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¿Quiénes son los defensores del medioambiente y cuál es su papel en el planeta?

A lo largo y ancho del planeta hay personas y grupos que luchan de manera pacífica para proteger los ecosistemas, el agua, el aire, la tierra, la flora y la fauna. Quieren salvaguardar las tierras donde han crecido o los ríos y bosques de los que depende su bienestar. Muchos de los defensores del medioambiente son líderes indígenas, pero también hay ONG globales.

Cuando Alessandra Korap nació en 1985, la aldea Praia do Índio era un lugar aislado en medio de la selva. Pero a medida que se iba haciendo mayor, este pequeño asentamiento de indígenas munduruku a orillas del río Tapajós (estado de Pará, Brasil) fue cambiando. Primero, poco a poco, de forma casi imperceptible. Y luego cada vez más rápido: con la llegada del siglo XXI y la construcción de dos carreteras y otras infraestructuras, las industrias madereras, mineras y energéticas de Brasil se hicieron fuertes en la zona.

Los munduruku y Alessandra Korap, sin embargo, se organizaron ante la destrucción de su territorio y la extracción de recursos que beneficiaba a personas y empresas muy lejos de Praia do Índio. De la mano de Korap, que además de maestra es la líder ambiental más destacada de la región, lucharon de forma pacífica. Así, en los últimos años, han conseguido paralizar varias licencias mineras y la construcción de una gran presa hidroeléctrica en el Tapajós y han contribuido a impulsar el debate sobre los derechos de los pueblos indígenas a nivel global.

Por todo ello, Alessandra Korap ha sido galardonada con el Premio Ambiental Goldman, considerado el Nobel del medioambiente. Sin embargo, ni todos los defensores del medioambiente son tan conocidos como Korap ni todas sus historias acaban tan bien.

¿Qué debemos a los defensores del medioambiente?

La ONU define a los defensores del medioambiente como aquellos individuos y grupos que, a título personal o profesional y de manera pacífica, se esfuerzan por proteger y promover los derechos humanos en relación con el medioambiente, incluyendo la lucha por la protección del agua, el aire, la tierra, la flora y la fauna. Bajo este paraguas se agrupa un colectivo muy amplio de personas y organizaciones, que van desde líderes indígenas locales hasta ONG globales, pasando, también, por muchas personas que ni siguiera se consideran a sí misma defensoras del medioambiente.

“Muchos de ellos no se ven como ambientalistas. Hacen lo que hacen porque quieren proteger las tierras en las que han crecido, los bosques y ríos de los que depende su bienestar”, explica Mary Menton, investigadora en justicia ambiental para la School of Global Studies de la Universidad de Sussex (Reino Unido). “Tienen una visión diferente sobre lo que está bien y lo que está mal. Lo único que quieren es poder seguir haciendo lo que hacen y no ser amenazados por ello. Y les debemos mucho”.

De acuerdo con un artículo publicado en The Lancet, los defensores del medioambiente son mucho más que defensores del territorio, ya que salvaguardan una serie de elementos que son esenciales para nuestro bienestar y nuestra salud, como el agua, el aire, el suelo, los alimentos y el acceso y disfrute a la propia naturaleza. Además, como concluye un ‘paper’ publicado en 2020 por investigadores de varios centros, incluyendo la Universitat Autònoma de Barcelona, sus luchas contribuyen a consolidar el progreso hacia una sociedad más justa y sostenible.

El coste de la defensa del medioambiente

1910. Esa es la cifra de defensores medioambientales asesinados en la última década. Los datos, extraídos del último informe de la organización Global Witness, describen la punta del iceberg de la violencia que sufren muchos de quienes defienden su tierra y el ambiente. En 2022, 177 personas fueron asesinadas, una cada dos días. Más del 90 % de los asesinatos del año pasado se registraron en América Latina (la mayoría en Colombia, Brasil, México y Honduras). Y uno de cada cinco sucedió en la región Amazónica, donde la violencia, la tortura y las amenazas son parte del día a día de muchos grupos indígenas y defensores del medioambiente.

Tal como explica Mary Menton, que tiene mucha experiencia en el contexto latinoamericano, las principales amenazas para quienes defienden el medioambiente vienen de las industrias extractivas, como la minera, la maderera o la de los combustibles fósiles, así como de conflictos por la propiedad de la tierra con la industria agropecuaria. “También hemos observado amenazas alrededor de proyectos energéticos, como las presas hidroeléctricas, e incluso de proyectos que se presentan como sostenibles, pero no lo son”, añade Menton.

Tal y como reconoce la investigadora, la violencia tiene muchas caras. A veces son amenazas que llegan directamente del dueño de una granja y otras veces una empresa contrata a terceras personas para que ejerzan presiones. “Los asesinatos son solo la parte más visible y fácil de medir. Hay algunos estudios que muestran que, por cada asesinato, hay alrededor de 10 personas que sufren violencia física y cientos, incluso miles, que conviven con todo tipo de amenazas”, recalca Menton.

Mejorar la protección de los defensores ambientales

Desde 2018, Naciones Unidas cuenta con una política específica de mejora de la protección de los defensores del medioambiente. Esta se construye sobre cuatro pilares:

  • Denunciar agresiones, torturas, intimidaciones y asesinatos de defensores ambientales.
  • Abogar ante los estados y otros actores, incluyendo las empresas, por una mejor protección de los derechos ambientales y de las personas.
  • Apoyar la gestión responsable de los recursos naturales.
  • Solicitar a gobiernos y empresas que rindan cuentas por los incidentes que hayan afectado a defensores ambientales.

Además, existen otros instrumentos a nivel regional y nacional, como el Acuerdo de Escazú, vigente desde 2021 y ratificado hasta el momento por 15 países de América Latina y el Caribe. Este tratado, cuyas medidas específicas están siendo desarrolladas, busca garantizar el derecho de acceso a la información ambiental y la participación pública y el derecho a la justicia ambiental. También persigue implementar medidas y procesos que garanticen la protección de los derechos a un desarrollo sostenible y a vivir en un medioambiente sano.

“Hay muchas cosas que se pueden hacer para mejorar la protección de los defensores ambientales”, explica Mary Menton. “Lo primero es aumentar la protección, asegurar su integridad física, aunque a veces suponga sacar a los líderes ambientales temporalmente del entorno del conflicto, y aumentar la seguridad de sus hogares y sus familias con medidas tan sencillas como alarmas o cámaras de seguridad. También hay que tener en cuenta la seguridad digital, la protección de su información personal en internet”.

“Después hay que hacer hincapié en el papel del estado, que debe crear programas de protección y dotarlos de fondos suficientes y asegurar que las fuerzas de seguridad y el sistema judicial cumplen con su labor. Por último, creo que una de las acciones más efectivas es fortalecer los movimientos colectivos para evitar que los líderes ambientales se sientan solos, aislados, con todo el peso del conflicto sobre sus hombros. Debemos brindar apoyo a los movimientos de defensa del medioambiente y a las comunidades para que se defiendan por sí mismos”, concluye la investigadora.