¿Qué tipo de residuos existen y cómo se categorizan? Vida y procesamiento
Los residuos pueden adquirir diversas formas y estados. Son industriales, urbanos y agrícolas y de su procesamiento depende el daño que puedan hacer al medioambiente y a nuestra salud. En algunos países se producen unos 475 kilos de residuos sólidos urbanos por persona.
La acumulación descontrolada de desechos en vertederos y océanos se ha convertido en una amenaza ambiental. Esta ha desencadenado una serie de consecuencias negativas para el medioambiente. El impacto de este problema afecta a numerosos frentes, desde la contaminación del agua, hasta la del propio aire que respiramos.
Abordar el reto que supone qué hacer con los residuos requiere de una acción concertada a nivel global. La adopción de prácticas de gestión más sostenibles, la promoción de la economía circular y la reducción de la dependencia de ciertos productos son pasos cruciales para mitigar los efectos de la acumulación de residuos. Por lo tanto, el desafío que plantean es una llamada urgente a repensar nuestra relación con el consumo y la producción. Finalmente, el objetivo es claro: preservar el planeta para las generaciones futuras.
Los residuos se definen como aquellos materiales o productos cuyo propietario desecha y que se encuentran en estado sólido o semisólido, líquido o gaseoso. La palabra describe un material que pierde utilidad tras haber cumplido con su misión o servido para realizar un determinado trabajo. Por lo tanto, el residuo es sinónimo de basura. Básicamente son industriales, urbanos y agrícolas, aunque existen también los denominados “especiales” que tienen normativa específica: los explosivos desclasificados y los residuos radioactivos y sanitarios.
En países como España, la Ley 22/2011, de 28 de julio de residuos y suelos contaminados, por su origen los residuos pueden ser domésticos, comerciales, industriales y peligrosos.
Además, el Real Decreto 646/2020, de 7 de julio, por el que se regula la eliminación de residuos mediante depósito en vertedero, hace también una clasificación y habla de residuos municipales, que son los residuos mezclados y los residuos recogidos de forma separada en cubos de basura y que son de origen doméstico, incluidos papel y cartón, vidrio, metales, plásticos, biorresiduos, madera, textiles, envases, residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, residuos de pilas y acumuladores, y residuos voluminosos, incluidos los colchones y los muebles. También los procedentes de otras fuentes (comerciales, industriales o sanitarios) cuando esos residuos sean similares en naturaleza y composición a los residuos de origen doméstico.
“Los residuos municipales no comprenden los residuos procedentes de la producción, la agricultura, la silvicultura, la pesca, las fosas sépticas y la red de alcantarillado y plantas de tratamiento de aguas residuales, incluidos los lodos de depuradora, los vehículos al final de su vida útil ni los residuos de construcción y demolición”, explica José Vicente López, investigador en el Departamento de Ingeniería y Gestión Forestal y Ambiental de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
Demasiados residuos van al vertedero
Según datos de la Unión Europea, en España se producen unos 475 kg. de residuos sólidos urbanos por persona. No es una cantidad muy elevada comparada con otros países, pero el problema está en que reciclamos solo un tercio y más de la mitad (54 %) acaba en vertederos controlados (unos 182 kg.), un porcentaje que es más del doble de la media europea (un 24 % en la UE).
Los países del norte de Europa, como Finlandia y Suecia, pero también Bélgica y los Países Bajos, apenas hacen uso de vertederos. En Finlandia, por ejemplo, la gestión de residuos se basa en un orden de prioridad: debe evitarse su generación; si se generan residuos, se deben preparar para su reutilización; si la reutilización no es posible, los desechos deben recuperarse principalmente como materiales (reciclados) y, en segundo lugar, como energía. Además, los residuos se eliminan en vertederos solo si su recuperación no es técnica o financieramente viable.
Por eso una buena gestión de residuos es fundamental para proteger el medioambiente. Conforme aumenta la población se incrementa la generación de residuos. Y si su tratamiento no es el adecuado acaban en vertederos e incineradoras. Esto supone problemas medioambientales que afectan el suelo, el agua y el aire. Una mala gestión puede provocar contaminación del aire, de las aguas, del suelo, mayor coste energético y desaparición de recursos naturales.
