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Energía> Energía Renovable Act. 14 dic 2023

¿Qué son las energías renovables y por qué son importantes?

Las energías renovables son aquellas que proceden de fuentes renovables e inagotables como el sol, el viento, el agua, calor geotérmico, vegetación... A medida que avanza el cambio climático, las energías renovables no solo se han convertido en un imperativo moral para legar a las generaciones futuras un mundo más sostenible, también se consolidan como la clave de una nueva economía conectada a una nueva mentalidad.

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La mayoría de los países son deficitarios en combustibles fósilespetróleo, carbón y gas natural—, aunque lo mismo podría decirse del mundo en su conjunto ya que por definición son finitos, fuentes de energía no renovables. Se han generado a lo largo de millones de años en el subsuelo a partir de materias orgánicas. Su cantidad es la que es, ni un ápice más. Por ello tienen los días contados.

"Los combustibles fósiles comprenden el 80% de la demanda de energía primaria a nivel mundial. El sistema energético es la fuente de aproximadamente dos tercios de las emisiones globales de CO2 (dióxido de carbono). Si continúan las tendencias actuales o, dicho de otra manera, si la proporción de combustibles fósiles se mantiene mientras la demanda energética casi se duplica para 2050, las emisiones superarán enormemente la cantidad de carbono que podemos emitir. Todo ello contando con que necesitamos limitar el aumento medio de temperatura global a 2 grados centígrados". Así lo explican los expertos Scott Foster y David Elzinga en el artículo ‘El papel de los combustibles fósiles en un sistema energético sostenible’.

Hoja de ruta: el Acuerdo de París

Existe una fecha trascendental en esta lucha contra las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), las principales causantes del calentamiento global: 12 de diciembre de 2015. Venía al mundo el Acuerdo de París en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, el actual protocolo internacional para frenar el proceso de calentamiento. Su objetivo es "promover esfuerzos adicionales que hagan posible que el calentamiento global no supere los 1,5 grados centígrados" respecto a los niveles preindustriales.

Aquel documento histórico no significó ni mucho menos el nacimiento de las energías renovables (llevaban décadas de desarrollo en su versión tecnológica moderna). Lo que sí implicaba era su mayoría de edad como principal solución para limitar el calentamiento. Por dos motivos fundamentales: proceden de fuentes naturales en esencia inagotables, como el viento, el sol, la fuerza del agua o la material vegetal gestionada de forma sostenible, y al no emitir gases GEI son la principal herramienta para la transición energética hacia un mundo bajo en carbono. Y para lograrlo en los estrechos plazos previstos.

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Los orígenes de las energías renovables

En realidad, no se trata de una innovación tecnológica desde cero, sino de retomar y evolucionar una tradición consustancial a la civilización humana. Los usos de la energía renovable se remontan a los orígenes de la navegación a vela y continúan en épocas sucesivas como las norias fluviales que aprovechan la propulsión de un cauce o un salto.

Un cultivo de girasoles recuerda a las placas móviles que se orientan al sol. Y la economía tradicional, desde los albores del neolítico a la industrialización, rebosa ejemplos de explotaciones sostenibles, economía circular, modelos de reciclaje, etc. Por ejemplo las rotaciones de cultivos, la gestión forestal gracias al ramoneo de los rebaños o las construcciones de adobe con eficiencia energética que hoy podrían calificarse de arquitectura bioclimática.

Mix renovable

Uno de los casos más reconocibles de esa conexión entre pasado y futuro son los molinos de viento medievales y los modernos parques de aerogeneradores. De hecho, la eólica es junto a la solar una de las renovables con mayor grado de madurez y proyección. "La energía eólica instalada en el mundo creció en 2022 hasta situarse en 906 GW, GW (gigavatios)”, según datos del Global Wind Energy Council (GWEC).

“China, Estados Unidos, Alemania, India y España son los primeros productores mundiales".

Los aerogeneradores generan electricidad a partir de la energía cinética producida por las corrientes de aire. El viento hace girar las palas y así causa la rotación de un eje comunicado con una especie de caja de cambios que incrementa la rapidez de rotación y aporta energía a un generador. Este último transforma la energía rotacional en eléctrica. Los parques eólicos pueden ser terrestres, los más evidentes, pero también marinos con un mínimo impacto visual y acústico al situarse lejos de las costas, de las rutas de navegación intensa y de zonas de interés ecológico.

Por su parte, la energía hidráulica aprovecha la fuerza del agua fluvial para que las centrales hidroeléctricas la conviertan primero en energía mecánica y posteriormente en energía eléctrica.

