¿Qué es la cadena de reciclaje y cuál es su impacto en la gestión de los residuos?
La cadena de reciclaje es un sistema que conecta todos los eslabones, desde el origen en los residuos domésticos, pasando por la recogida, transporte y clasificación, y hasta su tratamiento para volver a darle valor. Un círculo virtuoso que busca reducir el impacto medioambiental de los desechos.
Ciudad de México es una megaurbe con cifras difíciles de imaginar. Se extiende a lo largo de 1.485 kilómetros cuadrados y en ella viven cerca de 25 millones de personas. Además, a todos ellos hay que sumar otros dos millones de población flotante, que entra y sale de la ciudad a diario. Cada 24 horas, toda la actividad de esos millones de personas genera más de 12.000 toneladas de residuos. Por eso no es de extrañar que en Ciudad de México, también, se ubique la planta de reciclaje de plástico PET (siglas en inglés de tereftalato de polietileno, uno de los plásticos más utilizados) más grande de todo el continente americano.
Ubicada en una de las 16 alcaldías que conforman Ciudad de México, Azcapotzalco –en pleno distrito industrial Vallejo–, la Estación de Transferencia y Planta de Selección Azcapotzalco gestiona más de 1.400 toneladas diarias de residuos sólidos. Entre ellos, papel, cartón, envases PET, bolsas y películas plásticas, textiles y vidrio. Esta inmensa planta es un elemento clave en la economía circular mexicana. Sin embargo forma parte de solo uno de los eslabones de la cadena de reciclaje, que conecta desde la generación de los residuos hasta el reciclaje final de los materiales.
Hacia un círculo virtuoso de reciclaje
“Además de contar con una de las plantas de reciclaje más grandes del mundo, en México somos líderes en todo el continente americano en el acopio y reciclaje de PET, ya que recuperamos el 63 % de los envases enviados al mercado. Es un porcentaje que está muy por encima de países como EE. UU. (29 %), Canadá (40 %) y Brasil (56 %)”, explica Jaime Torres, director de comunicación y portavoz de la asociación civil Ecología y Compromiso Empresarial (ECOCE). Para lograrlo, la cadena de reciclaje tiene que estar bien engrasada.
La cadena de reciclaje es un sistema en el que están conectados todos los actores que tienen algún papel en el proceso de reciclaje, formando idealmente un círculo virtuoso en el que la actividad de un eslabón permite la actividad del siguiente, maximizando el aprovechamiento de los recursos. Es una cadena que, a su vez, está conectada con el ciclo de vida de los productos y que se despliega al final de sus días con el objetivo de reaprovechar los materiales y minimizar el impacto en el medioambiente de los residuos.
Los cinco eslabones de la cadena de reciclaje
La cadena de reciclaje consta de cinco pasos principales que involucran a toda la sociedad en el tratamiento de los residuos.
- Origen de los residuos. La generación de la basura, tanto a nivel doméstico como comercial e industrial, conforma el primer eslabón de la cadena. En este punto, es necesaria la implicación de quien genera los residuos para separarlos y clasificarlos, facilitando así los siguientes pasos.
- Recuperación de los residuos. El segundo eslabón consiste en la recogida y transporte de los residuos en sus contenedores hasta la planta de transferencia o la planta de clasificación. Esta recuperación se lleva a cabo por empresas especializadas, públicas o privadas.
- Planta de transferencia. Estas plantas son plataformas en las que se acumulan los residuos con el objetivo de cargarlos en vehículos de gran capacidad para su posterior transporte. Son, por ejemplo, las plantas en las que se hace acopio de cartón, se prensa y se empaqueta, antes de su transferencia al siguiente eslabón de la cadena. Este es un paso que no siempre se produce.
- Planta de clasificación. Si bien parte de las tareas de separación y clasificación se hace en origen, el cuarto eslabón de la cadena de reciclaje aborda estas tareas de forma exhaustiva.
