Ventajas e impacto positivo de la donación de alimentos
Cada vez más países ponen el foco en la obligación de donar los excedentes alimentarios. Además de paliar situaciones de vulnerabilidad, esta actividad conlleva ventajas para los donantes: fiscales, legales, reputacionales y de talento. Solo en España en 2022, los bancos de alimentos repartieron 151.000 toneladas de comida entre más de 1,2 millones de beneficiarios.
Un contenedor lleno de berenjenas que no son lo suficientemente moradas ni lisas como para llegar al supermercado. La imagen no es una anécdota aislada. Esta se repite a las puertas de los centros de clasificación y distribución del mar de invernaderos de Almería, una de las regiones agrícolas más productivas de Europa. En España, 7,7 millones de toneladas de alimentos acaban cada año en la basura. Un 39% lo hace en la fase de producción y fabricación, según la memoria del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Pero hay un porcentaje cada vez mayor que se salva y acaba llegando a los platos de quienes más lo necesitan.
Cada año, en Almería se producen algo menos de 4 millones de toneladas de frutas y hortalizas, la mayoría destinadas a exportación. Sin embargo, hay otra parte de los alimentos cultivados que acaba en la basura. Algunas estimaciones calculan que, en esta provincia española, la actividad agrícola genera más de dos millones de toneladas de residuos vegetales en fresco. Pero, en los últimos tiempos, las Organizaciones Productoras de Fruta y Hortaliza de la zona han reforzado las donaciones al Banco de Alimentos de Almería para reducir estas cifras. En la última campaña lograron salvar de la basura más de medio millón de toneladas de alimentos.
La donación es una de las grandes herramientas para reducir el desperdicio alimentario, reforzar la lucha contra el hambre y la pobreza y minimizar el impacto medioambiental de la producción de comida. Una herramienta que también tiene una serie de ventajas claras para las empresas donantes.
¿Cómo funciona la donación y los bancos de alimentos?
A principios de año, el Consejo de Ministros de España aprobó el proyecto de ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario. La norma, que todavía debe ser debatida, pone el foco en la obligación de donar los excedentes alimentarios a lo largo de toda la cadena de suministro. Entre otras cosas, prevé obligar a las empresas de la industria alimentaria a firmar convenios con organizaciones sociales como los bancos de alimentos, que llevan muchos años tendiendo puentes entre el sector y las ONG y las fundaciones que ayudan a quienes lo necesitan.
“Los bancos de alimentos funcionamos como un intermediario, entre comillas. Recibimos alimentos a través de distintas vías y se los entregamos a organizaciones benéficas que son las que los distribuyen a las personas necesitadas”, explica Pedro Castaños, subdirector del gabinete técnico de la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL). “Recibimos los alimentos a través de donaciones particulares, de programas públicos y de la industria alimentaria y de la distribución, procedentes tanto de excedentes como de productos perecederos que se retiran del mercado”.
De acuerdo con Castaños, existen muchas razones por las que un producto acaba siendo donado, desde un mal etiquetado o unos valores estéticos que no son los adecuados hasta estar próximo a la fecha de consumo preferente. Después, los bancos distribuyen los alimentos a todo tipo de entidades benéficas en función de sus necesidades y de la cantidad de comida de la que dispongan. “La FESBAL la conforman 54 Bancos de Alimentos que operan repartiendo alimentos entre 6.919 entidades benéficas”, señala Castaños. “En 2022, repartimos 151.000 toneladas de alimentos entre más de 1,2 millones de beneficiarios”.
El sector privado ha tomado la delantera y empresas como BBVA han decidido terminar con el excedente alimentario de sus sedes corporativas. Con la colaboración de Oreka Circular Economy, la entidad financiera aprovecha desde 2022 los excedentes generados en los comedores de sus oficinas y los distribuye al final de cada jornada a entidades sociales de Madrid. “Es un paso más en nuestra apuesta por ser una entidad verde, más eficiente y ayudar además a los que más lo necesitan. Este proyecto de economía circular nos permite ser más sostenibles y sentirnos más cerca de la comunidad de la que formamos parte”, afirma Desirée Grande, responsable global de Inmuebles y Servicios en BBVA.
El impacto social y ambiental de la donación
La donación de excedentes alimentarios tiene unos beneficios sociales y ambientales claros. Por un lado, sirve para paliar la situación de vulnerabilidad de algunos segmentos de la población y refuerza la red de ayuda de proximidad. Por otro lado, reduce el volumen de desechos que llega a las plantas de residuos y contribuye a reforzar la eficiencia de la cadena de suministro alimentario, lo que a su vez reduce el consumo energético y las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) asociadas a la producción de comida.
“La donación de alimentos contribuye a la lucha contra la pobreza, no solo porque se ayuda a quien no tiene para comer, sino que también se posibilita que gaste el dinero en otras cosas, como comprar ropa o material escolar, y mejore sus condiciones de vida”, explica el subdirector del gabinete técnico de la FESBAL. “Desde el punto de vista ambiental, donar alimentos evita que haya que volver a producir comida que ya está ahí y volver a gastar energía en hacerlo. Así, tiene un impacto positivo muy importante en la reducción de la huella de carbono de la alimentación”.
Ventajas para las empresas donantes
Más allá de los beneficios que presenta para la sociedad y el medioambiente, la donación de alimentos también tiene una serie de ventajas claras para las empresas donantes.
- Responsabilidad social y reputación de la empresa. Contribuir a la lucha contra la pobreza y a la mitigación del cambio climático refuerza el compromiso social de las empresas y tiene un impacto positivo directo en su reputación ante clientes, accionistas, inversores y otros actores del mercado.
- Atracción y retención del talento. Cada vez más personas valoran la implicación de las empresas en la reducción de las desigualdades y del impacto en el medioambiente. También, cada vez más personas valoran trabajar en una empresa que sea responsable, por lo que donar alimentos refuerza el sentido de pertenencia de los empleados y contribuye a atraer y retener talento.
- Ventajas fiscales. Tras la reforma de la ley de Mecenazgo que entró en vigor el pasado 1 de enero, en España, las personas físicas pueden deducir en el IRPF un 80% de los primeros 250 euros de donaciones y un 40% de lo que supere esa cantidad (un 45% para donaciones continuadas durante un mínimo de tres años). Las entidades jurídicas pueden deducir un 40% del importe de los donativos del impuesto de sociedades (el 50% para donaciones continuadas).
- Cumplimiento legal. En la actualidad, no es obligatorio para ninguna empresa donar sus excedentes alimentarios. Sin embargo, la nueva normativa que está siendo tramitada para reducir el desperdicio de alimentos obligará a las empresas de la cadena alimentaria a contar con un plan para identificar dónde se producen las pérdidas e implementar medidas para minimizarlas, priorizando la donación para el consumo humano.
Desde la creación del St. Mary’s Food Bank en Phoenix (Arizona) en 1967 –se considera el primer banco de alimentos a nivel mundial–, este tipo de organizaciones se ha convertido en un pilar esencial en la reducción del desperdicio alimentario. Solo en Europa, en 2022 evitaron que 875.000 toneladas de comida acabasen en la basura y llegasen a los platos de 12,4 millones de personas, según la Federación Europea de Bancos de Alimentos. Las nuevas leyes como la española contribuirán a reforzar todavía más el papel de la donación en la obligada lucha contra el desperdicio de alimentos.