Toldos solares: ¿Cuánto reducen la temperatura (y el consumo) en tu hogar?
Es un sistema tan sencillo como eficaz, un clásico de las fachadas. Al bloquear la exposición directa al sol, reduce la temperatura interior de la vivienda y ayuda a la sostenibilidad del hogar ya que reduce el gasto de energía. Conviene elegir un buen tejido, el color adecuado y el tipo de estructura según presupuesto, desde el despliegue manual a la programación domótica.
"¿Sabes lo que puede suponer de ahorro en la factura poner un toldo en una ventana por la que entra mucho sol? Pues es tremendamente eficiente en la reducción de los consumos de aire acondicionado". Así pregunta y se responde Miguel Prados, CEO de la empresa Supervecina, que ofrece servicios de administración de comunidades de propietarios.
De hecho, sistemas tan sencillos, cotidianos y no estructurales como persianas, toldos solares y cortinas pueden reducir hasta en un 10% el consumo de energía de una vivienda. Así lo dice un informe que la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) dedica a estas piezas de tela o lona estratégicamente situadas. De ahí que les considere "aliadas para ahorrar".
Prados anima a los consumidores a instalar toldos solares en balcones y ventanas. Hay que tener en cuenta que, en los edificios de pisos o departamentos, se suele necesitar el permiso previo de las comunidades de vecinos o propietarios.
Mejores materiales para colocar un toldo
En cualquier caso, el objetivo de este "pabellón o cubierta de tela que se tiende para hacer sombra", según define el diccionario, es actuar de barrera o pantalla frente al sol. Una lona o toldo de alta densidad (en torno a 280 gramos por centímetro cuadrado) bloquea entre el 90% y el 99% de los rayos ultravioletas e infrarrojos, reduce la sensación de calor y logra mejorar tanto el confort como la eficiencia energética. "Puede reducir la temperatura de una habitación entre 2ºC y 5ºC", insiste el informe.
Su eficacia dependerá, entre otros factores, del color elegido. Las zonas muy soleadas es mejor cubrirlas con tejidos de tonos fríos (azules, por ejemplo), para crear una sensación más refrescante, mientras que un área más sombría puede necesitar colores claros, incluso crudos o blancos.
Dice la OCU que elegir un toldo adecuado para las características y necesidades de una casa concreta depende en primer lugar del espacio que se pretenda cubrir, es un "factor determinante en la elección de la gama y el modelo". Puede tratarse de una ventana, un balcón, una terraza, un jardín o una zona interior o exterior delimitada mediante cristaleras o cerramientos.
Para ventanas pequeñas, el sistema más utilizado es "el toldo de capota", de forma semi curva o cuadrada, fijo o móvil (con varios aros que le permiten recogerse). OCU sugiere instalar un toldo enrollable, extensible y con brazos articulados que se van plegando a medida que se recoge la tela, hasta quedar prácticamente escondido, lo que permite ahorrar espacio en la fachada. También existen modelos para balcones que cubren áreas mayores. Los de telón, "con brazos abatibles colocados en el tubo de caída del toldo y fijados a la barandilla", sirven tanto para ventanas como balcones y permiten colocar la tela en dos posiciones, vertical o proyectada.
"Según la forma en que se recoge, se pueden distinguir varios tipos de toldo": los de cofre incorporan un mecanismo que cubre la lona cuando está recogida, "preservándola del polvo, la contaminación, el sol y la lluvia". Los de semi-cofre "dejan fuera el faldón final del toldo", explica la asociación. Por su parte, en los que carecen de cofre, el tejido queda a la intemperie y por lo tanto es previsible una menor duración del tejido.
Toldos más eficientes gracias a la domótica
Instalar un tejido como barrera solar ahorra consumo energético por la menor necesidad de refrigerar la vivienda. A su vez, en épocas frías puede mantenerse replegado aprovechando toda la exposición solar posible para calentar.
Además se pueden optimizar estos objetivos al integrar los toldos en una infraestructura domótica o tecnología aplicada al control y automatización del hogar, por ejemplo al programar aperturas y cierres en función de la hora del día, la estación o la meteorología, como recuerda un documento de IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía).
Esta investigación aterriza en un ejemplo concreto: una vivienda unifamiliar de dos plantas y 130 metros cuadrados situada en una zona con clima continental (inviernos fríos, veranos muy cálidos), habitada por una familia de tres miembros, con una potencia energética contratada de 5,7 kilovatios y un 2% de consumo anual en aire acondicionado, comparada con otra de iguales características a la que se ha dotado de una instalación domótica. Tras un año de mediciones, el ahorro eléctrico en aire acondicionado de la segunda respecto a la primera fue de un 25%.
Autoconsumo: la evolución del toldo clásico
"La integración de células fotovoltaicas sobre un sustrato textil permitirá su uso en estructuras y lugares donde no es posible utilizar placas rígidas, como superficies curvas o enrollables", explica Jorge Moreno Cantón, responsable del Grupo de I+D de Textiles Inteligentes y Digitalización de AITEX (Instituto Tecnológico Textil).
Esta evolución tecnológica abrirá nuevas posibilidades para un elemento tan tradicional como el toldo. Por ejemplo, podría sumarse a otra de las grandes tendencias energéticas actuales como es generar la propia electricidad y “aportar energía para alimentar ciertos dispositivos electrónicos de bajo consumo, iluminación LED, sensores y otros elementos de domótica", apunta Moreno Cantón. Su potencia todavía no es suficiente para hacer funcionar electrodomésticos y otros aparatos del hogar, reconoce el experto. Pero, aún así, ya ha dado el salto desde una barrera meramente física para convertirse en una nueva fuente de ahorro mediante el autoconsumo.