Trucos para ahorrar agua
El agua es un elemento imprescindible para el día a día a cuyo consumo no se le presta la debida atención –salvo en los cada vez más frecuentes momentos de sequía– debido a que su acceso y precio son aún muy asequibles para el servicio que presta. El aumento de la concienciación ecológica que se vive de unos años a esta parte no es, sin embargo, todavía suficiente para que los hábitos de los ciudadanos se hayan adecuado a las crecientes necesidades de ahorro de agua que demandan los tiempos que corren. De ahí que sea muy oportuno revisar una serie de consejos para controlar la utilización del líquido elemento.
La mayor parte del uso de agua en España procede del regadío del campo con un 80% sobre el total consumo. “Muchos regadíos son ineficientes y necesitarían una modernización para sustituir los sistemas de riego existentes, que suponen un despilfarro notable de agua, como son los casos del riego a manta y el riego por inundación de los campos”, señala Carlos de Prada, naturalista, periodista y escritor especializado en el Medio Ambiente. En su opinión “habría que cambiarlos por sistemas de mayor eficiencia entre los que destaca el de riego por goteo”. Pero las deficiencias referentes al campo no solo tienen que ver con los sistemas de regadío sino que la no renovación de las infraestructuras hace que las deficientes conducciones del agua a los campos provoquen importantes pérdidas, tanto por las fugas existentes como por los malos revestimientos de las acequias.
En cuanto al consumo familiar, Carlos de Prada se hace eco de los datos que se manejan en el mundo científico acerca de cuánto se podría optimizar el consumo ciudadano: “Es de sobra conocido que en un hogar se puede llegar a ahorrar hasta un 30% de agua sin que por ello disminuya la calidad de vida familiar un ápice. Y por tanto, la concienciación del buen uso de un bien cada vez más escaso como el agua se revela fundamental. La suma de tantos ahorros individuales supondría una enorme cantidad de recursos de forma agregada”.
En las zonas urbanas también se da el problema de la no puesta al día de las redes de abastecimiento, suponiendo la pérdida de una cantidad muy relevante –en este caso involuntario– del agua. De ahí que como apunta de Prada “en épocas de sequía se produzcan restricciones nocturnas, no tanto por el consumo que se pueda realizar de noche, que es residual, sino por frenar las pérdidas que sufren las redes urbanas de abastecimiento”.
Cómo ahorrar en el hogar
- Cocina
En la cocina se produce un importante gasto de agua tanto por el uso del fregadero pero, sobre todo, por ser el lugar en el que habitualmente se sitúan electrodomésticos como la lavadora y el lavavajillas.
A la hora de lavar los platos a mano no se ha de dejar correr el agua mientras estos se aclaran. Como señala Carlos de Prada, “conviene llenar un recipiente para enjabonar y otro para aclarar y aprovechar esa agua sucia posteriormente para el water”.
Asimismo, se recomienda añadir los llamados aireadores o perlizadores en el extremo del grifo de la cocina –al igual que en los de los lavabos de los baños– porque “son dispositivos que mezclan agua y aire sin que disminuya la función del grifo y dando la sensación de que el chorro es suficientemente abundante”, como apunta el experto. Con ellos se pueden conseguir consumos de hasta un 50% menos.
Respecto a la lavadora y el lavavajillas, el mayor ahorro se puede conseguir poniéndolos en funcionamiento cuando ambos estén llenos. Cuanto menos programas de lavado se realicen al cabo del mes mayor será la utilización de agua. La lavadora y el lavavajillas utilizan entre 42 y 62 litros de agua en el caso de la primera y entre 6,5 y 18 litros por parte del segundo. También se debe poner atención en la eficiencia de los electrodomésticos a la hora de su renovación puesto que hoy en día existen modelos etiquetados con niveles de eficiencia A+++ muy interesantes para el ahorro tanto de agua como de electricidad.
Ducharse en lugar de bañarse puede suponer consumir entre 3 y 5 veces menos de agua.
