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¿Qué son los riesgos laborales y cómo prevenirlos?

Prevenir los riesgos laborales es una de las inversiones más efectivas que pueden realizar las empresas, tanto para evitar los costes derivados de lesiones, enfermedades o patologías sufridas durante el trabajo como para mejorar la salud de los empleados, su bienestar y su compromiso.

Un resbalón en un suelo mojado que acaba en un esguince. Una silla y una mesa poco ergonómicas que vuelven el trabajo incómodo. Un espacio mal iluminado y ventilado. Un ambiente sonoro ruidoso. Una mala organización que deriva en estrés. Los riesgos laborales tienen muchas formas y, la mayoría de las veces, están lejos de los grandes accidentes en el trabajo que ocupan los titulares.

Es cierto que la historia está llena de accidentes graves en el entorno del trabajo, pero la realidad de los riesgos laborales va mucho más allá de grandes explosiones o derrumbes de infraestructuras. Las acciones que la empresa puede tomar para prevenirlos son una de las inversiones más efectivas que pueden hacerse, tanto desde el punto de vista de la organización y sus costes como desde el empleado, su bienestar y su compromiso.

¿Qué son los riesgos laborales?

El riesgo laboral es la relación entre la probabilidad de que un trabajador sufra un daño derivado del trabajo y la severidad de dicho daño. Este daño incluye enfermedades, patologías o lesiones sufridas con motivo de la realización de su trabajo o mientras el trabajador está en el entorno laboral. Esta definición aparentemente sencilla, que recogen la Organización Internacional del Trabajo (OIT, entidad dependiente de la ONU) y la mayoría de regulaciones estatales y regionales, esconde sin embargo un complejo entramado de riesgos relacionados no solo con el entorno laboral, sino también con las personas y la sociedad en su conjunto.

“Todo trabajo conlleva una merma de salud y esto se ha intentado regular desde hace mucho. Ya el código de Hammurabi de Mesopotamia atendía de alguna manera los daños a una persona que estuviera haciendo una obra”, explica Marcos Antonio Pérez Delgado, coordinador de Prevención de Riesgos Laborales de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y profesor de dicha universidad. “Desde entonces las cosas han cambiado mucho. A partir de los años ochenta del siglo pasado han empezado a aparecer factores de riesgos que van más allá de lo físico, los llamados riesgos psicosociales, que se han incrementado con el uso de herramientas informáticas, el teletrabajo y los entornos laborales cambiantes”.

Tipos de riesgos laborales

Existen muchas formas de clasificar los riesgos laborales. De acuerdo con la división que hace la Organización Internacional del Trabajo, estos se pueden dividir en:

  • Riesgos químicos y ambientales, derivados de la exposición a sustancias peligrosas como contaminantes o vapores tóxicos.
  • Riesgos biológicos, relacionados con enfermedades producidas por patógenos como bacterias o virus.
  • Riesgos físicos, que agrupan a todos aquellos derivados de impactos físicos, desde el ruido hasta las temperaturas extremas.
  • Riesgos psicosociales, derivados del diseño y la gestión del trabajo, como el control de la carga de trabajo, la cultura organizacional o las relaciones interpersonales en el trabajo.
  • Riesgos ergonómicos, que incluyen los riesgos derivados de la interacción entre factores físicos, cognitivos, sociales, organizacionales y ambientales,
  • Riesgos de radiación, que afectan a todos aquellos que trabajan con elementos radiactivos.

“Hoy en día se puede decir que los riesgos psicosociales están menos controlados que el resto, sobre todo, porque son más difíciles de medir”, señala Heriberto Rodríguez Mateo, doctor en Psicología, especialista en psicología del trabajo y las organizaciones y también docente en la universidad canaria. “Los que trabajamos en prevención de riesgos laborales estamos muy centrados en ellos porque son factores de riesgo que están muy conectados con la propia realidad sociológica, y por lo tanto se ven potenciados en momentos de incertidumbre, y con la realidad de las empresas y la disponibilidad de recursos”.

El coste de los riesgos laborales

Un accidente, una baja, una persona que se ausenta de su trabajo, una indemnización… Los riesgos laborales se transforman directamente en costes para las empresas, los trabajadores y la sociedad en su conjunto. Las estimaciones de dichos costes no son sencillas y varían mucho en función de los métodos empleados y los riesgos analizados. Aun así, un estudio elaborado por la Comisión Europea estima que solo el estrés genera más de 20.000 millones de euros en pérdidas al año en la UE.

“Para la empresa hay costes directos, como los derivados del tiempo de recuperación de la persona que sufre un accidente, indirectos, reputacionales y en términos de competencia frente a otras empresas. Pero después hay muchos otros costes en las arcas públicas y en la sociedad que son difíciles de medir, como los impactos en el sistema de protección social”, señala Marcos Antonio Pérez Delgado.

Por ello, la prevención de los riesgos laborales es, más que un gasto, una inversión. De acuerdo con la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo, el gasto en prevenir los riesgos en el trabajo deriva, de media, en un 21,2 % de incremento de la motivación de los trabajadores, un 19,1 % de ahorro por prevención de accidentes, un 15,1 % de aumento en la calidad percibida del producto y un 14,6% de ahorro en el tiempo de preparación del producto, entre otros beneficios.

Cómo prevenir los riesgos laborales

Según el Instituto Nacional de Salud y Seguridad en el Trabajo, en 2022, se registraron en España más de 650.000 accidentes de trabajo que acarrearon baja. En Colombia, las estadísticas oficiales reflejan más de 560.000, mientras en Argentina fueron casi 425.000 y en México, 290.000. Conseguir cifras fiables de los incidentes que se producen en el trabajo y las consecuencias que acarrean para los trabajadores no siempre es fácil. Aun así, la OIT estima que cada año alrededor de 317 millones de personas son víctimas de accidentes del trabajo en todo el mundo y 2,34 millones mueren debido a accidentes o a enfermedades profesionales. La mayoría es evitable.

La prevención de riesgos laborales es tan compleja como los propios riesgos y depende en gran medida de las características del propio trabajo y el entorno laboral, pero la OIT establece que toda estrategia de prevención debe estar sustentada en los siguientes pilares:

  1. Identificar los peligros.
  2. Identificar quién puede sufrir los daños y de qué manera.
  3. Evaluar el riesgo e identificar y decidir las medidas de control de riesgos en materia de seguridad y salud.
  4. Dejar constancia de quién es responsable de la puesta en marcha de cada medida de control y en qué plazos.
  5. Registrar los resultados, realizar el seguimiento y revisar la evaluación de riesgos, y actualizarla cuando sea necesario.

“Uno de los factores más importantes en la prevención es el liderazgo del empresario o empresaria. Es importante que vea la prevención de riesgos como una inversión y no como un gasto, que comprenda los beneficios de tener un entorno de trabajo más amigable”, concluye Heriberto Rodríguez Mateo. “También es clave asegurar que las pequeñas y las medianas empresas, que forman el grueso del tejido productivo, tengan recursos propios para poder identificar los riesgos, evaluarlos y poner en marcha las medidas preventivas antes de que ocurra el daño”.