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Infraestructuras Act. 11 nov 2024

¿Qué es una infraestructura socialmente sostenible?

Las infraestructuras son un pilar del desarrollo humano y, si se diseñan desde la sostenibilidad social, tienen el poder de transformar la vida de las personas. Apostar por este tipo de construcciones reduce costes a largo plazo, multiplica las oportunidades y el bienestar de la población y refuerza la cohesión territorial y social. De la mano de expertos en la materia, BBVA reflexiona en un nuevo monográfico de sostenibilidad sobre estas infraestructuras capaces de mejorar la competitividad del país e impactar directamente en la reducción de la pobreza .

La desigualdad no solo se materializa en la disparidad de ingresos.  De acuerdo con la ONU, tiene que ver con la distribución de bienes y servicios, con la discriminación por razones de sexo, género, raza, etnia, origen, religión o situación económica. También con las diferencias de acceso a la justicia, a la información y a la educación, entre otros factores. Reducir la desigualdad en todos los frentes es uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030. Para lograrlo, las infraestructuras juegan un papel clave.

Las infraestructuras son un pilar del desarrollo humano. Desde las más antiguas y básicas, como los caminos y las carreteras, hasta las recién llegadas, como las digitales. “Durante mucho tiempo, las infraestructuras se planificaron bajo un enfoque de coste-beneficio. Esto hacía, por ejemplo, que construir una carretera en lugares poco poblados no fuese rentable, por lo que simplemente no se hacía”, señala Mónica López, coordinadora de la Unidad de Transportes del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF).

“Pero ahora se incorporan cada vez más criterios de sostenibilidad medioambiental y social. Por ejemplo, se piensa en la importancia que tiene estar conectado por carretera para el desarrollo humano, social y económico de una pequeña comunidad”, añade. “Poco a poco se va evolucionando hacia una mirada más amplia”.

Definición de infraestructura sostenible

Hoy en día no existe consenso total sobre qué es una infraestructura sostenible desde el punto de vista social, pero hay varias buenas aproximaciones. Para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), son infraestructuras que se diseñan ajustándose al contexto local y considerando las preferencias y necesidades de la población, que proporcionan servicios eficientes y que son duraderas.

“Las infraestructuras sostenibles deben ser también inclusivas para los segmentos y grupos de población que no necesariamente tenemos en cuenta”, añade María López Conde, Associate Operations Officer del área de Global Transport de la International Finance Corporation (IFC). “Las infraestructuras inclusivas son infraestructuras de futuro, infraestructuras que durarán mucho tiempo y que tendrán un impacto positivo también a largo plazo”.

¿Qué debe tener una infraestructura para ser socialmente inclusiva?

De acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS, por sus siglas en inglés), una infraestructura socialmente inclusiva debe ser:

  • Equitativa. Proporciona acceso justo y en igualdad de condiciones a sus servicios.
  • Accesible. Aumenta las oportunidades para las personas, sean cuales sean sus recursos económicos.
  • No hacer daño. Reduce la exposición de las personas y del medioambiente a impactos sociales, económicos o físicos negativos.
  • Empoderadora. Debe aumentar la capacidad de una persona para lograr sus objetivos con éxitos.

Los criterios que definen una infraestructura sostenible

En cualquier lugar del mundo, las personas dependemos de las infraestructuras. Las redes de transporte nos ayudan a acceder al trabajo, a la atención médica, a la educación o a los alimentos. La infraestructura hídrica nos permite tener agua potable y regar los cultivos. Las viviendas adecuadas nos dan protección y un lugar estable al que llamar hogar.  Los hospitales y los centros de salud protegen nuestro bienestar y refuerzan la salud pública.  La lista podría seguir, pero, como señalan desde la UNOPS, no todo el mundo tiene acceso a esas infraestructuras que nos hacen la vida más fácil.

Un informe reciente del BID señala que América Latina y el Caribe necesita invertir 2,2 billones de dólares en los sectores de agua y saneamiento, energía, transporte y telecomunicaciones para expandir y mantener la infraestructura necesaria para cumplir con los ODS. Es decir, la región necesitará invertir en infraestructura por lo menos un 3,12 % de su producto interior bruto (PIB) cada año hasta 2030.

América Latina y el Caribe necesita invertir 2,2 billones de dólares en los sectores de agua y saneamiento, energía, transporte y telecomunicaciones

Para que esta inversión contribuya a la sostenibilidad social y medioambiental, deberá pensarse, diseñarse, desarrollarse y ejecutarse teniendo en cuenta una serie de principios que resume así el Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (UNEP, por sus siglas en inglés):

  1. Planificación estratégica con el fin de alinear las políticas y las decisiones con el desarrollo sostenible.
  2. Garantizar la capacidad de respuesta, resiliencia y flexibilidad de la infraestructura a lo largo del tiempo.
  3. Evaluación de la sostenibilidad social y ambiental durante todo el ciclo de vida del proyecto.
  4. Evitar el impacto ambiental e invertir en la naturaleza, garantizando que las personas siguen accediendo a los servicios ecosistémicos de su entorno.
  5. Eficiencia en el uso de los recursos y la economía circular.
  6. Equidad, inclusión y empoderamiento de la comunidad local, cumpliendo con los derechos humanos y promoviendo el bienestar.
  7. Refuerzo de los beneficios económicos de la infraestructura.
  8. Sostenibilidad fiscal y estudio de formas innovadoras de financiación para mantener la inversión en un momento en que los presupuestos públicos se enfrentan a restricciones cada vez mayores.
  9. Toma de decisiones transparente, inclusiva y participativa.
  10. Decisiones siempre basadas en la evidencia científica y en metodologías de trabajo contrastadas.

¿Cómo medir la sostenibilidad de una infraestructura?

“En los últimos 10 años, se han ido desarrollando diferentes herramientas y metodologías para cuantificar los niveles de sostenibilidad social de una infraestructura. Este trabajo ha sido impulsado, en gran medida, desde los bancos multilaterales de desarrollo”, explica Cristina Contreras Casado, fundadora de Sinfranova, una consultoría de infraestructuras sostenibles, y profesora de la Universidad de Harvard.

“Hoy en día, hay muchas metodologías diferentes, aunque están bien diferenciadas en función del tipo de proyecto y de la fase del ciclo de vida de la infraestructura en la que se apliquen”, añade. Por ejemplo, dos de las más utilizadas a nivel mundial para construcción civil son Envision y BREEAM. La primera mide la sostenibilidad social en función del impacto que se genera en la comunidad, la movilidad y el bienestar. La segunda, aunque está más centrada en aspectos medioambientales, mide también la inclusión, la cohesión y la forma en que se toman las decisiones.

“Bajo nuestro punto de vista, una infraestructura socialmente sostenible está diseñada para la gente”, subraya Bianca Bianchi, Practice Manager para el segmento de transporte en América Latina y el Caribe del Banco Mundial. “Debe, en primer lugar, aumentar la accesibilidad a los mercados, a los empleos, a los servicios de salud o a la educación. Y, en segundo lugar, debe ser inclusiva, pues debe tener en cuenta los grupos específicos que puedan verse afectados, como las personas con discapacidad o las mujeres e incluirlos en el diseño”.