¿Qué es la eutrofización? El gran problema del Mar Menor
El enriquecimiento de nutrientes en los sistemas acuáticos produce una capa de algas que impide la entrada de luz solar y agota la producción de oxígeno. A este proceso, causado por la agricultura y las aguas residuales, se le conoce como eutrofización e incluye cambios en el ecosistema e impacto en la economía local. La solución pasa por eliminar los vertidos.
En San Pedro de Pinatar, en la región de Murcia, hay un laboratorio que en realidad es una pequeña granja de ostras. Allí se investiga, desde 2022, una de las muchas vías de recuperación posibles para el Mar Menor. Esta albufera mediterránea agoniza tras décadas de deterioro ecológico. La laguna de agua salada, situada en el sureste de España, sufre un grave problema de eutrofización provocado por el exceso de nutrientes en sus aguas. La mayoría de las poblaciones de seres vivos que poblaban este ecosistema, incluyendo la de ostra plana, han quedado reducidas al mínimo. Pero este bivalvo podría ser también parte de la solución para restaurar el Mar Menor.
A través de los proyectos RemediOS, primero, y Resalar, después, el Instituto Español de Oceanografía (IEO) y otras entidades científicas están estudiando las opciones de la ostra plana como solución de biorremediación para el Mar Menor. La especie, antes abundante, ha visto sus números caer en picado en las últimas décadas. Las últimas observaciones hablaban de apenas unas cuantas decenas de individuos. Sin embargo, su potencial filtrador y el hecho de que forme arrecifes que sirven de refugio a muchas especies la convierte en la aliada perfecta para recuperar la laguna eutrofizada.
Nutrientes en el sistema acuático por la eutrofización
La situación de contaminación y eutrofización del Mar Menor no es nueva. Durante décadas, los aportes continuados de nutrientes –sobre todo, nitratos, aunque también fosfatos y amonio– y materia orgánica han provocado un cambio de sistema. La laguna costera ha pasado de ser un ecosistema oligotrófico de aguas transparentes a uno en un estado eutrófico y muy inestable, tal como recoge este informe sobre el Mar Menor publicado por el IEO. Pero, ¿de qué hablamos exactamente cuando hablamos de eutrofización?
La eutrofización es un proceso en el que el enriquecimiento de nutrientes en un sistema acuático provoca el crecimiento descontrolado de fitoplancton. Estas algas microscópicas llegan a alcanzar tal densidad que enturbian el agua y forman una capa densa y verdosa en la superficie. De ahí que la eutrofización se conozca también de forma coloquial como sopa verde. Esta capa impide que la luz solar llegue a las zonas más profundas, donde el resto de organismos fotosintéticos tiene dificultades para seguir produciendo oxígeno. Mientras, la explosión de fitoplancton provoca también una explosión de otros organismos que se alimentan de su materia orgánica, como los descomponedores.
Así, por un lado, tenemos un aumento de la actividad de seres vivos que consumen oxígeno y, por otro, una reducción en los sistemas que producen este gas esencial para la vida. Esto provoca que, de forma gradual, se vaya agotando el oxígeno en las capas más profundas y, en los casos de eutrofización más graves, en todo el cuerpo de agua. Así, pueden llegar a producirse episodios de anoxia (ausencia total de oxígeno), durante los cuales la mayor parte de seres vivos que poblaba originalmente el cuerpo de agua no logran sobrevivir.
“De acuerdo con lo publicado hasta ahora, los nutrientes vertidos en el Mar Menor provienen mayoritariamente de la agricultura –la cuenca de la albufera está compuesta por la llanura del Campo de Cartagena, dedicado en su mayoría a la agricultura intensiva– y, en un porcentaje también importante, aunque de menor relevancia, de las aguas residuales”, explica Marina Albentosa, investigadora del IEO y coordinadora de la iniciativa para la recuperación de la ostra del Mar Menor como medida de biorremediación. “Ya en 1991 se consideraba que los niveles de nitratos en el acuífero estaban demasiado altos, no hablamos de un problema reciente”.
Consecuencias y soluciones a la eutrofización
La eutrofización es un proceso que también se da de forma natural en cuerpos de agua con poca renovación y aportes elevados de nutrientes. Se observa, por ejemplo, en lagunas que apenas tienen salida de aguas y acaban transformándose en pantanos. Sin embargo, en los últimos siglos, el ser humano ha logrado alterar los ciclos del nitrógeno y el fósforo en su beneficio (sintetizando el primero, minando el segundo y utilizando ambos como fertilizantes) y ha multiplicado los vertidos de nutrientes a los ecosistemas (sobre todo, a través de las aguas residuales urbanas).
Las consecuencias de la eutrofización son muchas y varían en función de su gravedad. Pero incluyen, entre otras, cambios importantes en las especies que pueblan el ecosistema, disminución de la productividad de peces y moluscos para el consumo humano, reducción en la salud de arrecifes y en la calidad general del agua, aumento en la mortandad de especies y moluscos, disminución del valor estético, recreativo y turístico del agua y, como resultado de todos ellos, impactos económicos negativos en las comunidades que viven alrededor del cuerpo de agua afectado.
La solución evidente a la eutrofización pasa por eliminar los vertidos de nutrientes que causan la proliferación de algas y desencadenan el problema. Sin embargo, en casos severos de eutrofización como el del Mar Menor, son también necesarias actuaciones de restauración del ecosistema. “Con las ostras, que son animales filtradores, se puede controlar el desarrollo incontrolado del fitoplancton. Pero no van a ser una solución mágica”, señala Albentosa. “Mientras no se cierre el grifo de los nutrientes es complicado resolver el problema. Nosotros simplemente estamos sentando las bases del conocimiento para que estas acciones de biorremediación sean valoradas en un futuro”.
Proyectos contra la eutrofización
El primer proyecto RemediOS se centró en recuperar la población de ostra del Mar Menor en el Laboratorio de EcoFisiología de Bivalvos del IEO en San Pedro del Pinatar, ya que apenas quedaban ejemplares de la especie en libertad. Tras estudiar la viabilidad de su cría, ahora se están liberando ejemplares en los canales salineros que rodean la albufera, ya como parte del proyecto Resalar. “Durante dos años vamos a cuantificar cómo crece el bivalvo y la cantidad de materia orgánica extraída”, añade Albentosa.
“La idea después es lograr financiación para una segunda parte de RemediOS, para hacer ya un proyecto piloto en el que también se valoraría qué hacer con los bivalvos extraídos, estudiando, si fuera posible, su consumo humano”, concluye la investigadora. “A nosotros nos gusta decir que utilizamos el Mar Menor como un caso de estudio. Estamos trabajando por la recuperación de las poblaciones de bivalvos, como la ostra, que están prácticamente desaparecidas en Europa, por recuperar especies que son generadoras de hábitat y generan a su vez muchos servicios ecosistémicos. Lo que hacemos es también extrapolable a otros ecosistemas, como el propio Mediterráneo, que es un mar que también necesita ser recuperado”.