Síndrome postvacacional: cómo superarlo en la vuelta a las rutinas personales y profesionales
Hace alrededor de dos siglos, el famoso novelista francés Honoré de Balzac dijo que “la resignación es un suicidio cotidiano”. Un diagnóstico perfecto de lo que les ocurre a muchos al tener que regresar a sus quehaceres diarios tras haber disfrutado de la época estival y que comúnmente se conoce bajo la denominación de síndrome postvacacional.
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Sin embargo, existen algunas claves para mejorar nuestra actitud y, sobre todo, aprovechar mejor el tiempo ahora que tenemos energías renovadas gracias al descanso:
- Planifica bien tu agenda. Quien más quien menos regresa algo despistado después de las vacaciones. Por ello, nada mejor que escribir todo lo que tenemos que hacer e ir tachando a medida que vayamos cumpliendo hitos. De este modo, iremos auto motivándonos poco a poco y, de paso, seremos más eficientes y productivos desde el inicio.
- Entrena la mente. Realizar pasatiempos, participar en juegos de memoria o intentar recordar claves numéricas como teléfonos o contraseñas nos servirán para volver a activar a nuestro cerebro mediante actividades lúdicas y sencillas que, si realizamos en compañía de otras personas, incluso nos harán disfrutar de momentos divertidos.
- Controla tu estrés teniendo claros los objetivos. Con frecuencia, confundimos volver a trabajar con tener que demostrar de nuevo nuestra valía profesional. Nada más lejos: las vacaciones deben ser tanto un derecho como un estímulo que nos impulse a ser más productivos en lo que hacemos. Por ello, nada mejor que hablar con tus superiores para establecer con ellos los retos del nuevo curso que comienza, estableciendo metas factibles y siendo sinceros sobre lo que esperamos mutuamente. Si se establece un canal de comunicación real entre ambas partes, lo más probable es que aumente el nivel de motivación.
- Aprovecha tu tiempo libre para regar tu base de contactos. Reserva parte de tus ratos de ocio para tomar un café en algún bar o en otro lugar lúdico con gente de tu ámbito profesional. Por un lado, servirá para actualizarte en relación a las novedades que pueden interesarte; por el otro, te ayudará a cuidar a esos contactos de cara al futuro.
- Utiliza tus vacaciones como excusa. El regreso al trabajo implica tener que volver a pedir aquella reunión con ese potencial cliente que te estaba dando largas o sentarte con ese proveedor con el que es tan difícil concretar una fecha, aunque después de algunas semanas la relación puede estar algo oxidada. Usa como recurso el regreso a la vida laboral y la necesidad de actualizarse para cerrar nuevas citas en tu agenda y dar un impulso a tu carrera.
- Reciclarse para triunfar. Otoño no es sólo época para la salida de coleccionables, sino que, también, es el momento en que muchos programas de formación dan comienzo. Aprovecha que tienes las pilas cargadas para perfeccionar tus habilidades o aprender algunas nuevas que luego puedas implementar en el trabajo. Muchas universidades y escuelas de negocio ofrecen grandes facilidades y flexibilidad para que los empleados puedan llevar a cabo sus cursos sin que les afecte a sus horarios profesionales.
- Piensa en tu futuro a largo plazo. Dispones de todo un año por delante para hacer realidad tus proyectos y aspiraciones, pero no por ello debes auto generarte presión o ansiedad por alcanzarlos cuanto antes. Planifica con realismo cuáles serán tus objetivos vitales a tres años, marcando hitos más pequeños que te ayuden a ir chequeando periódicamente si están teniendo éxito. En caso contrario, dispondrás de mucho tiempo para ir re encauzando las cosas.
- Limpia y resetea. Los primeros días en el trabajo tras las vacaciones suelen implicar un cierto periodo de adaptación para todos. Sin embargo, puedes hacer que signifiquen también un cambio muy relevante en tu vida si decides reorganizar lo que te rodea. Por ejemplo, ordena tu mesa de trabajo y piensa en añadir fotografías, plantas o algún elemento decorativo que te guste. Respecto a tu ordenador, limpia el disco duro, elimina los archivos que no te resulten de utilidad e instala algún programa nuevo que mejore su rendimiento. Todo ello te hará sentirte mejor.
- (Re) Organiza el presupuesto familiar. Después de las vacaciones es hora de echar cuentas y saber si hemos sido coherentes y nos hemos ceñido al presupuesto programado o no. En caso de haber triunfado, plantea a los tuyos poder hacer una escapadita en otoño para descansar y estar de nuevo disfrutando del ocio juntos. De cualquier manera, es momento de planificar las necesidades de ahorro de cara a la Navidad y, si es posible, decidir a dónde querremos ir el próximo verano para comenzar a guardar dinero y no tener agobios más adelante. Si lo hacemos con tiempo, incluso podremos conseguir aprovechar alguna oferta en viajes y alojamientos que le vendrá muy bien a nuestras cuentas.