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Superar la vuelta al trabajo: cómo reiniciarse mentalmente

Después de haber disfrutado de unos días de vacaciones en donde, con suerte, se habrá podido desconectar por completo de las rutinas y quehaceres que se tienen a lo largo del año, es bastante probable que nuestro estado mental se vea afectado cuando hay que volver a la realidad personal y profesional. Las personas organizamos nuestras vidas sobre la base de ciertas costumbres que repetimos constantemente y que nos aportan seguridad, como la hora de levantarse, las relaciones sociales o las comidas que realizamos, pero, durante la época estival, es habitual que rompamos con estos hábitos bajo el prisma de una mayor libertad para hacer lo que queramos.

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La regla de ahorro 50/30/20

Como en otros ámbitos y situaciones, lo más frecuente es que en poco tiempo nos acostumbremos de modo paulatino y automático a la actividad cotidiana, pero es también un momento propicio para poner en marcha algunos consejos que nos pueden ayudar a impulsar nuestra autoestima y, por qué no, a tener un efecto positivo en nuestras vidas:

  • Márcate un gran objetivo y prémiate en los retos pequeños. Es bastante probable que en algún momento de tu descanso te hayas planteado en qué punto se encuentra tu carrera. Si es así, retoma esa idea y analiza hacia dónde deseas seguir avanzando, definiendo cuáles son las metas a las que aspiras en el largo plazo. De este modo, te será más fácil tomar decisiones desde el primer día que te reincorpores. Por otro lado, recuerda que los grandes viajes se consiguen dando muchos pasos pequeños, así que procura marcarte objetivos que tengas que conseguir cada día por sencillos que sean pero que sirvan como refuerzo positivo, y prémiate tras alcanzar cada uno de ellos: serán tu anclaje emocional para perseverar en tu estrategia.
  • Establece un periodo de adaptación. Pretender volver a la rutina de nuestras vidas de un día para otro es algo demasiado drástico que puede afectarnos mentalmente. Por ello, nada mejor que planificar tu vuelta a casa con un cierto margen para ir poco a poco retomando los horarios que vamos a tener los próximos meses. En este sentido, el apoyo del resto de miembros de la familia es clave para organizar con éxito este periodo de adaptación, que puede estructurarse en desarrollar actividades que impliquen a todos, como limpiar la casa o llevar a cabo un trabajo en equipo que fomente la disciplina.
  • Entrena tu mente. Es normal, y más en esta época, que pueda sentirse tristeza por el pasado cercano que ya terminó (las vacaciones) y lo que queda por afrontar (la rutina). Aunque es un cliché recomendar mantener una actitud positiva, no es menos cierto que actividades como el yoga, la meditación o el 'mindfullness' te ayudarán a mirar dentro de ti e higienizar la mente de pensamientos y emociones que limitan tus capacidades, sacando lo mejor que hay en tu interior.
  • Reflexiona sobre todo lo bueno que ya tienes. Coge un papel y un lápiz y comienza a elaborar una lista acerca de las cosas que te proporcionan felicidad en tu vida, como tu familia, los amigos que te rodean, los 'hobbies' que practicas o lo último que hayas comprado por capricho. Verás cómo probablemente acabarás esbozando una sonrisa. Si eres capaz de compartirla después con los seres que te rodean, lograrás encima establecer con ellos una mayor empatía emocional, elemento clave para impulsar tu propia satisfacción personal.
  • Tu cuerpo, tu templo. Practicar ejercicio es fundamental para lograr un buen equilibrio mental. Al hacerlo, liberamos endorfinas y serotonina que contribuyen a regular el sueño y el apetito, además de nuestro estado de ánimo. Si además llevamos a cabo deporte con amigos el beneficio es doble, ya que mejoraremos de paso nuestras relaciones sociales. En cualquier caso, estaremos diciendo adiós a las toxinas acumuladas durante el verano, sintiéndonos mejor por dentro y por fuera.
  • Planifica tus actividades de ocio hasta Navidad. La vuelta a la rutina no implica solo trabajo y horarios interminables, sino que podremos llevar a cabo también actividades que nos generan placer, como ir al cine o a un concierto, disfrutar de una buena comida en aquel restaurante que nos gusta o leer esa novela que tanto estábamos esperando. Piensa acerca de todos estos momentos gratificantes que quedan por venir y deléitate pensando en las emociones que experimentarás con ellos. De este modo, ya no costará tanto pensar en todos los madrugones que tenemos por delante.
  • ¿Y si doy el gran paso…? Esta época también puede ser el momento idóneo para hacer realidad ese deseo personal que llevas tanto tiempo queriendo poner en práctica, pero que nunca te has puesto de verdad a hacerlo realidad. Por ejemplo, quizá dejando de fumar te olvides de la vuelta a la rutina, o, tal vez, redecorando la casa tengas un nuevo gran objetivo que concentre tus pensamientos. Piensa en aquella meta vital que siempre has dejado en un segundo plano y apuesta por resetear de verdad tu mente con ella este otoño.

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