"Si tenemos hábitos de vida saludables, podríamos retrasar la aparición del alzhéimer"
Marta Cortés Canteli es bioquímica y bióloga. Trabaja en el Centro Nacional de Investigadores Cardiovasculares (CNIC) donde trata de demostrar que la hipertensión, el colesterol, fumar o el sedentarismo no solo son perjudiciales para el corazón, sino que afectan también a la salud del cerebro. Estudia la conexión entre la enfermedad cardiovascular y el alzhéimer cuando aún no han aparecido los síntomas buscando indicadores que permitan predecir y ayudar a prevenir un trastorno neurodegenerativo que afecta a 35 millones de personas en todo el mundo.
“Ella lo explicaba como si estuviéramos dentro de la célula. Ahí fue cuando supe que quería entender lo que pasaba para luego poder curar enfermedades”, explica Marta Cortés Canteli, investigadora Miguel Servet en el CNIC. La vocación de Marta conecta directamente con la pasión que sentía su profesora de Biología en el Instituto, Carmen Canga. A ella le debe que las clases en el Bachillerato se convirtieran en la primera toma de contacto con su actual profesión.
El amor por la biología y la admiración mutua entre profesora y alumna hacen que la relación a día de hoy siga teniendo un fuerte vínculo: “He vuelto a mi colegio para que las chicas tengan referentes femeninos. Es uno de los problemas que tenemos en la ciencia, la gente apenas recuerda nombres de científicas”, explica Marta, que es consciente de la brecha de género en el sector. “Según avanzas en la carrera científica se puede observar una gráfica ‘tijera’. Los porcentajes acaban incluso siendo de 75% de hombres por 25% de mujeres”, apunta. Sin embargo, Marta recibió el testigo de Carmen, su profesora de biología. Dos mujeres que han contribuido a la ciencia desde el campo de la docencia y la investigación.
“Todo lo que es bueno para tu corazón lo es para el cerebro”
“Me llamaba mucho la atención cómo podía intervenir en distintas enfermedades para poder en algún momento llegar a curarlas”, asegura la investigadora para quien la ciencia “debería ser un motor, y debería ser prioritaria en cualquier sociedad”. En esa lucha se sitúa la investigación de Marta sobre la relación que hay entre las enfermedades cardiovasculares y el alzhéimer. “Ahora mismo se sabe que los factores de riesgo cardiovascular son un factor también para las enfermedades neurodegenerativas”, explica. Estos indicadores serían el sobrepeso, el colesterol y la glucosa… En definitiva, “si tenemos hábitos de vida saludables podríamos retrasar la aparición del alzhéimer”.
Marta Cortés recibe a BBVA en el laboratorio del Centro Nacional de Investigadores Cardiovasculares (CNIC). - BBVA
“Si tú pones todos los capilares cerebrales juntos, suman más de 500 kilómetros. No es difícil de entender que si hay algún problema en alguno de estos capilares, o en muchos de ellos durante muchos años, puedan afectar a la viabilidad de las neuronas”, confirma Marta. Podríamos decir que estos capilares son una red de carreteras encargada de alimentar a las neuronas. Si esas vías quedan obstruidas, el riego cerebral no sería el adecuado y los nutrientes no llegarían a las neuronas provocando su muerte. Además, cuando una neurona muere lo hace de forma definitiva y son las otras neuronas las encargadas de compensar esa pérdida. Por tanto, “todo lo que es bueno para tu corazón lo es para el cerebro”, afirma.
“Ahora no hay una cura para el alzhéimer, pero se está estudiando si se puede retrasar”, asegura Marta. La investigación por la que la científica obtuvo una beca Leonardo, otorgada por la Fundación BBVA, busca un diagnóstico precoz de la enfermedad. “Estamos estudiando casos en estados muy previos al diagnóstico, hasta 20 años antes, y observamos factores cardiovasculares asociados al funcionamiento del cerebro. No decimos que sea el único factor, pero creemos que contribuye”, explica.
100 millones de personas con alzhéimer para 2050
En la actualidad, la detección del alzhéimer llega en estadios muy avanzados de la enfermedad, por lo que un diagnóstico precoz puede ayudar a ganar años de calidad de vida tanto para los pacientes como para las familias. “Al final los enfermos no se conocen ni a sí mismos, ni a sus familiares. Llega un momento en que no son ellos. Entonces el poder retrasar que eso suceda puede tener un impacto muy grande en su vida y en la de sus familias”, asegura Marta Cortés.
La investigadora es consciente del incremento de casos de la enfermedad en el futuro: “Ahora mismo hay 35 millones de personas con enfermedad de alzhéimer en el mundo y este número se va a triplicar. Vamos a llegar a 100 millones de casos en 2050”. Por ello, cualquier descubrimiento tendrá un fuerte impacto en la sociedad.
“El momento en el que has descubierto algo que nadie más sabe en el mundo…”, Marta hace una pausa e intenta buscar la palabra precisa para describir los avances científicos. Tras tomar aire parece renunciar a ello, conocedora de que es algo indescriptible: “ese momento hace que todo merezca la pena”, sentencia.
La vocación de Marta Cortés por la ciencia se remonta a las clases en el instituto donde su profesora fue fuente de inspiración. - BBVA
El papel de la divulgación
“La divulgación es muy importante y necesaria, pero cuando vas a pedir un proyecto y nos evalúan cuenta muy poco”, explica Cortés. La científica considera que “no está aún suficientemente valorada”. Uno de los principales motivos es el tiempo disponible del investigador, y la importante necesidad de elaborar artículos científicos. Por ello, la divulgación queda relegada a un segundo plano.
La científica sabe que una investigación no tiene fecha de caducidad, y que otras generaciones son las que pueden llegar a obtener el hallazgo definitivo. “Es una carrera de fondo, los pequeños avances son un mundo para nosotros”, explica Marta quien también sitúa como un factor clave las personas que trabajan con ella: “hay un equipo humano detrás que es imprescindible para llevar a cabo todas las investigaciones”.