¿Qué son y qué función tienen los mercados voluntarios de carbono?
Consumidores y pequeñas empresas también pueden compensar su huella de carbono. Es la función que prestan los mercados voluntarios de carbono, un espacio en el que se adquieren créditos de carbono destinados a financiar proyectos sostenibles. Funcionan en paralelo a los mercados regulados obligatorios y cada vez más entidades están interesadas.
Hace tiempo que las empresas, como toda la sociedad en su conjunto, se sienten preocupadas por la huella de carbono que producen sus actividades, por el impacto medioambiental de sus operaciones. Hoy, gracias a los mercados voluntarios de carbono (MVC), también las pymes pueden compensar ese exceso de emisiones de CO2 adquiriendo créditos de carbono en el mercado voluntario.
“Los mercados voluntarios de carbono están dirigidos a organizaciones públicas y privadas, incluso ciudadanos, que se quieren responsabilizar de su acción climática. A diferencia de las grandes empresas, no tienen ninguna obligación de hacerlo, ni ante el Estado ni por los acuerdos de París o Kyoto. Por esa razón hablamos de mercado voluntario”, explica Pablo Barrenechea, adjunto a la dirección de la ONG Ecodes.
Para llevar a cabo esta compensación se pueden adquirir créditos de carbono participando como financiadores de proyectos que absorben y capturan CO2 en España, países de la UE y en países en vías de desarrollo. En cuanto al volumen de dinero que movieron los distintos mercados voluntarios de carbono, Ecosystem Marketplace, auditora en información de inversiones medioambientales, estima que fue de 320 millones de dólares (273 millones de euros) en 2019 (últimos datos disponibles). Los MVC global acumulan 5.000 millones en créditos en los últimos 20 años.
¿Cómo puedo calcular la huella de carbono y comprar créditos?
Para adquirir créditos de un proyecto del mercado voluntario de carbono y compensar el exceso de emisiones de tu empresa, lo primero es calcular la huella de carbono. Es sencillo hacerlo. Hay múltiples plataformas o calculadoras online, como esta de Ecodes o esta otra que ofrece el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Compañías como BBVA, por su parte, son pioneras en utilizar la analítica de datos para calcular la huella de carbono de las empresas.
Una vez conocida la huella de emisiones hay que encontrar ese proyecto que sirva para realizar la compensación y conseguir la neutralidad en carbono. “No hay requisitos previos para participar en los mercados voluntarios. Aunque no todos los proyectos son aceptados. Deben cumplir dos características: adicionalidad y doble contabilidad”, explica Barrenechea.
La adicionalidad responde a que el proyecto a financiar debe representar una actividad de reducción de CO2 que signifique un agregado a las actividades que se realizan normalmente en el país. Por ejemplo, si es práctica habitual la reducción de CO2 a través del reciclaje de basuras, una actividad que además convierte ese compostaje en energía limpia y propicie la economía circular es candidata a recibir créditos del mercado de carbono, tanto regulado como voluntario. Se deben poner en el mercado voluntario de carbono los créditos que certifican que son para esa actividad adicional.
La doble contabilidad, el otro gran requisito, responde a evitar que los créditos usados para un proyecto se contabilicen dos veces: de forma privada y de forma pública por el país en el que se llevan a cabo. Para evitar esta doble contabilidad existen certificaciones internacionales para registrar las transacciones de compra y venta de carbono. Se deben registrar tanto en el ministerio nacional del país como en registros y auditorías independientes. “Aunque hablemos de un mercado voluntario, hay unas pautas y una serie de requisitos para asegurar la confianza en el proceso. Como la adquisición de compensaciones no es algo tangible, es importante tener estas estructuras para asegurar la transparencia y la calidad del proceso”, detalla Barrenechea. El precio de la tonelada de carbono en los MVC oscila entre los dos y los treinta euros, según datos de Ecodes.
