Solastalgia: ¿qué es y cómo podemos luchar contra la ansiedad ecológica?
Miedo crónico al deterioro de la biodiversidad y al cambio climático, obsesión por el futuro incierto del planeta Tierra, agobio constante por el calentamiento global… La ecoansiedad genera problemas de salud mental. La solastalgia y la ansiedad ecológica no entienden de fronteras.
Te agobias ante la gran cantidad de productos envasados que encuentras en el supermercado. Sientes ansiedad ante la idea de usar el coche para recorrer unos kilómetros, a pesar de que no tienes alternativa ya que no existen opciones de transporte público. Te proponen un viaje con amigos y te apetece unirte, pero te
reconcome la idea de coger un avión. Todas estas situaciones te llevan a un único pensamiento: lo que estás haciendo está mal para el planeta.
Si te sientes identificado con esto, es posible que sufras ansiedad ecológica o solastalgia. Miedo crónico a la fatalidad medioambiental, al deterioro de la naturaleza y al cambio climático. La preocupación ligada a estos fenómenos, unida a la incertidumbre por el futuro, genera cada vez más problemas de salud mental que pueden tener a su vez consecuencias físicas.
Un hogar en llamas
El término solastalgia fue acuñado por primera vez en 2005 por el filósofo Glenn Albrecht. Surgió de la combinación del término latino solación (comodidad) con el griego algia (daño, dolor). “Es el dolor que produce reconocer que el lugar donde uno reside y que ama está siendo amenazado”, explica Albrecht. Es decir, el miedo y la ansiedad que genera pensar que nuestro hogar está en llamas.
De acuerdo con el estudio Mental health and our changing climate, de la American Psychological Association, la solastalgia y la ansiedad ecológica no entienden de fronteras. Pueden experimentarse tanto entre personas que sufren en primera persona los efectos del deterioro ambiental o el cambio climático (como olas de calor, inundaciones o huracanes), como entre aquellas todavía no las han vivido, pero que temen las consecuencias a largo plazo.
Sí que existen, sin embargo, diferencias entre generaciones. Por lo general, los jóvenes sienten más temor y ansiedad ante la idea de un futuro comprometido por el cambio climático y la crisis de biodiversidad. Muchas veces, su frustración está ligada a la inacción por parte de los gobiernos y a la sensación de que es necesario actuar con urgencia.
Cómo reducir la ansiedad ecológica
El temor por los problemas ecológicos puede manifestarse en forma de ansiedad, angustia, estrés, depresión, frustración, trastornos del sueño o fatiga, entre otras muchas consecuencias. En caso de sufrir alguno de estos síntomas, es importante tener en cuenta que hay muchas formas de solucionarlo. Estas son algunas de ellas:
- Glenn Albrecth recomienda que el primer paso sea reconciliarse con la naturaleza. Disfrutar de actividades al aire libre y en entornos sanos reduce el estrés y la ansiedad y mejora el estado de ánimo.
- La Australian Psychological Society aconseja pasar a la acción. Realizar actividades que favorezcan la conservación de espacios naturales, bajar un grado la calefacción o usar la bicicleta en lugar del coche, por ejemplo.
- La American Psychological Association recomienda también estar activo para mantener el optimismo, tener un estilo de vida saludable y buscar actividades que estrechen los lazos con nuestro entorno y nuestra comunidad.
- Es necesario, también, estar bien informado. Una manera de vencer la solastalgia es contar con en fuentes fiables que expliquen los problemas con claridad y huyan del ruido y del tremendismo.
- Estar bien informado, a su vez, hace más fácil hablar del problema. Compartir preocupaciones con el entorno cercano ayuda a canalizarlas y a reducir el estrés. Además, contribuye a movilizar la acción climática.
- Otro buen consejo es buscar noticias positivas. Existen gran cantidad de historias inspiradoras de personas y proyectos que buscan mitigar el cambio climático y la crisis de biodiversidad.
Por último, la Australian Psychological Society recuerda que, en ocasiones, es necesario saber parar. Tomarse un descanso, dejar de consumir noticias y pensar menos en el cambio climático durante el tiempo que sea necesario. Y, si los problemas persisten o se agravan, lo más recomendable es pedir ayuda y acudir a un profesional de salud mental.