¿Qué es la educación ambiental y por qué es clave para la sostenibilidad?
La educación ambiental es un proceso educativo a través del cual se promueve entre las personas la conservación del medioambiente. Este concepto se remonta a los años setenta, momento en el que la comunidad científica y la sociedad en su conjunto comenzó a adquirir conciencia sobre la importancia de cuidar el planeta para que sea más sostenible.
Desde entonces, la ciencia ha permitido asentar este concepto educativo como vehículo transformador de la conciencia social para afrontar el cambio climático. La naturaleza cuenta con unos mecanismos propios que funcionan de manera sistemática. Está demostrado que, cuanta más influencia externa se ejerza sobre ella, más alteraciones negativas sufre. Este hecho pone de manifiesto la necesidad de no entender la naturaleza como una fuente de recursos inagotable, sino como un elemento que debemos aprender a respetar y cuidar. Y no solo eso: también intentar regenerar debido a la influencia humana de las últimas décadas. Estas son las bases en las que se asientan los objetivos y metas de la pedagogía medioambiental.
¿Qué es la educación ambiental?
El Centro Nacional de Educación Ambiental define el concepto de educación ambiental en el Libro Blanco de la Educación Ambiental en España de la siguiente manera: “La educación ambiental es promover una nueva relación de la sociedad humana con su entorno. El fin es procurar a las generaciones actuales y futuras un desarrollo personal y colectivo más justo, equitativo y sostenible. Todo ello debería garantizar la conservación del soporte físico y biológico sobre el que se sustenta”.
En los años setenta nació esa preocupación por la destrucción de hábitats y se empezó a concebir la degradación de los ecosistemas como un problema social. Desde entonces se han celebrado numerosos congresos que han ido redefiniendo los planes y objetivos de la pedagogía sobre el medioambiente. La primera vez que se abordó el término de manera oficial fue en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Humano (Estocolmo, 1972) . A partir de aquí, gobiernos e instituciones no han parado de implementar medidas para fomentar un compromiso individual y colectivo. Muchas de estas acciones se enmarcan dentro de un ámbito pedagógico. Su fin es promover un cambio a nivel social, cultural y económico cuyo potencial tenga la capacidad de diseñar soluciones innovadoras responsables con el planeta.
Objetivos de la educación ambiental
Los efectos del cambio climático provocan una serie de fenómenos que, aunque tengan lugar de manera independiente, se entrelazan entre sí creando un escenario ambiental cuyas consecuencias tienen un alcance global (como, por ejemplo, las migraciones provocadas por las sequías). Debido a esto, los objetivos y metas ligados a la educación ambiental están sujetos a revisiones constantes, para, entre otras cosas, ampliar iniciativas o redefinir los grupos de interés.
La UNESCO, uno de los principales organismos encargados de impulsar este campo de estudio, definió en la Carta de Belgrado (1975) los objetivos por los que rige esta disciplina y muchos de los cuales siguen vigentes en la actualidad:
- Crear conciencia. Transmitir a la sociedad en su conjunto la realidad sobre los problemas reales derivados del cambio climático.
- Crear y difundir conocimiento. Poner a disposición de las personas toda la información disponible para que estas puedan formar una opinión propia y crítica de la realidad.
- Fomentar actitudes. Impulsar una serie de valores sociales y un mayor interés y participación activa en la protección y mejora del ambiente.
- Fomentar aptitudes. Poner a disposición de las personas las capacidades y herramientas necesarias en la resolución de los problemas de carácter ambiental.
- Capacidad de evaluación. Proporcionar una evaluación objetiva de las acciones realizadas en función de lo social, ecológico, político y educativo, para que, de esta manera, sean los propios ciudadanos los que puedan sugerir mejoras a implementar.
- Fomentar la participación. Animar a las personas a que adquieran la responsabilidad necesaria para adoptar medidas en la resolución de los problemas ambientales.
Cómo pasar a la acción desde la educación ambiental
Para lograr un futuro más sostenible, es esencial la puesta en marcha de una serie de acciones donde las instituciones y la sociedad en general sea partícipe, y que pivotan sobre la educación medioambiental.
- El acceso a la información, la libertad de asociación y la participación en ciertas decisiones públicas asientan un punto de partida a partir del cual podemos actuar las personas. De esta manera, es posible estar en constante aprendizaje sobre cómo ser más responsables con nuestro entorno.
- La instauración de programas basados en la educación ambiental en los sistemas educativos desde edades tempranas representa también una gran oportunidad, puesto que se fomentan actitudes y aptitudes que impactarán en el futuro de la sociedad.
- La colaboración entre instituciones y organizaciones es igualmente relevante, desde las administraciones gubernamentales hasta las regionales o municipales. Desde las entidades públicas a las privadas. Todos son actores esenciales para impulsar iniciativas de mejora del medioambiente de manera tangible. De igual manera, desde el ámbito laboral también se puede marcar la diferencia, colaborando en la implementación de sistemas de gestión ambiental que contribuyan desde un enfoque más respetuoso con el entorno.
El futuro de la educación ambiental
En una cumbre celebrada en Berlín en mayo de 2021, más de 80 ministros y viceministros, junto con 2.000 especialistas en educación y medio ambiente, se unieron para configurar la Declaración de Berlín sobre la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS). Esta firma histórica tuvo lugar al finalizar una Conferencia Mundial virtual organizada por la UNESCO en colaboración con el Ministerio Federal de Educación e Investigación de Alemania, con el apoyo de la Comisión Alemana para la UNESCO.
La Declaración de Berlín impulsa políticas educativas que abarcan desde la enseñanza hasta el compromiso cívico, destacando la importancia de enfocarse en habilidades cognitivas, aprendizaje social y emocional, cuyo objetivo es el de lograr una transformación hacia la sostenibilidad. Uno de los mensajes destacados en la cumbre resaltó que la educación medioambiental no debe ser un privilegio, sino algo accesible para todos.
Este evento marcó un hito significativo y resaltó el papel esencial de la educación en la búsqueda de un futuro sostenible. Los compromisos asumidos y la adopción de la Declaración de Berlín reflejan un paso crucial hacia la integración de la educación para el desarrollo sostenible en los sistemas educativos a nivel global, orientados hacia la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Día de la educación ambiental
El 26 de enero está marcado en el calendario como el Día de la educación ambiental, una efeméride con la que se busca que la sociedad tome aún más conciencia sobre la importancia de lograr que las personas, a través de este tipo de educación, fomenten el mantenimiento y el cuidado del entorno .
Fue en el Seminario Internacional de Educación Ambiental celebrado en Belgrado en 1975, cuando este concepto se abordó por primera vez. Un evento del que salió la Carta de Belgrado, donde se recogieron las metas de esta tipología de educación: “Formar una población mundial consciente y preocupada con el medioambiente y con los problemas asociados, y que tenga conocimiento, aptitud, actitud, motivación y compromiso para trabajar individual y colectivamente en la búsqueda de soluciones para los problemas existentes y para prevenir nuevos”.