- Tratamiento y reciclaje de residuos. El último paso de la cadena es en el que se produce el reciclaje propiamente dicho. En plantas especializadas, con técnicas que varían en gran medida en función del residuo, se procede al tratamiento de los materiales. Estos pueden ser reciclados, como en el caso del papel, el plástico o el vidrio, revalorizados en forma de energía, como la biomasa, o acumulados de forma controlada.
Los retos de la cadena de reciclaje y la importancia de reducir
Todos los eslabones de la cadena de reciclaje enfrentan sus propios desafíos, desde el aumento de las normativas sobre residuos hasta la necesidad de inversión en tecnologías de reciclaje que no siempre han alcanzado el nivel de madurez necesario. Sin embargo, para Jaime Torres, el mayor reto sigue estando en el primer eslabón, en implantar de forma efectiva un sistema de separación de los residuos en origen.
“Este es el paso más importante porque sin él no hay éxito en el engranaje de todo el proceso, el sistema no detecta los materiales con éxito y los residuos reciclables acaban llegando a tiraderos o vertederos en lugar de a las plantas de reciclaje”, señala el portavoz de ECOCE. “Esto es importante porque estos materiales tienen un valor. Solo en México, más de 70.000 personas viven del reciclaje de PET, aluminio y hojalata”.
Por otro lado, la cadena de reciclaje debe hacer frente también al aumento constante de los residuos. De los dos millones de toneladas de plástico que se producían en 1950 a nivel mundial se pasó a más de 460 millones en 2020, según datos de la Universidad de Oxford. Si nada cambia, la producción seguirá aumentando: el Banco Mundial estima que en 2050 se habrán acumulado 34.000 millones de toneladas de plásticos producidos desde mediados del siglo XX.
“Es de vital importancia cumplir con las famosas tres erres: reducir, reusar y reciclar. Es decir, debemos reducir todo aquello que no sea necesario, los plásticos de un solo uso y los plásticos de los que podemos prescindir porque no cumplen una función que beneficie a nuestra salud, al producto o al medioambiente”, añade Jaime Torres. “Además, debemos reutilizar todos los elementos o productos que podamos para así mantener su utilidad por el mayor tiempo posible y reciclar el resto para que no llegue a la naturaleza y para evitar la extracción de nuevos recursos naturales”.
‘Cleantech’ en la cadena del reciclaje
En la cadena de reciclaje, la tecnología juega un papel fundamental para poder aprovechar al máximo todos los materiales que acaban en la basura. El sector al alza de las startups de ‘cleantech’ (o tecnologías limpias) tiene también mucho que decir en la gestión de residuos. Estos son algunos ejemplos:
- Sistema.bio. Esta empresa mexicana ha desarrollado un sistema modular prefabricado de biodigestión que permite transformar los desechos orgánicos en biogás renovable y fertilizante orgánico allí donde se producen los residuos.
- Lito. La startup colombiana se ha especializado en sistemas de tratamiento y reciclaje de residuos de difícil aprovechamiento, como aparatos electrónicos, baterías o desechos industriales.
- Agro Biomaterials. Esta empresa emergente española ha desarrollado un sistema para convertir los residuos orgánicos en bioplásticos como alternativa a materiales sintéticos.
Más allá del sector startup, el ‘cleantech’ en el sector de reciclaje también crece en las instituciones de investigación y las universidades. Un ejemplo es el proyecto del grupo de investigación TECTEX de la Universitat Politècnica de Catalunya para desarrollar un nuevo material de construcción a partir de residuos textiles.
“La industria del reciclaje sigue creciendo y representa una gran número de oportunidades para generar más y mejores empleos verdes. Solo en México se han invertido más de 700 millones de dólares en la industria de reciclaje de los envases PET en los últimos años”, concluye Jaime Torres. “Donde muchos se quedan viendo el problema y estancados en supuestos futuros fatalistas, otros ven oportunidades y soluciones. Son ellos quienes cambian el mundo”.