Los residuos más contaminantes y peligrosos son los metales pesados, que son sustancias tóxicas que no se degradan. Los contaminantes clásicos no son tan tóxicos como los metales pesados, el problema surge en su producción en masa. Se emiten cantidades de gases dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, lo que provoca desastres naturales como el calentamiento global. En cambio, los óxidos de nitrógeno contribuyen a la formación de ozono en el suelo y la niebla urbana.
Otros gases como el cloruro de hidrógeno (HCI), el dióxido de azufre (SO2) y las partículas sólidas son responsables de brumas ácidas, de las lluvias ácidas y la destrucción de casi un tercio de los bosques de Europa, además de los grandes problemas de salud.
También están los compuestos sintético-orgánicos, que destacan por su elevada toxicidad y volatilidad debido a sus procesos y componentes. Son de carácter bioacumulativo, al igual que los metales pesados, y lo componen sustancias como los hidrocarburos alifáticos, aromáticos tipo xilenos y bencenos (presentes en el petróleo y la gasolina), los éteres, cetonas, aminas, PCTes y los más peligrosos, las dioxinas y furanos (productos de desecho formados a partir de diversos procesos químicos y de combustión que son tóxicos para la salud). Estos últimos dos componentes son producidos por el ser humano y son los contaminantes con mayor peligro para el entorno y para las personas.
¿Cómo se clasifican los residuos?
La Directiva Marco Europea de Residuos estableció en su momento la denominada Lista Europea de Residuos a través de los llamados Códigos LER. Cualquier residuo que pueda identificarse mediante un código marcado con un asterisco deberá considerarse como peligroso. Los residuos definidos mediante los demás códigos se consideran como no peligrosos.
¿Cuál es el destino de los residuos que generamos?
En el caso de los envases ligeros, su tratamiento se hace a través de una planta de clasificación de este tipo de residuo. Los materiales clasificados y embalados se venden a un reciclador del material específico. El papel y el cartón se llevan a un clasificador que los separa por calidades, ya que, el papel clasificado se vende y envía a la fábrica de reciclaje de papel. Finalmente, el vidrio se trata en una planta de procesado, donde se limpia y se obtiene el “calcín” (una forma de vidrio en pequeños trozos). El rechazo se envía a un vertedero. En cuanto a la materia orgánica, tiene dos vías de tratamiento: aeróbica, para convertirla en compost, de valor comercial y anaeróbica, o para transformarla en biogás, que puede introducirse a la red si cumple con determinadas normas de calidad.
“La evaluación y clasificación de los residuos se aplican a cada uno de los flujos de residuos generados por un productor tras la obtención de una muestra representativa. En caso de que haya más de un tipo de residuo, cada uno debe evaluarse por separado. La primera clasificación o calificación del residuo es: no peligroso o peligroso”, añade López.
Para el caso de los residuos municipales o de competencia municipal, la clasificación es más cercana a la ciudadanía, tendiendo siempre a realizar una segregación de residuos en origen o lo que conocemos como “recogida selectiva” y “recogidas especiales”. En este punto es clave que los ciudadanos depositen los residuos en los cubos de basura destinados a cada tipología.
El reciclaje o recuperación material del residuo depende de las infraestructuras de gestión del municipio o comunidad autónoma, entendiendo como infraestructura las siguientes:
- Sistema de Contenerización y recogida: permiten la correcta separación de la materia orgánica para la elaboración de compost y la recuperación de envases para su reciclaje. Los contenedores son de color verde, amarillo, azul e iglú verde para el vidrio.
- Plantas de clasificación de envases: lugares de selección y clasificación en los que se utilizan tanto procedimientos mecánicos como manuales para separar los residuos y pulir la separación realizada en los hogares.
- Plantas de selección de resto o residuo mezclado: los diferentes materiales se prensan y empaquetan separados (plásticos y bricks, metales, bolsas, etc.).
- Planta de valorización energética: una instalación industrial donde tiene lugar la incineración controlada y en las condiciones legalmente establecidas –a una temperatura mínima de 850° C durante al menos 2 segundos–. El calor generado en este proceso de combustión es aprovechado en una turbina de vapor para producir electricidad.
- Vertedero: el objetivo de estas instalaciones es enterrar, aislar y almacenar residuos. La basura que se almacena en ellos llega para quedarse durante bastante tiempo porque donde se acumula hay poco oxígeno y humedad, lo que hace que tarde más en descomponerse.