¿Qué son los bonos azules y por qué son importantes?
Los bonos azules son emisiones de deuda que tienen como destino preservar y proteger los océanos y sus ecosistemas. Buscan a través de la movilización del capital público y privado impulsar proyectos que impacten favorablemente en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y en la economía azul.
De acuerdo con el Pacto Mundial de Naciones Unidas, se prevé que el mercado de los bonos azules tenga un importante crecimiento mundial como consecuencia de la necesidad de salvaguardar los océanos. Los expertos estiman que el auge de los ‘blue bonds’ será similar al que experimentaron los bonos verdes en sus primeros años.
¿Por qué son tan trascendentes los océanos?
El agua salada que cubre el planeta representa más del 70% de la superficie y es un gran termorregulador de temperatura. “El océano almacena más del 90% del calor adicional atrapado en la Tierra como consecuencia de las emisiones de carbono generadas por la actividad humana. Así pues, el océano ralentiza el calentamiento de la atmósfera”, explica la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Sin embargo, el calentamiento del océano tiene sus propios, diversos y desconocidos impactos. Charlotte De Fontaubert, experta global en Economía Azul del Banco Mundial, lo precisa al decir que “los efectos del cambio climático en los océanos son múltiples, complejos e interrelacionados”.
En cuanto a la aportación de oxígeno que hacen los océanos y contrario a la creencia de que los bosques son el pulmón del planeta, más del 50% del oxígeno que hay en el mundo se produce en el mar mediante la fotosíntesis desencadenada por el fitoplancton. Lamentablemente, este significativo proceso se ve afectado por el calentamiento y por la contaminación de los océanos. Los impactos y sus consecuencias específicas aún no se encuentran bien documentadas, como lo explica un boletín emitido por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Otra de las grandes funciones de los océanos es la fuente de alimentación. El consumo de pescados y mariscos representó en el 2010 el 17% de la proteína animal que consumen las personas en el mundo y se estima que para el año 2050 se incremente cerca del 40%. La Universidad de Magallanes, en Chile, explica que la cobertura de la demanda de estos productos no se realizará mediante la pesca y será atendida a través de la acuicultura, por lo que el desarrollo de esta actividad y de sus procesos de producción deberán ser sostenibles.
En densidad poblacional, la organización SciELO (Scientific Electronic Library Online) estima que entre el 50% y el 60% de la población mundial vive en zonas costeras. Este dato permite dimensionar la interrelación y dependencia que la actividad humana en materia económica, alimentaria, social y de infraestructura costera tiene con los océanos.
Instrumento para ayudar al planeta
Actualmente el mercado de los bonos azules se encuentra en sus primeras etapas. De acuerdo con el Banco Mundial, hasta julio de 2022 se contabilizaban 12 emisiones por un valor de 2,856 millones de dólares, realizadas en los últimos dos años. Las operaciones han estado destinadas a la preservación de las aguas del Océano Índico, a la reestructuración de la deuda de Belice que incluye medidas de protección ambiental, a incrementar las áreas marinas protegidas, a generar una acuicultura ambientalmente sostenible y a mejorar la gestión del agua, entre otros.
En el documento 'Acelerando la emisión de bonos azules en América Latina y el Caribe', elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Pacto Mundial de las Naciones Unidas se detallan las oportunidades que existen en la emisión de bonos azules y que consideran:
- Energía renovable marina. Además del uso de la tecnología eólica marina para atender la demanda renovable se destacan los beneficios de compartir instalaciones con otras industrias marinas, como la acuicultura y la creciente demanda de agua de mar desalinizada.
- Transporte. Cerca del 90% de los productos internacionales se transporta por mar, por lo que destaca la descarbonización del transporte marítimo y la construcción de infraestructuras marítimas y portuarias sostenibles.
- Agronegocios y manufactura. Proyectos destinados a eliminar los residuos que ingresan al océano por estos sectores, como el agua con fertilizantes y productos químicos que ingresan al mar, contribuyendo a la eutrofización de los océanos.
- Infraestructura social y turismo. Contribuir a una economía con cero emisiones netas, con la pesca, el turismo, la actividad portuaria y todas las actividades que implican servicios ecosistémicos costeros y marinos.
- Agua y saneamiento. Impulsar la gestión sostenible del agua, así como proyectos de infraestructura para tratamiento, almacenamiento y suministro sostenido de agua potable.
La diversificación de proyectos que contribuyan al desarrollo sostenible de los océanos es amplia, por lo que las futuras emisiones de bonos azules pueden ser de gran interés para los inversionistas por su diversificación e impactos positivos.
¿Qué es un bono azul?
Un bono azul es un instrumento financiero de emisión de deuda que tiene como objetivo proteger los océanos y los ecosistemas marinos a través de su preservación. A través de ellos se ponen en marcha infraestructuras para el tratamiento y la gestión del agua o se adoptan medidas para preservar la biodiversidad marina.
Los bonos azules emitidos por BBVA
En BBVA, la primera emisión de un bono azul se realizó para Desarrollos Hidráulicos de Cancún (DHC), cuyos recursos tienen el objetivo de suministrar agua potable en las zonas donde opera DHC en el estado de Quintana Roo, México. De esta forma, se cuidarán los recursos naturales, se podrá prever la demanda en los próximos años y, de paso, se apoyará el ODS 6, de agua limpia y saneamiento y el 9 de infraestructuras resilientes.
En Colombia, durante la Convención Bancaria 2023, BBVA junto a IFC anunció el lanzamiento del primer bono azul en este país. Un bono, cuyo primer tramo es de 50 millones de doláres, que tiene como objetivo apoyar las iniciativas vinculadas a la protección de los recursos hídricos colombianos. Para ello, se financiarán proyectos para la construcción de infraestructuras para el tratamiento de las aguas o la preservación de los manglares y los océanos, entre otros.