Siete lugares donde sí avanza la ciudad de los 15 minutos
París, Barcelona, Bogotá, Shanghái o Melbourne. Cada vez más ciudades de diferentes continentes se suman a la iniciativa de crear espacios donde los coches dejen espacio a los peatones y los ciudadanos tengan todo lo que necesitan a pocos minutos de sus hogares. El cronourbanismo avanza en favor de la sostenibilidad.
Detrás de la filosofía de crear urbes de proximidad está el concepto de la ciudad de los 15 minutos o cronourbanismo, que promueve la organización de las ciudades en pequeños núcleos en las que todos sus habitantes tengan todos los servicios necesarios a pocos minutos de su casa a pie, en bicicleta o en transporte público.
¿Y qué es lo que necesitamos? Básicamente, lugares donde vivir, trabajar, estudiar, comprar, ir al médico, disfrutar de espacios verdes y encontrar ofertas de ocio y cultura. De este modo, la ciudad de los 15 minutos se contrapone a los modelos de urbes descentralizadas. En estas existen zonas residenciales, de oficinas y comerciales alejadas entre sí.
Al no ser necesario hacer grandes desplazamientos en el día a día, se reduce el número de vehículos en las calles, la contaminación y la emisión de gases de efecto invernadero (GEI). Las personas cuentan con más tiempo libre y pueden desplazarse a pie o en bicicleta, lo que tiene efectos positivos sobre su salud.
Además, este modelo de ciudad evita la segregación por zonas y la gentrificación, aumenta la cohesión social y mejora la salud pública. Estas son algunas de las urbes que cumplen, de un modo u otro, las premisas de las ciudades de proximidad:
París: Ville Du Quart D’Heure
El de la capital de Francia es el ejemplo más paradigmático: el término Ciudad de los 15 minutos (Ville Du Quart D’Heure) fue acuñado, de hecho, por Carlos Moreno, asesor de la alcaldía de la ciudad, quien quiso convertir París en una ciudad de proximidad.
El objetivo inicial era la descarbonización la ciudad y favorecer los desplazamientos en bicicleta, pero pronto se extendió a garantizar un acceso más sencillo a lugares de trabajo, tiendas, escuelas, centros de salud y actividades culturales.
La hoja de ruta de este modelo en París se basa en cuatro pilares: proximidad, diversidad, densidad y ubicuidad. El objetivo: vivir, trabajar, abastecerse, cuidarse, aprender y disfrutar sea lo más sencillo posible en la ciudad.
Suecia: Street Moves
El país nórdico da un paso más allá y plantea ciudades y pueblos en los que la vida se organice alrededor de sus calles. El proyecto Street Moves se basa en la premisa de que los vecinos pueden tomar decisiones sobre cómo se utiliza el espacio público en sus vecindarios, lo que favorece la cohesión social.
Las primeras pruebas quitaron espacio a los coches para dárselo a los ciudadanos, y los resultados se han hecho notar: de acuerdo con una encuesta, el 70 % de los vecinos de las zonas en las que se han realizado cambios los ve como algo positivo.
Portland: Complete neighbourhoods
Entre los planes de esta ciudad de Oregón (EE. UU.) está que el 80 % de sus habitantes puedan realizar todas sus actividades diarias sin tener que alejarse más de 20 minutos de su hogar a pie o en bicicleta. Esto excluye, por ahora, los desplazamientos para llegar al lugar de trabajo.
Con ello se busca que la ciudad crezca de forma equitativa e inclusiva y reducir el impacto de los desplazamientos en el día a día de sus habitantes y en el medioambiente. El Gobierno de Portland quiere alcanzar este objetivo antes de 2030.
Bogotá: Barrios Vitales
El objetivo de la capital colombiana es mejorar el estado de sus calles y sus barrios. Sus primeros pasos se han basado en quitar espacio a los coches para dárselo a los peatones, crear áreas en las que se fomente el encuentro entre los vecinos y facilitar el uso de medios de transporte sostenible.
Con estas iniciativas, el Gobierno de Bogotá espera mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y dinamizar el sector comercial y cultural de sus barrios.
Barcelona: ‘Superilles’
El modelo de Barcelona se basa en cerrar el tráfico alrededor de varios bloques de viviendas para crear espacios en los que los peatones y los ciclistas sean los principales protagonistas. En este sistema de supermanzanas se ha apostado también por crear más zonas verdes, asientos, lugares para practicar deporte y espacios reservados para el juego de los niños.
La primera ‘superilla’ se implementó en el barrio de Poblenou. De acuerdo con el C40 Cities Climate Leadership Group, su creación tuvo un impacto positivo en la actividad comercial y llevó a un aumento del 31 % en el número de establecimientos comerciales en la planta baja de los edificios.
Melbourne: ‘20-Minute Neighbourhoods’
Esta ciudad de Australia ha querido seguir los pasos de Portland y crear vecindarios de 20 minutos. Aunque, técnicamente, podríamos estar hablando de 10 minutos, ya que su planteamiento se basa en que los vecinos solo tengan que desplazarse 20 minutos a pie o en bicicleta teniendo en cuenta tanto la ida como el regreso a su hogar.
El Gobierno de Melbourne inició algunos proyectos piloto en 2018 y así poner a prueba la iniciativa en diferentes contextos e identificar las prácticas más beneficiosas.
Shanghái: Great City plan
De acuerdo con el C40 Cities Climate Leadership Group, algunas ciudades de China como Shanghái y Guangzhou han incluido proyectos para fomentar la proximidad en sus planes urbanísticos.
El Great City Plan de Shanghái, por ejemplo, busca crear pequeñas ciudades satélite a sus afueras, en donde sus habitantes puedan tener todos los servicios que necesitan a 15 minutos andando del centro peatonal y además contar con conexiones a otros centros urbanos con transporte público.
La lista no acaba aquí. Pontevedra, Buenos Aires, Busan o Milán son otras de las ciudades que han apostado por crear urbes de proximidad, en las que los desplazamientos se cuentan por minutos. El concepto se ha extendido también a otras como Barranquilla (Colombia), en la que los vecinos pueden contar con los dedos de la mano los minutos que tardan en llegar andando al parque más cercano.