¿Qué es la vulnerabilidad y cuáles son sus características?
La vulnerabilidad humana es el nivel de riesgo que afronta una familia o individuo a perder la vida, sus bienes y propiedades y su medio de vida ante una posible catástrofe. Muchas veces se relaciona con la pobreza, la inseguridad o la indefensión. También con la pérdida de bienestar. Existen muchos niveles y factores: el cambio climático es uno de ellos.
A pesar de su nombre, en el Corredor Seco también llueve. Esta área geográfica de 1.600 kilómetros de largo cruza Centroamérica, partiendo de México hasta Costa Rica y algunas zonas del norte de Panamá. Allí viven alrededor de 10 millones de personas que se dedican, sobre todo, a actividades agrícolas. Todas ellas dependen por completo de las lluvias que recibe la región. Porque puede que estas sean escasas, pero llegan cada año con regularidad. Al menos, así ha sido hasta hace poco.
En las zonas más secas, caen de media entre 800 y 1.200 milímetros de agua al año, repartidos en una estación de lluvias bien definida entre mayo y octubre (aunque con variaciones a nivel local). Así, los agricultores de la región llevan siglos adaptados a este ritmo. Para ello, preparan sus campos en abril y mayo para que estén listos para la llegada del agua. Sin embargo, en las últimas décadas, la temporada seca se ha extendido también a mayo y cada vez llueve de forma más irregular. Además, el impacto de eventos meteorológicos extremos es cada vez mayor.
El incremento de la severidad y la duración de la sequía y los destrozos provocados por los eventos extremos han agravado la situación de una población vulnerable (el 80% de los pequeños productores viven en situación de pobreza, según la FAO). Esta población ya sufría un problema de inseguridad alimentaria serio. En el Corredor Seco centroamericano, la retroalimentación entre cambio climático y vulnerabilidad no ha hecho sino reforzarse en un planeta en el que la mitad de la población ya vive en zonas muy vulnerables al cambio climático, según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).
Los factores detrás de la vulnerabilidad
La relación entre vulnerabilidad y cambio climático puede ser estrecha, pero la vulnerabilidad, en realidad, tiene que ver con muchos otros factores. “Vulnerabilidad es el nivel de riesgo que afronta una familia o individuo a perder la vida, sus bienes y propiedades y su sistema de sustento, es decir, su medio de vida, ante una posible catástrofe". Así lo explica Karlos Pérez de Armiño, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) e investigador principal del Grupo de Investigación sobre Seguridad Humana, Desarrollo Humano Local y Cooperación Internacional del Instituto Hegoa. “Dicho nivel guarda también correspondencia con el grado de dificultad para recuperarse después de tal catástrofe”.
Esta definición, que se refiere al ámbito humanitario, puede también ampliarse bajo otros enfoques. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), define la vulnerabilidad social como “el resultado de los impactos provocados por el patrón de desarrollo vigente” y de “la incapacidad de los grupos más débiles de la sociedad para enfrentarlos”. Desde este punto de vista, la vulnerabilidad se relaciona con la pobreza, pero también con la inseguridad y la indefensión. Mientras, la vulnerabilidad socioeconómica hace referencia a la pérdida de bienestar causada por la variabilidad de ingresos.
Las dos dimensiones de la vulnerabilidad
“En términos generales, diría que tanto el tipo como la intensidad de la vulnerabilidad dependen de dos dimensiones: la exposición a una catástrofe o amenaza externa y la indefensión o falta de capacidades de cada cual para afrontar dicha amenaza externa”, añade Pérez de Armiño. Teniendo esto en cuenta, podemos hablar de diferentes vulnerabilidades ante las diferentes calamidades (naturales, como inundaciones o huracanes, y humanas, como conflictos armados) y de multitud de factores que generan más o menos vulnerabilidad (edad, género, estado nutricional y sanitario, nivel educativo, recursos económicos, medio de vida, situación legal o derechos reconocidos, entre otros).
En la Unión Europea, por ejemplo, más de 95 millones de personas (un 22% de la población) está en riesgo de pobreza o exclusión social, de acuerdo con el informe ‘Living conditions in Europe – poverty and social exclusion’, de Eurostat. En España, por ejemplo, es el cuarto país con mayor índice de vulnerabilidad (más del 25% de la población es vulnerable). Y lo es, sobre todo, por el impacto de cuatro grandes factores: el empleo precario y el desempleo crónico, los precios de la vivienda, los precios de los productos básicos y la pobreza energética, de acuerdo con la ‘Radiografía de la vulnerabilidad en España’.
En Colombia, sin embargo, no solo el factor económico influye en la vulnerabilidad. Si bien 13,8 millones de personas son pobres (el 28,7% de la población total), en el caso del país sudamericano la violencia y el desplazamiento forzosos son un elemento de mucho peso en la vulnerabilidad. De acuerdo con datos del gobierno de Colombia, el 12% de la población total del país ha sido desplazado por la violencia y el conflicto armado.
Al cóctel de factores que inciden en la vulnerabilidad de cada región, hay que sumarle cada vez más elementos causados por el cambio climático. México, por ejemplo, es uno de los países más vulnerables a sus efectos, por sus características sociales y geográficas. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, el 68% de la población del país se ha visto afectada por desastres alguna vez. Una gran parte no tiene, además, recursos para reponerse, ya que más de uno de cada tres mexicanos vive en condición de pobreza según datos de BBVA Research.
“El cambio climático está generando problemas que van a afectar más a los sectores más vulnerables, que van a tener menos capacidad de adaptación. Esto incluye, por ejemplo, al campesinado pobre, que tendrá menos recursos para adaptarse a una agricultura más resistente a la sequía, a las familias con pocos recursos, que tendrán dificultades para comprar alimentos más caros, o a las clases bajas, que viven en zonas más afectadas por calamidades naturales”, señala Karlos Pérez de Armiño.
“Todos y todas somos vulnerables ante el cambio climático, pero tenemos niveles de vulnerabilidad diferentes”, concluye el investigador. “Las personas más vulnerables al cambio climático lo son por disponer de menos capacidades de resiliencia y de recuperación”.