Qué necesitas para convertir una bicicleta normal en bici eléctrica
De un modo sencillo y no muy costoso, es posible convertir una bicicleta convencional en una eléctrica. Una bicicleta eléctrica es aquella que tiene la particularidad de disponer de pedaleo asistido, algo que logra a través de un motor eléctrico que puede superar los 250 vatios y una velocidad de 25 km/h.
Convertir una bicicleta convencional en una eléctrica ofrece una serie de ventajas que pueden transformar por completo la experiencia de pedalear. Esta acción brinda una solución más asequible si lo comparas con la compra de una bici eléctrica nueva. Además, también puede revitalizar aquellas antiguas bicis que están en casa ocupando espacio y sin uso.
De esta manera, podemos fomentar la movilidad sostenible, reduciendo las emisiones de carbono y disminuyendo la dependencia de vehículos motorizados. Por lo tanto, esta transformación tiene beneficios, no solo a nivel individual, sino también, para toda la sociedad.
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¿Qué se necesita para hacer una bicicleta eléctrica?
Para poder convertir una bicicleta convencional en una bicicleta eléctrica se precisan de una serie de piezas que se pueden comprar de manera unitaria en el mercado:
- Motor
- Batería
- Acelerador
- Controlador
- Sensor de pedaleo
- Ordenador de abordo
Por lo tanto, este sería el 'kit' para una bicicleta eléctrica:
- Motor. Puede situarse en la parte central de cualquiera de la dos ruedas o en el propio eje de pedaleo. Normalmente si está en este eje (el centro del vehículo) es donde el efecto del motor es más contundente ya que proporciona más potencia. Por este motivo está indicada su colocación en ese lugar en modelos como el de las ‘mountain bikes’. En cambio para ciudad es más oportuno colocar el motor en alguna de las ruedas. Esto es porque el desnivel y la exigencia física es en principio menor. En cualquier caso, es importante adquirir uno que como máximo disponga de 250 vatios. Si no, no se estaría hablando de una bicicleta eléctrica sino de otro tipo de vehículo con permisos diferentes, como un ciclomotor.
- Batería. Es uno de los elementos más sensibles, por lo que hay que tener un especial cuidado durante la colocación. En la actualidad, las más utilizadas son las de Litio, que permiten una mayor cantidad de ciclos de recarga y, además, son bastante más ligeras que las de plomo. El punto clave de la batería es la autonomía, que se calcula multiplicando los voltios, los amperios y la velocidad máxima y dividiendo este resultado entre la potencia del motor. Además, está muy influenciada por elementos exógenos como pueden ser las condiciones meteorológicas, la forma de conducción del usuario o el peso que tiene que soportar. Con el paso del tiempo y dependiendo del número de recargas realizadas, las baterías verá reducida su capacidad de almacenar electricidad. Dependiendo del cuidado y del uso será posible alargar la vida útil de la misma, que es de aproximadamente tres años.
- Acelerador. A pesar de que no es un componente estrictamente necesario para el funcionamiento de este vehículo de dos ruedas, muchos usuarios lo utilizan para disponer de un mayor control sobre la tracción. Puede ser de tipo gatillo, es decir, un botón que está cerca de donde se colocan las manos; o bien de puño, similar al mecanismo que tienen la mayoría de motos para acelerar.
- Controlador. Incorpora toda la parte electrónica del vehículo, por lo que resulta clave para que el motor funcione sin ningún fallo. Es clave anclar muy bien a la bicicleta, ya que de él parten muchos cables. A diferencia del motor, no tiene una ubicación fija sino que el usuario lo puede colocar donde crea que va a molestarle menos. Su pequeño tamaño hace que pueda situarse casi en cualquier lugar.
- Sensor de pedaleo. Se coloca debajo de los pedales y sirve para activar el motor cuando los pedales se encuentran en movimiento. Pueden ser de movimiento (detectan el movimiento en el eje del pedalier por medio de un disco magnético montado en el eje) o de torque (se conectan a través de la presión que se ejerce con el pie sobre el pedal).
- Ordenador de abordo. Informa de la velocidad que se alcanza, la distancia que se recorre, la carga de la batería, el GPS o la potencia del motor. Gracias a él, el usuario tiene pleno control sobre la bicicleta eléctrica y, por ejemplo, puede trabajar más para mejorar su eficiencia o calcular hasta dónde puede llegar sin que el vehículo le deje ‘tirado’.
Cómo se colocan las piezas en una bicicleta eléctrica
A pesar del número de componentes, convertir la bicicleta en una eléctrica es más fácil de lo que parece. Lo primero es cargar la batería que has adquirido y atornillar el controlador a su soporte correspondiente. A continuación, se coloca el acelerador y la presilla para después volver a montar el mando del cambio de marchas.
Una vez hecho esto, se desmonta el disco de freno y los piñones de una de las ruedas, ya que hay que instalar la que viene con el motor. Por supuesto, hay que apretarla bien para después atornillar el soporte de la batería al cuadro. Más adelante, se abre el 'pedalier' para fijar el sensor de pedaleo.
Tras fijar la caja del controlador, es momento de enchufarlo tras introducirlo en su soporte. Después de fijar bien los cables al cuadro para evitar que queden sueltos, solo queda revisar bien todo y salir a disfrutar de nuestra flamante ‘bici’ eléctrica.