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Social> Retos sociales 26 mar 2025

¿Qué es la innovación social? Soluciones con impacto en la sociedad

La innovación social consiste en aportar una solución nueva a un problema existente con un objetivo y un impacto en la comunidad. Con o sin tecnología, y de manera colaborativa, estas iniciativas buscan llegar al mayor número de personas para transformar problemas sociales y ambientales. Cuando se logran alianzas con empresas y administraciones se convierte en emprendimiento social.

¿Qué es la innovación social? Soluciones con impacto en la sociedad

La ONG Unión de Padres y Amigos Solidarios (UPASOL) detectó que cerca del 12% de la población rural de la región chilena de Coquimbo sufría algún tipo de discapacidad y no recibía ninguna atención que le permitiera desarrollar habilidades. Decidió abrir para ellos un centro de rehabilitación. Para costearlo, puso en marcha un micro-emprendimiento social consistente en el procesamiento y posterior venta, con valor añadido, de desechos domiciliarios. Son los propios usuarios del centro quienes trabajan en el proyecto.

La iniciativa chilena es una de las que CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) ha recopilado en un banco de experiencias en innovación social en la región. De hecho, las saluda como un factor clave para mejorar las condiciones de vida de su población. También repasa otros ejemplos de innovación social con impacto positivo porque “han aportado a la generación de ingresos de campesinos de Haití; han incrementado las tasas de matriculación y reducido las de deserción en el norte de Potosí (Bolivia); han reducido las tasas de mortalidad materna en zonas rurales del Noreste de Brasil; las defensoras comunitarias han visibilizado la violencia intrafamiliar en los Andes peruanos”, enumera este organismo dependiente de Naciones Unidas.

¿Qué es la innovación social? Soluciones con impacto en la sociedad

Apoyo a emprendedores sociales

En España, el proyecto Autofabricantes, del emprendedor social Fran Díaz, es una investigación colectiva que busca generar soluciones alternativas y accesibles, en código abierto, en torno a la diversidad funcional. “Por ejemplo, diseña prótesis específicas en función de las necesidades de cada niño o niña que las vaya a utilizar; como una mano para jugar a la Nintendo y otra para jugar al ping pong”, concreta Irene Milleiro, directora general de Ashoka España, organización internacional fundada en 1980 que identifica y apoya a proyectos de emprendedores sociales como Fran Díaz. Esos diseños están abiertos a todo el mundo para que cualquiera pueda descargarlos de la plataforma y fabricarlos con una impresora 3D.

Milleiro cree que esta iniciativa es un buen ejemplo de innovación social porque busca una solución nueva y más efectiva, eficiente, justa y sostenible a un problema existente; en este caso, el de la accesibilidad de las prótesis, que es muy limitada. En esta iniciativa se aprecia claramente que el fin social se antepone a todo lo demás. “El proyecto empodera a niños y niñas, los pone en el centro”, destaca.

Carlos Ballesteros, director de la Cátedra de Impacto Social de Comillas ICADE, (en España), pone otro ejemplo de innovación social, esta vez en Asia. En India, la ONG española de cooperación al desarrollo Itwillbe analiza las consecuencias de los movimientos migratorios internos y una de las más preocupantes es la enorme cantidad de niños y niñas que se encuentran en la calle y solos. Son recelosos y no cuentan ni cómo se llaman ni de dónde vienen. Así que ha ideado una manera de identificarlos con 'blockchain' y reconocimiento biométrico a través del iris. De esta forma, recoge sus historiales médicos y sociales en una base de datos para así ayudar a los agentes sociales y sanitarios que les prestan asistencia.

De nuevo, la estrategia da una respuesta diferente, y construida comunitariamente, a un gran reto que no ha podido solucionarse mediante los modelos tradicionalmente utilizados.

El proyecto de Itwillbe.org, que nació como innovación social de una organización sin ánimo de lucro en un contexto de pobreza y vulnerabilidad, ha derivado en emprendimiento social. La iniciativa fue en 2018 empresa BBVA Momentun, un programa de apoyo al emprendimiento social  que impulsó a empresas con impacto positivo a través de formación especializada, asesoramiento estratégico y acceso a la financiación. Desde su lanzamiento en 2011, su enfoque integral no solo ofrecía herramientas para el crecimiento empresarial, sino que también facilitaba el acceso a una red de contactos clave en el ecosistema de la inversión social.

Por su parte, Autofabricantes está transitando el mismo camino pero en el sentido opuesto: arrancó como emprendimiento social y posteriormente se ha constituido en asociación.

¿Qué es la innovación social? Soluciones con impacto en la sociedad

Emprendimiento e innovación… y viceversa

Cuando el emprendimiento se sube a los hombros de la innovación social, o viceversa, el impacto es mayor, y sus resultados, más susceptibles de ser escalados, coinciden Milleiro y Ballesteros. “Es posible innovar socialmente sin emprender, pero ambos conceptos, unidos, forman una combinación exitosa y duradera en el tiempo. Creo mucho en el emprendimiento innovador”, defiende la primera.

“Los retos son muy complejos, y la innovación social necesaria para abordarlos surgen de la colaboración –declara Milleiro– . Lo interesante es que los emprendedores sociales colaboren con empresas y administraciones para compartir sus ideas, llevarlas más lejos y llegar a más gente”.

El proyecto Autofabricantes ha creado un “paquete de escala” que permite replicar el proyecto con unas instrucciones mínimas sobre los participantes implicados, cómo abordar el proceso de escucha a los niños que se beneficiarán de la prótesis o sobre las especificidades del diseño y los materiales. Eso ha servido para que nuevos grupos generen sus propias comunidades, en España y en Latinoamérica. Su red internacional de laboratorios de creación de prótesis y productos de apoyo de bajo coste GekkoLab tiene sedes en Guanajuato (México) y Pasto (Colombia).

“El emprendimiento social se distingue porque la prioridad no es el beneficio sino el fin social; primero, el impacto, después, monetizar”, aclara Ballesteros. Y es que ya funcionan muchas empresas con un fin social que aportan innovación en la llamada base de la pirámide (población por debajo del umbral de la pobreza y sistemáticamente olvidada por los negocios tradicionales).

No solo es tecnología en la innovación social

Es frecuente identificar innovación social con tecnología, ya que se las suele ver de la mano enfrentándose a un reto con herramientas, instrumentos o enfoques diferentes. Pero la innovación social puede no ser tecnológica. Entonces se llama “innovación frugal”, explica Ballesteros, y, al tratarse de soluciones sencillas, que no requieren grandes inversiones económicas, pueden ser más fáciles de poner en marcha. “La mayor parte de la innovación social viene acompañada de tecnología, pero lo importante no es eso sino su respuesta a un problema existente”, insiste. La tecnología siempre ayuda, apoya, sirve de base, complementa, favorece y escala.

“A problemas antiguos hemos de dar respuestas nuevas; está claro que las actuales no nos están sirviendo de mucho”, reivindica el director de la Cátedra de Impacto Social de Comillas ICADE. “Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU nos pueden servir de guía para saber dónde hace falta más innovación social”, añade. Atención a la pobreza, medioambiente, agua, digitalización, igualdad de género, energía asequible y no contaminante... Milleiro suma la vivienda, la alimentación y la salud. Y pone un ejemplo: “En España, como en otros países, tenemos el reto de la longevidad, lo que hace necesarios cambios en la educación y la salud”.

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