume las consecuencias, pero cuando el grupo sube encordado, un error individual puede suponer una desgracia para el conjunto del equipo. Eso fue lo que le pasó a Karla, cuando una mala pisada por una motivación individual hizo que se resbalara y cayera, poniendo en peligro a todos los miembros de la expedición. 

En este momento comprendió que “si tú avanzas y creces, dejas que el otro crezca” y que “si tú cumples tu parte permites que los otros también cumplan”. Desde entonces, la montañista trata no solo de pensar en sí misma, sino de agradecer la confianza que depositan en ella para alcanzar el fin último de llegar todos juntos a la meta. 

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