¿Qué es la ropa orgánica? Todo lo que hay detrás de un armario sostenible
Las prendas orgánicas son aquellas que se fabrican con fibras de origen vegetal y animal mediante procesos de elaboración sostenibles. Como reconocerlas no es sencillo, existen diferentes certificaciones que indican su bajo impacto en el medioambiente y en la salud de las personas que las elaboran.
Basta con abrir cualquier armario para encontrarse con una amplia gama de colores. Prendas negras, moradas, rojas o azules son habituales en nuestro a día a día y hace varios siglos que dejaron de llamar la atención. Sin embargo, esto no ha sido siempre así: en la antigüedad, los tintes eran un bien muy preciado y las ropas coloridas, una muestra de riqueza y distinción.
Hoy, algunas iniciativas buscan dar una vuelta a la historia y dar valor a los colores que nos regala la tierra. Es decir, a tonos como el crudo, el verde y el marrón, los que nacen de forma natural de la semilla del algodón. Es el caso de Organic Cotton Colours, un proyecto que lleva 25 años produciendo algodón orgánico colorido de forma natural, sin tóxicos ni químicos, tal y como se hacía hace miles de años
En busca de la moda sostenible
El sector de la moda, marcado por lo que conocemos como moda rápida o ‘fast fashion’, tiene una larguísima huella medioambiental. Su impacto comienza con la extracción de las materias primas necesarias para crear las prendas y termina con el tratamiento de unos residuos cada vez más difíciles de gestionar. Se calcula que el equivalente a un camión de basura lleno de textiles se tira a los vertederos cada segundo, por lo que, mientras lees estas líneas, la cantidad de ropa que contamina el medioambiente no para de crecer.
A estos procesos se suman los de preparación de las fibras, la fabricación de las prendas, su distribución y su venta, entre muchos otros. De acuerdo con la ONU, la industria de la moda produce más emisiones de dióxido de carbono (CO2) que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos. Esto, unido al uso intensivo que hace de recursos como el agua, la convierte en la segunda más contaminante de todo el mundo.
Esta realidad ha hecho que cada vez más iniciativas se vuelquen para promover una producción y un consumo más consciente y sostenible de la moda. Una de las soluciones pasa por apostar por la ropa orgánica, aquella que, como su propio nombre indica, se fabrica con materiales orgánicos y a través de procesos de elaboración sostenibles.
Tipos de materiales de la ropa orgánica
“Cuando hablamos de ropa orgánica, nos referimos a aquella que se elabora con materiales orgánicos. Así, podemos utilizar este término siempre que estemos seguros de que el producto cumple una serie de requisitos”, explica Gema Gómez, directora ejecutiva de la plataforma de formación, consultoría y ‘networking’ profesional Slow Fashion Next.
“Si hablamos de prendas de origen vegetal, estos requisitos incluyen que no se utilice ningún tipo de pesticida, de biocida o de sustancia tóxica, y que se realice rotación de cultivos. Si se trata de fibras de origen animal, debemos asegurarnos de que los animales hayan sido alimentados con productos de cultivos que cumplan estos mismos criterios, y además que no se utilicen antibióticos a no ser que sean absolutamente necesarios”, explica Gómez.
Entre las fibras orgánicas de origen vegetal más utilizadas están el algodón, el lino y el cáñamo. Entre las fibras animales, la lana y la seda. Estos materiales resultan mucho más sostenibles que las mismas fibras naturales producidas de forma convencional. Para entender bien la diferencia, podemos poner como ejemplo uno de los materiales más utilizados en la moda: el algodón.
El algodón orgánico se cultiva con métodos sostenibles, basados en técnicas como la rotación de cultivos y el compostaje. Además, estos métodos huyen del uso de productos químicos agresivos y de semillas modificadas genéticamente. Esto permite que la tierra se regenere de forma natural, se mantenga sana y pueda sostener cultivos de algodón y otros productos a lo largo de los años.
Los cultivos de algodón convencional, sin embargo, hacen un uso muy intensivo del terreno y de recursos como el agua. Esto, sumado al uso de productos para producir la mayor cantidad de algodón en el menor tiempo posible, pueden llegar a degradar los terrenos, dejando a muchos agricultores sin la posibilidad de plantar otros cultivos.
A su vez, las fibras naturales orgánicas resultan por lo general más sostenibles que las artificiales (aquellas de origen natural que han sido sometidas a una transformación, como la viscosa) y las sintéticas (las que se elaboran con materias primas procedentes del petróleo, como el nailon y la licra).
Además de por su producción, las prendas elaboradas a partir del petróleo pueden tener un impacto importante en el medioambiente si no se gestionan correctamente tras su vida útil: una investigación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) concluyó en 2020 que los textiles artificiales eran el origen del 33 % de los microplásticos vertidos al Mediterráneo.
