¿Sabes cuáles son las zonas del planeta con mayor riqueza en biodiversidad? Descúbrelo en el monográfico de BBVA
La pérdida de biodiversidad es uno de los grandes problemas ambientales a los que nos enfrentamos en la actualidad. En las últimas décadas la variedad de seres vivos de nuestro planeta ha disminuido a un ritmo alarmante debido, sobre todo, a la actividad humana que pone en jaque su equilibrio. Conocer qué es la biodiversidad, su importancia para la vida humana y dónde se encuentran las zonas más biodiversas del planeta son algunos de los temas en los que profundiza BBVA en el monográfico, de descarga gratuita, ‘Biodiversidad: encajar todas las piezas por el equilibrio y la salud del planeta’.
“La biodiversidad abarca la enorme variedad de formas en las que se organiza la vida”, explica Elena Pita, directora de la Fundación Biodiversidad. “Incluye todas las especies que habitan el planeta (sean animales, plantas o microorganismos), sus diferencias genéticas y los ecosistemas de los que forman parte. También las múltiples interacciones que tienen lugar entre estas especies y su entorno”.
Así, cuando hablamos de biodiversidad, hablamos de naturaleza, pero no son exactamente lo mismo. Y es que la naturaleza incluye todos los sistemas existentes creados al mismo tiempo que la Tierra, tanto los elementos vivos (la biodiversidad) como los inanimados (la geología, el agua o el clima, por ejemplo).
“En el día mundial de la biodiversidad, el Convenio sobre Diversidad Biológica nos proponía tratar de imaginar cómo sería la naturaleza sin ella: un espacio inanimado, de piedras, agua y aire, sin plantas ni animales, sin interacciones ni procesos. En definitiva, sin vida”, señala Pita.
¿Por qué es tan importante la biodiversidad?
Contar con una biodiversidad rica es fundamental para garantizar la salud y el equilibrio del planeta y, por consiguiente, nuestro propio bienestar. Nos provee de alimentos, materias primas, medicamentos y energía. Se calcula que más del 80% de la dieta humana está basada en las plantas, y que cerca de 2.000 millones de personas dependen de la madera para satisfacer sus necesidades de energía.
Además, la biodiversidad nos proporciona servicios sin los que no podríamos vivir, como la regulación de la calidad del aire y del clima, la purificación de las aguas, el reciclado de nutrientes o la polinización. Los ecosistemas marinos y terrestres también ayudan a secuestrar carbono, evitando que la totalidad de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) antropogénicas se almacenen en la atmósfera y acelere el cambio climático.
Otra de las grandes aportaciones de la naturaleza en general, y de la biodiversidad en particular, no es palpable ni medible, pero tiene una gran influencia en nuestras sociedades. Se trata de su capacidad para inspirarnos y generar conocimiento, al crear experiencias espirituales, culturales y recreativas que sustentan la calidad de vida.
A la hora de hablar de la importancia de la biodiversidad, entra en juego la palabra equilibrio. Y es que los conjuntos de plantas, animales, el resto de los organismos y los medios que los rodean funcionan como una enorme red integrada. En esta unidad, y como sucede en los puzles, cada pieza depende de las demás.
Un buen ejemplo está en las arenas del Sáhara, que cada año son impulsadas por los vientos más allá del Atlántico. Estas arenas terminan fertilizando las tierras de la Amazonía y dotando de nutrientes las aguas del Atlántico. De este modo, los cambios en los ecosistemas del desierto africano pueden afectar a las selvas americanas y a la vida submarina.
“Si alguna de sus partes sufre daños, todo el sistema se resiente, incluidos los seres humanos”, explica Pita. “Si continuamos dañando la salud de los ecosistemas, llegará un momento en el que no podremos acceder a servicios ecosistémicos tan importantes para nosotros como el agua potable o el aire puro. Cuidar y respetar la biodiversidad es cuidarnos a nosotros mismos. Una biodiversidad sana conlleva ecosistemas sanos, lo que garantiza el equilibrio del planeta y la salud y el bienestar de la humanidad”.
Las zonas más biodiversamente ricas del planeta
En el medio de la selva amazónica brasileña, las tierras de los indígenas Tembé se encuentran dentro de un bioma conocido como Centro de Endemismo Belém. Se trata de una de las regiones más ricas de la Amazonía, un lugar que destaca además por su alto número de especies endémicas (aquellas cuya distribución se restringe a una zona geográfica determinada y no se encuentran de forma natural en ninguna otra parte del mundo).
Brasil es el país más biodiverso del mundo. De acuerdo con el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD, por sus siglas en inglés), entre sus fronteras habitan al menos 103.000 especies animales y 43.000 vegetales. De entre ellas, unas 80.000 corresponden a insectos, 7.000 a arácnidos, 4.000 a algas y más de 700 a reptiles.
Se estima que el país latinoamericano alberga entre el 15 % y el 20 % de la diversidad biológica de todo el planeta, y su variedad no para de crecer: cada año se descubren unas 700 nuevas especies de animales. La increíble riqueza de los ecosistemas sitúa a Brasil en lo más alto de la lista de los países megadiversos.
“Existen 17 países que, en conjunto, alojan el 70 % de la biodiversidad del planeta”, explica Pita. “Son, según el Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente, los países megadiversos: Brasil, Colombia, Ecuador, México, Perú, Venezuela y EE. UU. en América; China, Indonesia, India, Filipinas y Malasia en Asia; Madagascar, República Democrática del Congo y Sudáfrica en África; y Australia y Papúa Nueva Guinea en Oceanía”. La mayoría se sitúan en la franja tropical y cuentan con una gran variedad de paisajes y ecosistemas diferentes.