Tipos de voluntariado social: regala tu tiempo para construir un mundo mejor
El voluntariado social, entendido como el trabajo altruista para mejorar la vida de otras personas, se puede clasificar en función del colectivo beneficiario –migrantes, mayores, menores…– o de la labor que se realice dentro de la organización: acompañamiento, atención, formación o prevención. También varía si es nacional o internacional, presencial o en remoto.
El voluntariado social persigue mejorar las condiciones de vida de las personas y una mayor cohesión y justicia social. Cualquier interesado en realizar algún tipo de voluntariado ha de saber que existe una enorme variedad de programas que dependerán “de la finalidad de las organizaciones que los gestionan y de la tipología de proyectos que llevan a cabo”. Así lo explica Víctor García Souto, responsable del departamento de apoyo al Tercer Sector de la Fundación Catalana de l’Esplai (Fundesplai).
Con el objetivo de aclarar conceptos, García Souto establece un doble criterio a la hora de definir los tipos de voluntariado social que existen. El primero tiene que ver con el colectivo al que va dirigido, dicho de otro modo, con quiénes son los beneficiarios de la acción social.
Clasificación del voluntariado social
Fundesplai diferencia entre siete tipos de voluntariado
- Adicciones. El voluntariado social se centra en ayudar en la prevención, recuperación, rehabilitación y reinserción social de las personas afectadas.
- Diversidad funcional. Para mejorar la calidad de vida y la autonomía de las personas con diversidad funcional o discapacidad, física, sensorial o intelectual, promoviendo la igualdad de oportunidades.
- Infancia, juventud y familia. Aquí el voluntario social puede colaborar en proyectos educativos, de acompañamiento familiar, de formación, atención psicológica o prevención con adolescentes, de ocio y tiempo libre, o en la promoción de los derechos de la infancia
- Inmigración y refugio. Las organizaciones que trabajan en este campo proporcionan atención y asistencia a las personas migrantes o refugiadas para que puedan acceder a los derechos básicos y abrirse camino en el país de acogida
- Reclusos y exreclusos. Las entidades implicadas en este voluntariado tienen como objetivo orientar a este colectivo para su reinserción en la sociedad
- Personas sin hogar. La labor del voluntario puede desarrollarse en albergues o comedores sociales –brindando acompañamiento y asistencia– o en programas de asistencia en la calle: reparto de comida y ropa de abrigo, apoyo psicológico o ayuda en la búsqueda de alternativas
- Personas mayores. Para dar apoyo a las personas mayores en su domicilio, en residencias de tercera edad o en centros de día. Uno de los fines es reducir la soledad no deseadas de este colectivo.
Voluntariado social internacional
Por otra parte, la ONG internacional Oxfam Intermón suma más categorías en el terreno del voluntariado de acción social a través de la guía Voluntariado: una red que se teje entre todas:
- Poblaciones y países desfavorecidos. Oxfam Intermón recuerda que antes las organizaciones que trabajaban en este campo estaban muy enfocadas en los países en vías de desarrollo, pero que, actualmente, “sus acciones se han ampliado y también incluyen la desigualdad en los países desarrollados”.
En este punto, la ONG recuerda que se puede hacer voluntariado social tanto nacional como internacional. Este último “es uno de los más atractivos, ya que te permitirá conocer otras culturas, así como el trabajo de la ONG sobre el terreno”, escribe en su guía. Se puede plantear como un proyecto a largo plazo o como un programa de voluntariado de cara a unas vacaciones.
2. Salud. Con programas que suponen el trato con todo tipo de personas enfermas y enfermedades: VIH, cáncer, Alzheimer, esquizofrenia, enfermedades crónicas.
3. Mujeres en riesgo de exclusión. Mujeres maltratadas, madres solteras, personas migrantes, prostitutas, drogodependientes, necesitadas de inclusión social.
Tipo de actividades en un voluntariado social
El segundo criterio se establece en función del tipo de actividad que realice el voluntario. “Pueden ser tareas educativas, de acompañamiento, de inserción, de prevención, de atención en comedores sociales o bancos de alimentos u otras más generalistas”, enumera García Souto.
Si se aterriza en labores más concretas, la lista se alarga y se vuelve más exhaustiva: programas de acompañamiento contra la soledad de personas mayores, programas de apoyo emocional, programas de inserción con personas reclusas o ex reclusas, programas de mentoría con jóvenes, programas de ocio y tiempo libre con niños y niñas, o con personas con discapacidad, programas para la formación o la enseñanza de idiomas a personas migrantes, programas de recuento y seguimiento de personas sin hogar, programas vinculados a los comedores sociales o bancos de alimentos, programas de acogida, programas de acompañamiento en hospitales, programas de orientación y apoyo a mujeres maltratadas.
¿Qué necesito para ser voluntario social?
Algunos voluntariados de acción social precisan de conocimientos concretos mientras que otros no necesitan ningún título ni formación específica. Asimismo, y como advierte el experto de Fundesplai, hay acciones que se pueden realizar con una dedicación de tiempo reducida pero otras requieren de un compromiso más estable, a medio largo plazo, y exigen un alto grado de responsabilidad. “La persona voluntaria deber tener claro cuál es su grado de compromiso y el tiempo del que dispone para la realización de la actividad”, subraya.
En algunos casos, los voluntarios tendrán que cumplir con una serie de requisitos legales. Por ejemplo, en España, para hacer voluntariado con menores de edad, se requiere el certificado CDNS (Certificado de Delitos de Naturaleza Sexual), con el fin de evitar que los menores beneficiarios corran peligro.
Por otro lado, también hay voluntariado social que obliga a una presencia física y otro que se puede hacer de forma remota, a través de las tecnologías de la información, señala García Souto: es lo que se llama voluntariado virtual, que se puede dedicar a tareas contables, búsqueda de subvenciones, elaboración de página web, folletos informativos o logos, según enumera la guía de Oxfam Intermón. O al ciberactivismo o participación a través de la Red, para denunciar situaciones de injusticia, a través de la movilización o la recogida de firmas, por poner solo dos ejemplos.