Otro pequeño detalle como el de utilizar el mismo vaso para beber a lo largo del día evitará tener que realizar más lavados a mano o sobrecargar el lavavajillas. Mantener las cacerolas y las sartenes a remojo un tiempo ayudará a la hora de su lavado posterior, ahorrando esfuerzo y agua.
Igualmente conviene destacar lo improcedente que resulta descongelar los alimentos a base de colocarlos debajo del chorro del agua fría. Este proceso supone un enorme dispendio de agua que se puede evitar perfectamente.
- Baños
“Salvo que se disponga de un jardín de extensión importante, son los baños las estancias de mayor consumo de agua del núcleo familiar”, afirma de Prada. “El principal dispendio se produce a la hora del baño pero no es el único. Ducharse en lugar de bañarse puede suponer consumir entre 3 y 5 veces menos de agua y siendo la proporción importante, adquiere aún mayor relevancia si se conoce que en un baño el consumo de agua es de unos 250 litros”.
En una ducha de 5 minutos no se utilizan más de 100 litros que pueden reducirse a la mitad si se cuenta con los cada vez más frecuentes y populares reductores de caudal que se colocan en la alcachofa de la ducha. Por lo tanto, cambiar el baño por la ducha puede revertir en un uso de entre 4.000 y 6.000 litros mensuales menos por persona.
Cuando se opte por el baño, se debe colocar el tapón desde un principio y no esperar a que la temperatura sea la ideal sino conseguir regular esta con la bañera ya llenándose. El resultado final será el mismo y el descenso del consumo de agua será, en cambio, muy considerable.
Otro aspecto decisivo para no incurrir en gastos innecesarios pasa por “cerrar los grifos en los momentos de afeitarse, cepillarse los dientes o cuando se está enjabonando uno en medio de la ducha”, apunta el veterano naturalista. “Son hábitos conocidos por la mayoría pero que no siempre acaban de implementarse a pesar de lo que puede suponer como recorte de un derroche diario”, remata.
“El inodoro también es un elemento a tener en cuenta y al igual que la mayoría de los grifos son ya monomando, los inodoros de la casa deberían contar con los dos botones de descarga para no incurrir en un gasto superfluo cada vez que se ha de utilizar la cisterna”, continúa repasando de Prada. “Para aquellos que no cuenten con el sistema de los dos botones, está ahí la alternativa casera de toda la vida que funciona también muy bien y sirve para economizar. Consiste en introducir en el depósito una botella de plástico llena de agua de tal manera que cada vez que se active la cisterna, no se desaloje todo en agua que tendría cabida”.
- Otros ahorros
Si se cuenta con aire acondicionado, “lo ideal es recoger el agua que desprende el sistema en un bidón y reutilizarla para, por ejemplo, regar las plantas de las que se disponga en casa”, sugiere Carlos de Prada.
En lo referente a las plantas de casa, dos recomendaciones. Por un lado, agruparlas en la medida de lo posible en función de la cantidad de agua que necesiten y, siempre que sea posible en el exterior, montar un sencillo sistema de riego por goteo que siempre es más eficiente que regar las plantas a mano.
Si se tiene jardín es importante escoger plantas que no requieran demasiada agua. Al fin y al cabo todas las plantas lucen vistosas en un jardín pero el agua que necesitan unas y otras puede suponer un gasto mucho mayor si no se presta atención a este aspecto. A la hora de regar el césped y las plantas, conviene hacerlo a primera y última hora. El riego durante las horas centrales del día puede perderse en un 30% como consecuencia de la evaporación provocada por el rigor del sol.
Si se tiene la costumbre de lavar el coche en la casa, la opción adecuada es la de realizar la operación con un cubo de agua y una bayeta en lugar de utilizando la manguera. La diferencia estriba en el gasto de unos 50 litros de agua en el primer caso frente a los 500 en los que se puede incurrir en el segundo.