Semana del clima en Nueva York: tenemos sostenibilidad para rato
Un año más la New York Climate Week en el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas, celebrada la última semana de septiembre, ha demostrado ser el punto de encuentro más importante junto a las COP para el impulso de la agenda de sostenibilidad en el mundo.
Algunas voces apuntan a que el movimiento anti-ESG y el contexto geopolítico global marcado por los conflictos, la incertidumbre y las tensiones comerciales está provocando que la sostenibilidad vaya perdiendo protagonismo. Hay quienes incluso señalan el inicio del fin. La semana del clima de Nueva York ha sido una señal inequívoca de que la sostenibilidad está más viva que nunca. Y lo está porque cada vez más la sostenibilidad tiene sentido económico. Lo que hemos podido ver quienes hemos asistido es que la sostenibilidad está cada vez más vinculada a la competitividad como apunta el informe Draghi. Incluso un cambio de color tras las elecciones en Estados Unidos tendría un impacto limitado en la implementación de la Inflation Reduction Act, aunque a corto plazo pueda suponer un revés en la gobernanza global climática. Hoy avanzamos hacia una sostenibilidad en evolución, con nuevos retos y oportunidades.
"La sostenibilidad tiene cada vez más sentido económico"
En primer lugar se ha reafirmado el compromiso y los avances realizados por parte del sector empresarial. Las más de 130 empresas globales que formamos parte de la Alliance of CEO Climate Leaders promovida por el WEF y con unos ingresos totales de 4 billones de dólares, hemos conseguido hacer crecer nuestros ingresos en un 18% mientras hemos reducido de forma agregada un 10% nuestras emisiones entre 2019 y 2022. Si ponemos el foco en el sector financiero, la Net Zero Banking Alliance que incluye 144 bancos en el mundo ha publicado el informe de progreso con el 97% de los bancos con objetivos intermedios fijados en los sectores más intensivos en emisiones.
Ponencia sobre “Cadenas de suministro de acero de bajas emisiones: perspectivas y avances” en la Semana del Clima en Nueva York.
Sin embargo, también se ha constatado que justo estamos empezando y que, por tanto, necesitamos innovar, escalar y acelerar. Transformar el sistema energético y productivo que hemos creado desde mediados del siglo XIX requiere un trabajo titánico. Tal como señalaba McKinsey en una de sus jornadas, solo hay desplegadas a la escala necesaria un 10% de las tecnologías que necesitamos para alcanzar un sistema energético de cero emisiones netas. Como decía el presidente Biden en su intervención en el Bloomberg Business Forum en Nueva York "es el momento perfecto para actuar en grande… hay que creer en nuestras posibilidades”.
"Solo hay desplegadas, a la escala necesaria, un 10% de las tecnologías que necesitamos para alcanzar un sistema energético de cero emisiones netas"
Y aquí llegamos al tercer elemento nuclear de esta nueva fase de la sostenibilidad. La inversión para la transformación de nuestro mundo la harán en un 80% las empresas privadas. Y para que esta inversión se realice es necesaria una condición previa fundamental: un entorno regulatorio que la facilite, que cuente con políticas industriales climáticas y políticas de demanda ambiciosas, claras, predecibles, con los incentivos adecuados para la innovación en tecnologías limpias emergentes (cleantech), con procesos más ágiles para desplegar a escala las tecnologías ya disponibles y con una plena integración de una transición justa. Solo de este modo desde el sector financiero podemos jugar nuestro rol fundamental en esta transformación que no es otro que facilitar la movilización de recursos financieros para que las empresas, instituciones y familias puedan invertir en sostenibilidad. Lo que hemos visto durante la semana en Nueva York son cada vez más empresas que se suman a esta llamada urgente a los gobiernos para crear este entorno propicio para la inversión.
Otro elemento importante en esta nueva fase de sostenibilidad son las alianzas de las que se ha hablado mucho y que tienen cada vez más un papel relevante si queremos abordar de forma transversal y global este problema. Alianzas entre distintos sectores para abordar retos confluyentes. Alianzas público privadas para llegar allí donde ni unos ni otros pueden llegar por sí solos. Un buen ejemplo sería el momentum que se está viviendo en lo que se denomina blended finance, soluciones financieras que permiten unir financiación pública y garantías que permiten escalar el capital privado para movilizar más recursos financieros, especialmente en países emergentes. Y por supuesto, también las alianzas sectoriales que permiten abordar los retos de sostenibilidad. Un ejemplo concreto es la alianza estratégica anunciada precisamente durante la semana del clima de Nueva York entre BBVA y KKR para abordar la ingente necesaria inversión en infraestructuras de alto impacto medioambiental y social.
Y por último, este encuentro sirvió una vez más para señalar que es crítico contar con un liderazgo transformador al frente de nuestros gobiernos y de nuestras empresas para impulsar el cambio sistémico. Como decía Ortega y Gasset, “sólo cabe progresar cuando se piensa en grande, sólo es posible avanzar cuando se mira lejos”. Necesitamos un liderazgo de luces largas, que reconozca el papel que cada uno tenemos, que tenga el coraje para abordar los enormes desafíos y que sea perseverante en su misión y objetivos.
"Avanzamos, pero debemos acelerar"
Si tuviera que resumir en unas breves líneas estos cinco elementos que he podido constatar en esa semana diría que avanzamos, pero debemos acelerar. Que necesitamos urgentemente que los gobiernos creen un entorno favorable para invertir. Que nos necesitamos a todos y debemos trabajar juntos por el cambio sistémico, con alianzas y con liderazgos a la altura de lo que nos jugamos.