Un hospital, premio de arquitectura por su impacto social
El Hospital de la Amistad de Satkhira (Bangladés), abierto en 2018 por la ONG Friendship, utiliza materiales locales, protege a sus pacientes frente a las inundaciones y además tiene un bonito diseño. Con estos mimbres ha ganado el prestigioso premio internacional de arquitectura RIBA 2021.
El Hospital de la Amistad de Satkhira, zona rural costera del suroeste de Bangladés, es un centro sanitario comunitario de 80 camas abierto en 2018 por la ONG Friendship en terreno donado por un filántropo local, y diseñado por el arquitecto bangladesí Kashef Chowdhury y su estudio URBANA.
El edificio tiene un bonito diseño pero su objetivo no es la belleza: la resiliencia y la protección de sus pacientes frente a las inundaciones que provoca la subida del nivel del mar como consecuencia del cambio climático. Y a bajo coste, además. Con estas credenciales, se ha hecho con el prestigioso Premio Internacional RIBA 2021 (Real Instituto de Arquitectos Británicos) a la mejor obra nueva por ser ejemplo de excelente arquitectura con impacto social.
“En un contexto cambiante debido al aumento del nivel del mar, en el que los campos de cereales han sido reemplazados por pesquerías de camarones, el agua circundante desempeña un papel clave en el edificio”, explica el jurado del Premio Internacional RIBA 2021. Un canal zigzagueante recoge el agua de lluvia, lo que, además de ayudar a aprovechar este recurso natural, refresca el ambiente y distrae y relaja a familiares y enfermos.
“La tecnología del hospital no se destaca, sino que se esconde en la sencillez del diseño de su planta, que transmite una sensación de protección a sus usuarios”, prosigue el jurado en su descripción. El centro sanitario se completa con corredores de sombra alrededor de los bloques, una serie de patios que aportan luz y ventilación natural a la estructura. Además, se han usado ladrillos humildes, característicos de la zona, y está dividida en espacios diferenciados para pacientes hospitalizados y ambulatorios.
Un lugar que atiende a millones de personas
“Con la interacción de la luz, la arcilla, el aire y el agua, la belleza del Hospital de la Amistad cobra más vida aún por el propósito al que sirve. Trae nuevas esperanzas de un mejor mañana a algunas de las personas más afectadas por el clima en este planeta”, ha declarado, en nota de prensa publicada en la web de su ONG, Runa Khan, fundadora y directora ejecutiva de Friendship. La organización recuerda que la infraestructura se alza en un territorio muy amenazado también por los ciclones y la salinización. Además, es el centro de un sistema comunitario que lleva atención médica a 6,5 millones de personas.
“Conocía el edificio y me parece muy representativo de un cambio de tendencia en arquitectura, que se está reflejando en los premios”, comenta Manuel Enríquez, socio de ByE Arquitectos y presidente de la Asociación Sostenibilidad y Arquitectura (ASA). “Venimos de una época de proyectos espectaculares que no tenían en cuenta muchos más aspectos. Hay algunos que parecen auténticos homenajes al puente térmico, sobre todo para los que estamos interesados por la eficiencia energética. En los últimos años, y al igual que lo está haciendo el conjunto de la sociedad, la arquitectura está respondiendo a nuevas realidades y necesidades sociales”, observa Enríquez. La mirada de género, la inclusión, la transversalidad, los materiales, la accesibilidad universal son algunas de esas nuevas realidades.
Enríquez ve aún mucha “arquitectura de espectáculo”, que persigue el efecto 'wow' y busca dejar con la boca abierta. “Sobre todo en territorios de nueva creación que quieren un edificio icónico, aunque luego no sepan para qué sirve, cómo funciona o cómo mantenerlo”, lamenta. “Hay un sector que todavía ve en las construcciones amigables o sostenibles una suerte de arquitectura de segunda división. Y es un error. Son conceptos compatibles. Es arquitectura con mayúsculas”, defiende.
“Kashef Chowdhury/URBANA ha logrado un edificio diseñado con un toque humano que se integra hábilmente con su entorno y utiliza materiales artesanales locales y tradicionales. Es muy relevante para los desafíos globales, como el acceso desigual a la atención médica y el impacto aplastante del cambio climático en las comunidades vulnerables. Es una demostración de cómo se puede lograr una hermosa arquitectura a través de un buen diseño cuando se trabaja con un presupuesto relativamente modesto y en un contexto difícil. Este hospital es una celebración de un edificio dedicado a las personas”, declaró la arquitecta francesa Odile Decq, presidenta del jurado, al anunciar a los ganadores.
Indicios de cambio
Incluir la dimensión social en un premio tan reconocido y reputado como el RIBA International Award, que se concede desde 2016, cada dos años, es un punto de inflexión significativo, según cree Enríquez. “Vemos más indicios en esta línea, por ejemplo, en la reciente concesión del Pritzker [el Nobel de arquitectura] a los arquitectos franceses Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal”. Conocidos por su principio de “nunca demoler”, estos arquitectos incluyen una visión amplia del concepto de sostenibilidad (como un balance entre los económico, lo ambiental y lo social), rehabilitaciones de viviendas sociales en entornos degradados y un empeño en poner en primer plano a los habitantes de sus obras.
Dice Enríquez que cada vez “se perciben más brotes verdes” y una mayor sensibilidad de los edificios hacia los usuarios que los habitan. El Hospital de la Amistad la tiene. A juicio de Enríquez, era el más sencillo, el menos espectacular, de los tres finalistas del Premio Internacional RIBA 2021 (competía con la Galería James Simon en Berlín, de David Chipperfield; y con Lille Langebro, en Copenhague, de WilkinsonEyre).