Qué son las energías renovables flotantes: cuando turbinas y paneles están anclados al fondo
El futuro de las energías renovables también pasa por el agua. Las plataformas eólicas y solares instaladas en océanos, lagos, pantanos o embalses son capaces de aprovechar la fuerza del viento y el sol para generar energía. La posibilidad de anclar al fondo estas instalaciones como si fuesen barcos –sin cimientos– ha abierto nuevas oportunidades.
En el punto más oriental de la Escocia continental, a casi 200 kilómetros de Edimburgo y en las frías y ventosas costas del mar del Norte, se encuentra Peterhead. Una localidad conocida en Reino Unido por su relación con el mar: alberga uno de los puertos más grandes del país. Desde 2017, sus aguas acogen el primer parque eólico flotante comercial del mundo.
Este parque eólico flotante recibe el nombre de Hywind Scotland y basa su funcionamiento en cinco enormes turbinas que sobre la superficie superan la altura del Big Ben y bajo las aguas esconden una estructura de hasta 129 metros. Su tecnología aprovecha el potencial eólico de la costa de Peterhead –donde la velocidad media del viento es de 10 metros por segundo– para generar electricidad con la que alimentar unas 22.000 viviendas.
Hywind Scotland es un referente en el mundo de las energías renovables que aprovechan la fuerza que nos regalan el sol y el viento gracias a plataformas flotantes. Su objetivo final es crear electricidad y ofrecer alternativas más sostenibles a los combustibles fósiles.
Energía eólica en aguas profundas
Las plataformas eólicas marinas aprovechan la enorme fuerza del viento que se produce en el mar y en los océanos para generar electricidad y enviarla posteriormente a tierra. Hasta la construcción del Hywind Scotland, los aerogeneradores comerciales se sostenían sobre cimientos fijos, en aguas de hasta 60 metros de profundidad. Pero la posibilidad de contar con parques eólicos flotantes que se anclan al fondo marino ha abierto la puerta a soluciones más eficientes y en aguas más profundas.
“A diferencia de las plataformas fijas, que necesitan cimentación, las flotantes se basan en una estructura que tiene un amarre, un anclaje, como si fuese un barco”, explica Laura Castro Santos, doctora en Ingeniería industrial y profesora titular de Ingeniería naval de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Ferrol, perteneciente a la Universidade da Coruña (UDC).
“Estas estructuras pueden instalarse en zonas de altamar en donde las aguas tienen más de 60 metros de profundidad. En medio del océano, el potencial del viento es mayor que en la costa o en el interior, porque la superficie del mar ofrece menos resistencia. Allí no hay obstáculos que lo frenen, como árboles, rocas o montañas”, explica Castro.
Los parques eólicos flotantes presentan numerosas ventajas: pueden construirse en aquellos lugares en donde hay mejores recursos eólicos, pueden ser de mayor tamaño, tienen menos impacto visual que en tierra y además pueden remolcarse en caso de necesidad. De acuerdo con el informe ‘Global Offshore Wind Report 2023’, de Global Wind Energy Council (GWEC), la cartera mundial de energía eólica marina flotante se duplicó en los últimos 12 meses y se espera que se construyan diferentes proyectos en los próximos años.
Europa lidera el sector de las energías eólicas flotantes, con Noruega a la cabeza. El país nórdico aumentó en 60 megavatios su capacidad eólica flotante en 2022, elevando el total de las instalaciones europeas a 171. Esto equivale al 91% del total de todas las instalaciones globales.
Parques solares flotantes: de los pantanos al mar
La primera instalación comercial en aprovechar la energía generada por una planta fotovoltaica flotante comenzó a funcionar en 2008, nueve años antes de la inauguración de Hywind Scotland, en una bodega de California. En este caso, las placas fotovoltaicas se instalaron sobre un depósito de agua para evitar ubicarlas sobre los viñedos y no reducir así la producción de uva.
Los parques solares flotantes funcionan de forma muy similar a las instalaciones fotovoltaicas convencionales: las placas solares aprovechan la radiación solar para producir electricidad gracias a módulos fotovoltaicos, inversores y transformadores. La principal diferencia es que estas placas no se instalan en una superficie firme, sino que flotan sobre las aguas de pantanos, embalses, lagos artificiales o incluso en el mar.
“Esta posibilidad presenta varias ventajas, más allá de aprovechar mejor el espacio”, señala la profesora de la UCD. “La primera es que los paneles fotovoltaicos necesitan refrigerarse, porque si se calientan se reduce su eficiencia. Al estar sobre el agua, es más fácil favorecer esta refrigeración”.
“Por otro lado, algunas presas o depósitos tienen el problema de que el agua se puede evaporar. Si se ponen paneles solares por encima, se reduce el riesgo de evaporación, lo que hace que se mantengan las reservas de agua”, explica Castro. A estas ventajas se suma, también, la reducción de la presencia de algas y de la eutrofización. Entre los inconvenientes, destaca el hecho de que los costes de mantenimiento y de inversión son más elevados.
Tal y como señalan desde el Banco Mundial, desde la creación de la primera planta fotovoltaica flotante en California se han realizado instalaciones de todo tipo de tamaños en países de todo el mundo. Su potencial de crecimiento es enorme, ya que en todo el mundo hay más de 400.000 kilómetros artificiales de agua, como pantanos o embalses.
El informe ‘Floating PV, best practice guidelines’, elaborado por Solar Power Europe, por otro lado, sostiene que la fotovoltaica flotante ha experimentado un rápido crecimiento en los últimos años y que la tendencia continuará. “Se prevé que su tasa de crecimiento anual sea del 22% y se anticipa que el mercado global de plantas fotovoltaicas flotantes superará el umbral de 6 GW para 2031”, señalan desde Solar Power Europe.
Proyectos de energía eólica flotante que lideran el camino
Actualmente, numerosos proyectos aprovechan la energía del viento y del sol gracias a plataformas flotantes en diferentes regiones de todo el mundo. Un buen ejemplo lo tenemos en Windfloat Atlantic, el primer parque eólico marino flotante semisumergible, que se encuentra frente a la costa de Viana do Castelo, en Portugal. Tiene una capacidad de 25 megavatios instalados y genera electricidad suficiente para abastecer a 25.000 hogares.
También en Portugal, pero en el interior y ya cerca de la frontera con Badajoz, se encuentra la central solar flotante de Alqueva. En el momento de su creación fue la planta solar fotovoltaica más grande de Europa sobre un embalse: está formada por unos 12.000 paneles y tiene una capacidad de producción anual de 7,5 GWh, suficiente para abastecer a unos 1.500 hogares.
“Estas iniciativas son importantes para realizar la transición energética, una transición que tenemos que hacer poco a poco y con lógica, pensando hacia el futuro. Debemos intentar ir hacia sistemas que no contaminen con sentido y, sobre todo, con planificación”, señala Laura Castro. “Ahora mismo, los principales impedimentos para que esto vaya a más tienen que ver con la organización y la financiación. La base de la tecnología y los conocimientos ya los tenemos”, reflexiona la profesora de la UDC.