¿Qué es la basura orgánica e inorgánica? Este es el papel que juegan en la economía circular
La basura orgánica incluye todos los desechos y residuos de origen biológico, mientras que la inorgánica es toda aquella basura que no procede de organismos vivos .El incremento de la población y el desarrollo de la industria de consumo han disparado la basura que se genera a nivel mundial. La creciente preocupación por la sostenibilidad del planeta debe apoyarse en las nuevas tecnologías para llevar a cabo un reciclaje más eficiente de los residuos y de los desechos.
Victor Hugo, dramaturgo y poeta francés, decía: “produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no la escucha”. Aunque es un pensamiento antiguo, la gestión de la basura orgánica e inorgánica se ha vuelto crucial en la Agenda 2030 y en la economía circular.
Según Naciones Unidas, la extracción de recursos se ha triplicado desde 1979. Si la población mundial alcanza los 9.600 millones en 2050, necesitaríamos tres planetas para mantener nuestro estilo de vida actual. Especialmente en los países desarrollados, donde la huella material per cápita es diez veces mayor que en los países en desarrollo.
En las ciudades, generamos entre 7.000 y 10.000 millones de toneladas de residuos cada año, un ritmo insostenible para el planeta. Los plásticos, por ejemplo, matan a 100.000 animales marinos anualmente, y cada 30 segundos muere una persona debido a enfermedades causadas por la mala gestión de residuos.
António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, insta a un cambio de mentalidad, a una actitud responsable en la que comience un descenso en la producción de basura y residuos, pero, también, en la que la tecnología juegue un papel importante: “Las tecnologías de vanguardia pueden ofrecer respuestas mejores y más baratas a estos retos. Por ejemplo, gracias a la automatización y la inteligencia artificial podemos clasificar los materiales reciclables de manera más eficiente. Con el uso de sensores en embalajes inteligentes podemos reducir los desperdicios de alimentos”.
Qué es la basura orgánica
El término orgánico incluye todos los desechos y residuos de origen biológico. Por ejemplo, basura de origen alimenticio, papel o cartón, restos de plantas, desechos corporales de animales y de humanos…
The Urban Bio Loop apuesta por gestionar de otra forma los residuos orgánicos de las ciudades y convertirlos en un recurso para la creación de productos de ingeniería y arquitectura de la construcción “antes de ser retroalimentados en el ciclo biológico al final de su vida útil”. Podrían reemplazar algunos de los productos arquitectónicos tradicionales y convertirían las ciudades en autosostenibles gracias a la implementación de los desechos orgánicos en la cadena de suministro de productos de construcción de edificios.
La producción de biogás a partir de la basura orgánica se está afianzando en países como EE. UU. y Alemania, donde restaurantes, granjas y explotaciones agrícolas cuentan con biogestores para almacenar la materia orgánica que procede de alimentos en descomposición y excrementos y convertirla en abono o biogás.
Qué es la basura inorgánica
Inorgánico es todo aquello que no viene de organismos vivos. Puede provenir de procesos de transformación firmados por el ser humano. Por ejemplo, botellas de vidrio, plásticos, PVC, latas, pilas, basura sanitaria…
Una mención aparte merece la que se ha dado en llamar ‘basura tecnológica’. Según fuentes de la BBC, el peso de todos los teléfonos móviles, ordenadores y electrodomésticos que tiramos cada año equivaldría a nueve grandes pirámides de Giza (Egipto). Por ejemplo, en 2019, se produjeron 53 millones de toneladas de residuos electrónicos en todo el planeta y se calcula que para 2030 superarán los 75 millones de toneladas.
Ejemplos de basura orgánica
La basura orgánica abarca una variedad de desechos biodegradables que provienen de fuentes naturales. Entre los ejemplos más comunes se encuentran los restos de frutas y verduras, como cáscaras de plátano, manzanas en mal estado y restos de zanahorias. Estos residuos, al descomponerse, se convierten en abono rico en nutrientes, ideal para enriquecer el suelo en jardines y huertos. Otros ejemplos incluyen restos de café, bolsas de té usadas y cáscaras de huevo, que también contribuyen a la formación de compost casero.
