¿Qué es la remanufactura y qué ventajas tiene?
Volver a poner en el mercado un producto usado con el mismo rendimiento que traía de fábrica –o incluso más– es una eficaz herramienta que reduce el uso de materiales, energía y emisiones contaminantes. Los expertos en economía circular sostienen que se necesita un marco normativo y ayudas fiscales. China es el gran referente.

“Remanufactura significa devolver un producto usado al mercado como mínimo con el mismo rendimiento que traía de fábrica. Incluso con calidad y funcionalidades mejoradas”, explica Ángel Fernández Homar, presidente de la Fundación para la Economía Circular. En realidad no existe una definición oficial de remanufactura pero se entiende mejor con los ejemplos que va desgranando: en vez de desechar un ordenador viejo, lo remanufacturamos ampliando su memoria; o a un motor remanufacturado de un coche podemos incorporar componentes que no tenía el original y que ahorran combustible.
Fernández Homar aboga por dotar al concepto de un marco normativo (como una norma ISO), para que todo el mundo sepa a qué se puede llamar producto remanufacturado… y a qué no, desde los requisitos que debe cumplir a la estandarización de los procesos. De lo contrario, “corre el riesgo de convertirse en una herramienta de marketing vacía de contenido”, advierte. Al mismo tiempo cree necesario potenciar este tipo de productos por la vía de la fiscalidad. “Debería favorecerse a los productos remanufacturados respecto a los vírgenes”, defiende el presidente de la Fundación para la Economía Circular.

Diferencias entre remanufacturar, reparar y reacondicionar
Hay una cierta confusión entre remanufactura y otros términos aledaños como reparación o reacondicionamiento. “La remanufactura implica desmantelar el producto, limpiarlo, restaurarlo y reensamblarlo, sustituyendo las piezas individuales que estén rotas, tengan un desgaste o hayan quedado obsoletas”, apunta Fernández Homar. Se entiende como un proceso industrial, del fabricante. Y supone un paso adelante respecto a la reparación, que tiene lugar en un taller y se limita a arreglar el daño o desperfecto, sin ir más allá. El reacondicionamiento, por su parte, se refiere a la restauración de un producto a un estado funcional, no necesariamente al original.
Estas soluciones forman parte de la nueva hornada de ‘R’ surgidas tras las tres iniciales –reducir, reutilizar y reciclar–, a medida en que avanza la economía circular. ONU Medio Ambiente las considera procesos de conservación del valor (PCV). “La remanufactura y el reacondicionamiento integral son procesos industriales normalizados e intensivos que brindan la oportunidad de agregar valor y utilidad a la vida útil de un producto”, alargando su permanencia en el mercado, sostiene el informe ‘Redefining value: the manufacturing revolution’ de ONU Medioambiente. Estos procesos generan productos ‘como nuevos’ (remanufactura) y de ‘alta calidad’ (reacondicionamiento integral), con un impacto medioambiental menor y un coste inferior para el fabricante y, posiblemente, para el cliente, según añade.
La remanufactura puede reducir entre el 80 % y el 98 % las necesidades de nuevos materiales; supone, de promedio, un 85 % menos de energía, un 86 % menos de agua y un 85 % menos de materias primas comparada con la fabricación de nuevos productos, según datos de ONU Medio Ambiente y del Remanufacturing Industries Council de EE. UU.
El Remanufacturing Industries Council celebra el Reman Day cada mes de abril y ha auspiciado la Remanufacturing Associations Alliance (Alianza de Asociaciones de Remanufactura), creada en 2017 para defender e impulsar esta industria de manera transversal, en todos los sectores productivos. Está formada por ocho asociaciones que representan, en total, a más de 680 compañías con actividad en más de 33 países y unos 133.000 empleados en todo el mundo. En 2020 evitó que 3,1 millones de toneladas de residuos terminaran en el vertedero.
EE. UU. cuenta con un estándar nacional, produce bienes remanufacturados por valor de más de 45.000 millones de dólares al año, y genera 180.000 puestos de trabajo (según datos publicados en el Reman Day de 2023). Por proximidad, México ha desarrollado una potente industria remanufacturera relacionada con la automoción, según indica Fernández Homar. Pero es China la que se ha convertido en el gran referente mundial, destaca el experto.
“Europa va a la zaga pero está empujando la remanufactura”, avanza Fernández Hómar, sobre todo a través de tres grandes paquetes de medidas que impulsan este tipo de soluciones de manera tangencial:
- Directiva y planes de acción sobre gestión de residuos, que aluden al concepto de remanufacturar sin entrar en detalles.
- Directiva sobre diseño ecológico o ecodiseño: habla de minimizar los residuos y darles una segunda y tercera vida.
- La responsabilidad ampliada del productor, que fomenta que a los fabricantes les empiece a interesar remanufacturar los artículos que ponen en el mercado. No solo a los de los sectores clásicos, pioneros en la apuesta, como el automovilístico, el aeroespacial o el de electrónica e informática. También a otros que se han ido incorporando después, como la telefonía móvil, los electrodomésticos o incluso la ropa, explica Fernández Homar.
Para que la remanufactura se convierta en una estrategia eficaz de economía circular necesita que los artículos o componentes sean concebidos según criterios de ecodiseño. Y que, cuando llegan al final de su vida útil, se establezca un proceso de logística inversa sistematizado que permita al fabricante re-comprar lo que vendió en su día. Porque sabe que podrá desmontarlo y aprovecharlo para hacer otro nuevo. “El primer interesado es el fabricante; el segundo el cliente, que conseguirá un producto con las mismas garantías a un precio más bajo”, concluye Fernández Homar.