Dado que el impacto medioambiental de la moda no termina con la extracción de las fibras, para considerar una prenda como orgánica a menudo se tienen en cuenta procesos posteriores, como el de la fabricación de los hilos o el tintado.
“Aquí entra en juego lo que marcan las diferentes certificaciones que se encargan de indicarnos si una prenda es o no es orgánica”, explica Gómez. “Algunas, como Textile Exchange, tienen en cuenta únicamente el origen del producto. Otras, como GOTS (Global Organic Textile Standard), analiza también los procesos. El sello GOTS nos asegura que las fábricas donde se procesan los tejidos no utilicen determinadas sustancias químicas o no viertan elementos tóxicos al medio, por ejemplo”.
Tal y como explican desde Carro de Combate –grupo de periodistas que investigan el impacto de nuestra forma de consumir–: “el lavado de los tejidos a menudo supone un abuso de detergentes, emulsionantes, suavizantes y otras sustancias que pueden ser tóxicas; más aún, en el caso de los químicos utilizados para el blanqueo de las telas. El teñido puede provocar contaminación de las aguas y ciertas técnicas resultan peligrosas para la salud de las trabajadoras”.
De acuerdo con este colectivo de periodistas, la presión ejercida por campañas como Ropa Limpia ha conseguido que diversas marcas dejen de utilizar métodos como el ‘sandblasting’. Esta técnica, que sirve para dar apariencia de envejecidas a las telas vaqueras, ha provocado que numerosos trabajadores de la industria del textil desarrollen enfermedades pulmonares en cuestión de pocos meses.
Si tenemos en cuenta las premisas de certificados como GOTS, ninguna prenda elaborada a partir de métodos como el ‘sandblasting’ podría considerarse orgánica. Por definición, las prendas orgánicas son elaboradas con materiales y métodos que tienen un impacto bajo tanto en el medioambiente como en la salud de las personas que las elaboran.
¿Cómo reconocer y encontrar ropa orgánica?
“Lo cierto es que reconocer una prenda orgánica a simple vista es muy difícil, porque el aspecto físico no tiene por qué ser diferente al de otra prenda elaborada de forma convencional”, señala la directora ejecutiva de Slow Fashion Next. “El uso de algunos tintes y flúores no son compatibles con la moda orgánica, pero muchas veces no podemos saber cómo están hechas las prendas”.
Por ello, lo más recomendable es prestar atención a certificados como GOTS u OCS 100. Como explican desde The Goood Shop, para que un producto de algodón lleve el sello de GOTS debe tener al menos un 70% de cifras orgánicas certificadas. Si la etiqueta muestra el certificado OCS 100, este porcentaje irá del 95 al 100 %.
Otra opción es comprar a proyectos y marcas que se han encargado de garantizar que sus productos son orgánicos. Estas son algunas opciones:
Organic Cotton Colors: “El proyecto más interesante de España, que además tiene tras de sí muchísimos años de experiencia”, explica Gómez. “Usan algodón regenerativo, lo que significa que utilizan técnicas que no destruyen las raíces de la planta para contribuir a mantener el carbono atrapado en el suelo y evitar que se libere a la atmósfera. Además, favorecen la diversidad de cultivos e introducen la presencia de animales trashumantes, para mejorar la salud y la resiliencia de los ecosistemas”.
The Good Shop: esta tienda ‘online’ de moda sostenible, accesorios ecológicos y artículos de decoración producidos de forma ética en España nos acerca además las historias que hay detrás de las marcas. Muchas de ellas (como Calzefratelli, Salvajitos o Slow basic) basan sus productos en materiales orgánicos certificados.
Thinking Mu: Una marca que se esfuerza por “ser transparente y honesta y demostrar que hay otra manera de hacer las cosas”, según señalan en su web. Muchas de sus prendas cuentan con el certificado GOTS.
SKFK: Esta marca, que crea todas sus prendas desde cero en su oficina de Bilbao, utiliza únicamente fibras sostenibles como algodón orgánico y materiales reciclados, entre otros. “Al igual que Thinking Mu, SKFK también está apostando por aprovisionarse de materiales de la agricultura regenerativa”, añade Gómez.
Cada vez más marcas e iniciativas apuestan por la sostenibilidad para dar forma a la moda y huir del ‘fast fashion’, a la vez que la legislación orientada a penalizar el ‘greenwashing’ y las malas prácticas da algunos pasos importantes.
El verdadero cambio, señala, lo encontraremos cuando todos y todas empujemos el consumo sostenible. “Cuando todos, desde los ciudadanos hasta la administración, en la medida en que podamos y desde nuestro rol, adaptemos cada día nuestros actos. Entonces, sí se producirá el cambio”. Quizá, para entonces, la ropa orgánica se convierta en protagonista en todos nuestros armarios.