Además de los residuos alimenticios, la basura orgánica puede incluir restos de plantas y recortes de césped. Las hojas secas, ramas pequeñas y flores marchitas son ejemplos que, al ser compostados, ayudan a mejorar la estructura del suelo y a fomentar un crecimiento saludable en el jardín. La correcta separación de estos materiales orgánicos no solo reduce la cantidad de residuos que terminan en los vertederos, sino que también promueve prácticas de reciclaje sostenibles que benefician al medioambiente.
Ejemplos de basura inorgánica
La basura inorgánica incluye materiales que no se descomponen naturalmente y, por lo general, requieren un procesamiento especial para su manejo adecuado. Entre los ejemplos más comunes se encuentran plásticos como botellas, bolsas y envases, que tardan siglos en degradarse y pueden causar graves problemas ambientales. Otros ejemplos incluyen latas de aluminio y envases de vidrio, que aunque reciclables, deben ser gestionados correctamente para evitar su acumulación en vertederos.
Además, la basura inorgánica abarca objetos como pilas, baterías y electrodomésticos en desuso, que contienen sustancias químicas nocivas para el medioambiente. Estos elementos no solo ocupan espacio en los vertederos, sino que también pueden liberar contaminantes que afectan el suelo y el agua. Es crucial llevar estos productos a puntos de reciclaje específicos para asegurar un manejo seguro y responsable.
Reducir, reutilizar y reciclar
Son los tres verbos que dan forma y sentido al nuevo paradigma que gobiernos, instituciones y organismos internacionales ven como la alternativa necesaria a la economía lineal (basada en los ciclos de extracción, utilización y eliminación): la economía circular.
Y es que la basura puede tener muchas vidas. Puede ser combustible bio, prendas de vestir, abono, energía limpia e incluso arte. Ecoembes habla de las 7R: rediseñar, reducir, reutilzar, reparar, renovar, recuperar y reciclar.
Mariel Vilella, directora de estrategia de Global de Zero Waste Europe y autora del informe ‘Economía Circular de Cero Residuos’, editado por la Fundación Heinrich Böll, habla de los desechos no sólo como el resultado final de la economía lineal y su contribución al cambio climático en su etapa de eliminación, sino, también, como un problema en su etapa de extracción, fabricación, transporte y consumo, porque “el desecho en sí mismo está formado de recursos naturales.
Considerando el ciclo de vida completo de un producto, la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que genera es grande y significativa”. En su informe, apuesta por una economía circular que conduzca hacia una “sociedad de cero residuos, donde todo lo que producimos y consumimos puede regresar con seguridad a la naturaleza o a la sociedad”.
En España, por ejemplo, el grupo Red Eléctrica tiene como objetivo de negocio llegar a ser una de las empresas líder en economía circular de cara a 2030 implementando su estrategia Residuo 0: lo residuos que no puedan reducirse se transforman en materias primas de nuevos productos.
¿Qué hacer con la basura orgánica e inorgánica?
Para poder dar una segunda vida a los residuos, una de las claves está en la adopción por parte de los ciudadanos de hábitos como la separación de la basura en casa. También el depositar en cada uno de los contenedores habilitados para el reciclaje los residuos, y cuyo código de colores para saber qué se debe introducir en cada contenedor va en función de cada país.
Por ejemplo, en el contenedor para los residuos orgánicos deben depositarse desechos como los restos de la comida (que en ocasiones sirven para elaborar compost), restos vegetales como hojas o flores marchitas.
Los residuos inorgánicos reciclables como el papel y el cartón, el plástico y los envases o el vidrio, deben tirarse en los diferentes contenedores habilitados para ello. Lo mismo sucede con la basura electrónica, y que incluye los aparatos eléctricos y electrónicos como secadores, tostadores, teléfonos móviles o tabletas, para la que normalmente existen puntos limpios que permiten su posterior selección, tratamiento y reciclaje.