De acuerdo con el informe ‘Hydropower Status Report 2022’, de la Asociación Internacional de Hidroelectricidad, se trata de "la fuente más grande del mundo de generación de electricidad renovable, en 2022 alcanzó un estimado de 4,250TWh [teravatios-hora]". Brasil y China son las dos grandes potencias mundiales.

El agua también aporta la energía de los mares para producir electricidad aprovechando el movimiento del oleaje (energía undimotriz) y de las mareas (energía mareomotriz).

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Pero la fuente renovable con mayor proyección de crecimiento es la solar, concretamente su variedad fotovoltaica (los otros dos sistemas son la solar térmica y la solar termoeléctrica). De hecho se ha disparado en la última década y aumentará su ritmo de despliegue. La Agencia Internacional de la Energía (IEA) prevé que para 2040 haya multiplicado por seis la potencia instalada en 2018.

La diversidad natural del planeta completa el álbum con fuentes renovables consagradas y emergentes, desde los biocarburantes obtenidos a partir de restos agrícolas y animales a la producción de calor y electricidad mediante la biomasa o las temperaturas geotérmicas del subsuelo, pasando por la valorización de residuos que no se pueden reciclar. Todas ellas reúnen una potencia llamada a aumentar su cuota en el mix energético global. Según la IEA, pasaría del 13% en 2019 al 16% en 2030.

Compromiso medioambiental con las energías renovables

Antes de inaugurarse este siglo, las renovables apenas ocupaban un apéndice en las políticas de Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Hoy son protagonistas en términos de sostenibilidad, eficiencia energética y respeto al medio ambiente en las memorias corporativas. Según el VII Informe del Impacto Social de las Empresas, de la Fundación SERES y la consultora Deloitte, "el 92% contempla los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU en su estrategia de RSE, lo que muestra la importancia de esta tendencia para organizar y articular la RSE empresarial". En concreto, un 64% de las compañías encuestadas lleva a cabo acciones específicas vinculadas a la acción por el clima, el ODS número 13.

Grandes y pequeñas trazan hojas de ruta sostenibles que también involucran a sus cadenas de valor y exigen a sus proveedores buenas prácticas sostenibles. Existe incluso un organismo intergubernamental específico en ese sentido, la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), con 162 países adscritos. No por casualidad su cuartel general se encuentra en Emiratos Árabes Unidos, uno de los grandes productores de crudo.

Futuro verde y sostenible

En los años ochenta y noventa del siglo pasado, el desarrollo inicial de las energías renovables se limitaba por lo general a aquellos países cuya factura energética dependía de la importación de combustibles fósiles. Se concebían como una forma de compensar los desequilibrios de la balanza energética. Pero hoy se consolidan como una necesidad vital para el desarrollo sostenible y la transición hacia un nuevo paradigma económico.

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En la mayoría de países sobresalen dos grandes sectores en consumo energético: los transportes y la edificación. En ambos predomina la contribución de los hidrocarburos, pero ese reinado toca a su fin y 193 países se han comprometido a cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, en particular el número 7, relacionado con la energía. Otra cosa es que esa sustitución, la descarbonización de la economía y el avance renovable cumplan los plazos necesarios para enfrentar la emergencia climática.

El avance no es homogéneo, varía según países, y la Unión Europea (UE) figura como la avanzadilla en la implementación de los ODS para recortar ese 30% de las emisiones de CO2 que genera el transporte (casi las tres cuartas partes corresponden a los desplazamientos terrestres), entre otros objetivos. Algunas naciones aprueban calendarios para la desaparición progresiva de los motores de combustión, por lo que todo apunta a que los coches de gasolina y diésel tendrán una fecha de caducidad y el futuro sobre ruedas será eléctrico.

Otro tanto sucede con las necesidades energéticas de viviendas y edificios, también vinculadas a los combustibles tradicionales. De nuevo la situación es desigual, pero los países más sensibilizados medioambientalmente, y con más recursos para pasar a la acción, conceden ayudas y subvenciones a la rehabilitación energética de edificios e instalaciones, con un uso cada vez más intenso de la electricidad renovable.

Los Edificios de Consumo Casi Nulo y las certificaciones energéticas de viviendas con estándares como Passivhaus, LEED o BREEAM contribuyen a recortar ese 39% de emisiones de CO2 atribuido al sector.

'Podcast': El sol, el viento y las energías limpias son el nuevo petróleo

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