¿Qué es la sostenibilidad digital y cómo conseguirla?
En gran medida, la vida del planeta ya es digital. Pero el consumo tecnológico necesita energía. La huella de todo el tráfico digital es equivalente al 7% del consumo de electricidad mundial y genera el 2% de las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2). Es hora de saber cómo actuar para reducirlas.
Pongamos números a la situación digital que nos rodea: hay más de 4.000 millones de usuarios con conexión a internet y más de 30.000 millones de dispositivos conectados. Las cifras abruman. Pero lo hacen mucho más si tenemos presente que todo el tráfico digital que generamos necesita energía. Los centros de procesamiento de datos (los conocidos como CPD), instalaciones dedicadas a tratar y almacenar toda esa información digital, acumulan miles de servidores que consumen electricidad para refrigerarse y controlar la temperatura.
Ver durante diez minutos un vídeo en el móvil equivale al consumo de tener encendido un horno de 2.000 vatios durante cinco minutos. Según Greenpeace, la huella de todo el tráfico digital es equivalente al 7% del consumo de electricidad mundial, generando el 2% de las emisiones globales de CO2. Sí, la tecnología nos ha cambiado la vida y, en muchos casos, nos la ha solucionado también, pero es contaminante y por eso es tan importante hacer un gran esfuerzo para alcanzar la sostenibilidad digital.
Los dispositivos electrónicos son responsables del 4% de la emisión de gases de efecto invernadero. En 2025 esta cifra podría situarse en el 8%. Con la actual tasa de crecimiento, la huella global de carbono de estas tecnologías representaría el 14% en 2040.
El tráfico de datos supone más de la mitad del impacto medioambiental global de la tecnología digital: representa un 55% de su consumo energético cada año, con una tasa de crecimiento anual del 25%. Por ejemplo, en 2018 la visualización de vídeos en Internet generó más de 300 toneladas de CO₂. Un análisis publicado por la revista Joule dice que la minería de Bitcoin representa aproximadamente el 0,2 % del consumo mundial de electricidad y produce dióxido de carbono equivalente a la ciudad de Kansas (EE. UU.). Se llama minería al proceso para generar esta criptomoneda, que está basada en 'blockchain'.
Una razón importante para explicar esta fuerte demanda energética son los centros de datos, necesarios para almacenar y transmitir la información, que todavía dependen en buena medida de combustibles fósiles. En Madrid, por ejemplo, el mayor centro de datos de la región consume tanta energía como una población de 200.000 habitantes.
La cantidad de energía que consumen los servidores de datos se ha estimado en 205 teravatios por hora de electricidad (TWh), o el equivalente al 1% de la que consume el mundo en un año. Nuestro apetito digital ha multiplicado los centros de datos. La clave para que podamos seguir desarrollando nuestra actividad en la nube viene hoy más que nunca de las energías renovables.
El frío como aliado
Un centro de procesamiento de datos es un edificio con miles de servidores de gran potencia, que almacenan y distribuyen los datos de miles de empresas, páginas webs, usuarios individuales, etc.
Uno de los principales factores de gasto energético son los procesos de los servidores. En este sentido, BBVA ha logrado reducir a la mitad tanto las emisiones de CO₂ como el consumo energético de los procesadores de sus Centros de Datos, gracias a un acuerdo de actualización de componentes llevado a cabo con IBM. En el caso de su CPD de Tres Cantos (Madrid), la instalación de los equipos de procesamiento central z15 ha permitido utilizar un 50% menos de energía que con los anteriores procesadores de datos y se espera que, en los próximos cinco años, se reduzca a la mitad la emisión de gases de carbono.
Otro factor importante es la climatización de los equipos. Algunos expertos sostienen que una de las soluciones para este problema sería trasladar los servidores a países fríos como Islandia.
White Data Center (WDC) es un centro de datos ubicado en la localidad japonesa de Bibai, en Hokkaido. Es una zona bastante montañosa donde hace frío y nieva. Un buen lugar para construir un centro de datos. Esta nieve no solo enfriará los servidores, sino que además se usará como agua corriente y natural en donde vivirán hasta 300.000 anguilas que ya están siendo criadas en el centro de datos. Ya están en pleno proceso de pruebas.
El CPD de Ciudad BBVA en Madrid solventa este problema aprovechando el aire exterior en los meses de frío para pre-enfriar el agua de los equipos frigoríficos, o el calor del funcionamiento de los equipos que se reutiliza para la calefacción. Estas y otras implementaciones para mejorar la eficiencia y la seguridad le han valido la certificación Tier III en diseño y construcción.
Estas y otras innovaciones ayudarán a los centros de datos a ser más sostenibles y es posible que se lleven a cabo más en el futuro. Por ejemplo, Microsoft se ha comprometido a utilizar energía 100% renovable para su plataforma en la nube Azure en 2025, a reponer más agua de la que consume en 2030 y a obtener la certificación de cero residuos en 2030. Por su parte, Apple se comprometió a impulsar su iCloud exclusivamente a través de energías renovables.
Innovación para ser sostenibles
Muchas empresas parece que lo tienen claro: no se trata solo de costes, ingresos y productividad, la transformación digital debe ir de la mano, además, de la sostenibilidad. La tecnología permite crear procesos más eficientes y respetuosos que no solo consiguen mejores resultados de negocio, sino también medioambientales.
El uso de la nube debe tener en cuenta las emisiones de carbono que comporta, y cómo reducirlas. Mejorar el índice de uso de los servidores, o escoger energías no contaminantes y opciones de mayor eficiencia energética en las infraestructuras, por ejemplo, pueden suponer una aportación importante. Existen proveedores de nube que potencian precisamente estos factores para que todo tipo de empresas puedan reducir sus emisiones.
Por eso, es importante, tanto para empresas como para particulares, seguir una serie de recomendaciones que ayuden a conseguir alcanzar la sostenibilidad digital:
- Tener constantemente la percepción de que el uso de las tecnologías digitales determina un impacto ambiental.
- Apagar los dispositivos digitales cuando no se utilizan.
- Utilizar el correo electrónico de manera responsable.
- Limitar el envío de archivos adjuntos.
- Vaciar periódicamente la papelera del correo electrónico, eliminando los mails inútiles.
- Cancelar la suscripción a newsletters que ya no sean de interés.
- Limitar las transmisiones de audio y vídeo.
- Cerrar las páginas web después de haberlas visitado para evitar el tráfico de datos innecesario.
- Poner los dispositivos digitales en modalidad ahorro energético durante el uso.
- Promover las economías circulares de los dispositivos digitales, ya sea prolongando la vida útil de los dispositivos, por ejemplo reparándolos, o eliminándolos al finalizar su vida útil como residuos electrónicos en vez de como residuos normales, para evitar la contaminación y fomentar el reciclaje de los materiales.