Asimismo, las regulaciones internacionales del mercado voluntario de carbono hacen hincapié en que los desarrollos financiados respondan a una reducción del CO2 pero también contribuyan a un desarrollo sostenible y social. Las verificaciones aseguran que se realice una participación social y que tenga en cuenta a la población local en el lugar que se lleva a cabo el proyecto.
Vista general de la sesión de apertura de la Cumbre sobre Cambio Climático en Kyoto (Japón), 1977.
En equipo con los mercados obligatorios de carbono
Los mercados voluntarios de carbono funcionan en paralelo a los mercados obligatorios. En estos segundos participan gobiernos, multinacionales y entidades financieras como BBVA. Los mercados regulados y obligatorios de carbono surgieron a partir del Protocolo de Kyoto de 1997 como herramientas para reducir el daño medioambiental. En la Unión Europea funciona desde 2005 el Mercado Europeo de Derechos de Emisión, uno de los más ambiciosos del mundo. Cubre, en los 27 estados miembros, las emisiones de CO2 de industrias como las centrales térmicas, de cogeneración e instalaciones de potencia térmica superior a 20MW, refinerías, coquerías, siderurgia, cemento, cerámica, vidrio y papeleras.
El mercado regulado europeo está compuesto por unas 10.000 empresas, las más grandes de la UE y responsables del 40% de las emisiones totales en la región. Estas compañías tienen derechos, que les facilita cada país, y si no los ejecutan pueden comprar derechos de emisión a otras empresas o utilizar mecanismos de desarrollo limpio comprando créditos de proyectos sostenibles en terceros países y que cuenten con el aval de la Comisión Europea. Estas empresas sí están obligadas a reducir sus emisiones para alcanzar la neutralidad en carbono para 2050.
El pasado mes de julio, la Comisión Europea adoptó un conjunto de propuestas para adaptar las políticas de la UE en diversos sectores a fin de reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55 % de aquí a 2030. Una de las medidas propuestas es la revisión del régimen de comercio de derechos de emisión con el objetivo de rebajar aún más el límite global de emisiones y aumentar su ritmo anual de reducción. Además, la Comisión propone el establecimiento de un nuevo régimen de comercio de derechos de emisión para la distribución de combustibles para el transporte por carretera y los edificios. Se prevé que una parte específica de los ingresos procedentes del nuevo sistema deberán abordar el posible impacto social en los hogares vulnerables, las microempresas y los usuarios del transporte.
La reducción de emisiones de CO2 en BBVA
En BBVA preocupa la reducción de emisiones y la financiación de proyectos para la disminución de gases de efecto invernadero. El banco ha alcanzado uno de los objetivos que se había planteado en su Plan Global de Ecoeficiencia 2016-2020: ser neutro en emisiones directas de CO2. El objetivo se consiguió al compensar su huella de carbono con proyectos mitigadores que generaron un impacto positivo en las comunidades locales donde se llevaron a cabo.
BBVA compensó en 2020 un total de 120.562 toneladas de CO2 en siete proyectos en los países en los que opera. Un avance en el compromiso del banco con el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas. Para conseguir esta neutralidad en carbono, el 65% de la energía que consume el banco en sus instalaciones procede de energías renovables, superando ampliamente el objetivo para 2020, que era un 48%.
BBVA estima que los mercados de carbono tienen un papel clave para lograr la neutralidad de carbono en 2050 y que los mercados voluntarios son un complemento útil y necesario para los mercados públicos, puesto que ayudarán a las empresas a cumplir sus crecientes compromisos de reducción de emisiones. En este sentido, el banco ha firmado la carta de adhesión al nuevo informe del Grupo de Trabajo para la Ampliación de los Mercados Voluntarios de Carbono (Taskforce on Scaling Voluntary Carbon Markets, TSVCM, por sus siglas en inglés), que define la hoja de ruta para articular y fortalecer la integridad y transparencia del mercado voluntario de carbono. BBVA es el único banco español miembro de este grupo de trabajo.