¿Qué es la inclusión financiera?
La inclusión financiera es el acceso de personas y empresas a servicios y productos financieros, útiles y asequibles, que resuelvan necesidades como realizar una transacción o un pago, suscribir un seguro, solicitar un crédito o ahorrar. El Banco Mundial sostiene que esta inclusión ayuda a reducir la pobreza extrema y a promover la prosperidad compartida: 1.400 millones de personas siguen sin estar bancarizadas.
Empoderamiento económico, reducción de la pobreza, estabilidad financiera o equidad social son algunos de los beneficios reales de la inclusión financiera. Pero ¿a qué nos referimos con este concepto? El Banco Mundial describe así la inclusión financiera: “el acceso que tienen las personas y las empresas a diversos productos y servicios financieros útiles y asequibles, que atienden sus necesidades —transacciones, pagos, ahorro, crédito y seguros— y que se prestan de manera responsable y sostenible”.
De hecho, considera que esta inclusión facilita la consecución de siete de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas. Por su parte, el CAF-Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe concibe la inclusión financiera como un concepto multidimensional que involucra el acceso a estos productos y servicios, su uso regular y frecuente, la calidad y el grado de satisfacción que perciben los usuarios, y el bienestar o la salud financiera derivado de su uso responsable y sostenible.
La otra cara de la moneda es la exclusión financiera, que se produce por la dificultad para acceder a productos y servicios financieros. Esto puede ser por no estar diseñados para atender las necesidades del colectivo que los demanda o bien porque no son asequibles. “Aquí es clave entender que esa exclusión incluye elementos tanto del lado de la oferta como del de la demanda”. Así lo precisa Oscar Vargas Acosta, ejecutivo en la Dirección de Análisis Técnico y Sectorial de la Vicepresidencia de Sector Privado del CAF. Es decir, puede estar ligada a razones de ingresos, precio de los productos, falta de confianza en las instituciones financieras, dificultades de acceso físico, requisitos de acceso, escasez de oferta, discriminación social o autoexclusión, entre otras.
Características de la inclusión financiera
Cuando se le pregunta por las características de la inclusión financiera, Vargas Acosta responde que no es un fin en sí misma. Para él es “un medio para lograr mayor bienestar para las personas”. Su importancia va más allá de sus efectos individuales. “Existe una amplia evidencia acerca de la relación que tiene con un mayor crecimiento económico, el desarrollo empresarial, la disminución de la pobreza, una mayor productividad y la reducción de la inequidad”, declara. Cuando una persona tiene acceso al sistema financiero, crecen sus oportunidades para gestionar su riesgo y absorber impactos financieros. También incrementa el ahorro de su hogar, puede acceder a un préstamo, invertir en su educación, ahorrar para su jubilación o crear o expandir su empresa .
Sus beneficios pueden verse, también, en la inclusión social, la salud mental, las expectativas de vida. También en la reducción de la desigualdad, por ejemplo el empoderamiento de la mujer y el fortalecimiento de su autonomía económica.
Apoyar el desarrollo de las mujeres latinoamericanas ha sido siempre una de las prioridades de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA)
Las brechas de la inclusión social
Existen brechas de género no solo en el acceso de los productos financieros, sino en los conocimientos, habilidades, actitudes y comportamientos necesarios para utilizarlos, lo cual se traduce en menores niveles de bienestar financiero para las mujeres, según varios estudios realizados por CAF a partir de los resultados de las encuestas de capacidades financieras realizadas en once países de la región.
También se han identificado más problemas entre los emprendedores y micro y pequeñas empresas, que en el pasado han recibido una menor atención por parte del sistema financiero tradicional, y que, por las mismas condiciones de sus negocios, “son los que encuentran mayores dificultades en el acceso a financiación”.
Por último, en otros segmentos de población total o parcialmente excluidos del mercado financiero, son poblaciones indígenas, , personas con discapacidad, migrantes, personas de la tercera edad y jóvenes.
Los últimos datos del Global Findex del Banco Mundial, correspondientes a 2021, muestran un aumento generalizado en el acceso financiero. Si en 2011 el porcentaje de adultos en el mundo con una cuenta bancaria abierta era del 51 %, en 2021 subió hasta el 76 %. Las cuentas de dinero móvil han crecido y se han extendido a lo largo y ancho del África subsahariana entre 2014 y 2021. No obstante, 1.400 millones de personas, un 24% de la población mundial, siguen sin estar bancarizadas, según el Banco Mundial.
Avances en América Latina
América Latina ha mostrado avances importantes, pasando del 39 % al 74 % en el indicador de acceso financiero del Global Findex. “La inclusión financiera se ha convertido en un elemento clave en las agendas de política de gobiernos, empresas, organizaciones multilaterales y organizaciones no gubernamentales”, señala Vargas Acosta. Según los datos de que dispone este experto, Colombia, Perú y Uruguay son los países con las mejores prácticas y el mejor entorno para la inclusión financiera en la región. Pero sin olvidar que Latinoamérica continúa rezagada con respecto a América del Norte y Europa, según reconoce el experto de CAF.
“A pesar del incremento de personas bancarizadas, las necesidades de inclusión continúan siendo enormes” señala Javier M. Flores, director general de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA). Desde su creación en 2007, las entidades de la FMBBVA han desembolsado 19.000 millones de dólares en créditos a más de 6 millones de emprendedores en pobreza o vulnerabilidad, permitiendo que 60% de aquellos que eran pobres, salieran de esa situación al cabo de cinco años. Las ‘Finanzas Productivas’, la metodología propia de la Fundación, coloca a pequeños emprendedores en vulnerabilidad en el centro proveyéndoles de una completa oferta de productos y servicios financieros (crédito, ahorro, seguros…) y no financieros (formación, acceso a redes y mercados, etc.), diseñados para ayudarles para alcanzar el éxito a lo largo del tiempo.
Rosa María Capois, emprendedora de Banco Adopem, entidad dominicana FMBBVA.
La pandemia aceleró los procesos de digitalización y “llevó a un cambio en el modelo de relación del sistema financiero con sus usuarios”, acota Vargas Acosta, que resalta cómo la necesidad de cobrar los subsidios de los gobiernos en respuesta a la crisis sanitaria ha llevado a mujeres, población de escasos recursos “y otros grupos tradicionalmente excluidos del sistema financiero” a abrirse una cuenta y acceder a productos y servicios.
Los beneficios de la inclusión financiera se multiplican cuando se acompaña del desarrollo de programas de educación financiera, entendida por la OCDE como “el proceso por el cual los consumidores mejoran su comprensión de los productos y conceptos financieros, y, a través de información, instrucción y/o asesoramiento objetivo, desarrollan las habilidades y la confianza para ser más conscientes de las oportunidades y los riesgos a los que están expuestos, lo que les permite tomar decisiones mejor informados, conocer dónde ir en busca de ayuda y tomar otras acciones que mejorarán su bienestar financiero”.