¿Qué es el ‘rewilding’ y cuál es su importancia para la biodiversidad?
El ‘rewilding’ engloba distintas estrategias para mejorar la biodiversidad en entornos degradados por la acción humana. Reintroducir especies o promover un turismo que ayude a la conservación son algunas iniciativas de esta nueva ‘renaturalización’.
Óscar Belmonte, director de la Fundación Ona Futura (puesta en marcha por la cadena Ona Hotels) es nadador en aguas abiertas, pero evitaba la Barceloneta, playa de Barcelona, ciudad en la que reside, por su excesiva masificación. Hasta que llegó la pandemia y un día, mientras esperaba a sus hijos, decidió enfundarse el neopreno y adentrarse en sus aguas. “Estaban cristalinas y llenas de peces”, recuerda. Su asombro por la extraordinaria capacidad de regeneración de la naturaleza quedó empañado por la constatación de que había hecho falta que el ser humano saliera de la ecuación para que se operara tal florecimiento. “Aquí faltan las personas, que deberían estar, y ayudar a la regeneración de su entorno”, se dijo.
Su reflexión le llevó a investigar, y comprobó que lo que pensaba ya estaba propuesto y tenía un nombre: ‘rewilding’. “Me pareció un término muy sexi; en español significa renaturalización o reasalvajamiento”, acota Belmonte. ‘Rewilding’ fue acuñado en 1992 por el ambientalista estadounidense Dave Foreman, para quien este término significa la recuperación de la vida silvestre, salvaje, según puede leerse en la web de The Rewilding Institute, del que es fundador. El concepto no tuvo demasiada repercusión, al menos fuera del ámbito científico, hasta que el divulgador y naturalista británico David Attenborough lanzó un enérgico “¡We need to rewild the world!” (“¡Necesitamos renaturalizar el mundo!”) en su documental Una vida en nuestro planeta, estrenado en la plataforma Netflix en octubre de 2020. Se refería a la restauración de procesos ecológicos y a la reintroducción de organismos salvajes en entornos en los que han desaparecido o están en peligro de extinción debido a la acción del hombre.
“Tenemos no solo que proteger sino recuperar biodiversidad”, lo expresa Belmonte, que pone mucho énfasis en el concepto de bioabundancia. “No se trata solo de que una especie no desaparezca de un hábitat determinado sino de que su población sea lo suficientemente numerosa como para que pueda desarrollar sus funciones biológicas”, precisa.
Ser más resilientes
“Rewilding’ no es ‘wilderness’ (tierra virgen)”, diferencia Belmonte. “Todas las áreas no pueden ser Alaska”, remacha. Tampoco es mirar al pasado, sino al futuro. “No podemos volver a situaciones del siglo XIX. Hemos de enfocarnos en ser más resilientes, en mantener, potenciar y mejorar lo que tenemos, sin pretender restaurar un ecosistema hasta dejarlo como era hace 500 años. Sí debemos, según prosigue, marcarnos escalas: dejar en un 4 o en un 5 un sitio que estaba en un 3, pongamos por caso”, argumenta.
“La naturaleza es un puzle al que le hemos quitado muchas piezas; hemos de volver a ponérselas, para que quede lo más completo posible, pero sabiendo que, probablemente, nunca llegaremos al original”, concluye Belmonte.
El término ‘rewilding’, aún en construcción, tiene connotaciones diferentes según el área geográfica donde nos situemos. En Sudamérica se entiende como sinónimo de reintroducción de especies; en EE.UU. tiene que ver con la recuperación de grandes corredores ecológicos; en Europa, con la restauración de procesos ecológicos. Mientras que África es, en opinión de Belmonte, el gran ejemplo mundial de cómo el turismo puede ayudar a la conservación y mejora de los espacios en los que basa su actividad.
Viajeros por la biodiversidad
Cuando se mete en terreno turístico, el ‘rewilding’ se da la mano con el ecoturismo, el bioturismo (que involucra al turista en la conservación y desarrollo del destino que visita), los viajes sostenibles y responsables. Un 61 % de los más de 29.000 viajeros de 30 países entrevistados por la plataforma de reservas de alojamiento Booking.com para su informe Viajes sostenibles 2021 afirmaba que la pandemia le había hecho desear escapadas más sostenibles en el futuro; el 49 % lamentaba que la oferta 'eco' siguiera siendo insuficiente.
En la frontera entre Polonia y Alemania, en la costa báltica, asoma el área del delta del Óder, que se degradó como consecuencia de su actividad ganadera y agrícola. Tras la desaparición de las explotaciones, se ha convertido en ejemplo de renaturalización. El valle se regeneró y volvieron especies icónicas como el águila de cola blanca, el bisonte europeo, el castor, el alce, el lobo, el esturión del Atlántico y la foca gris. Este ‘rewilding’ de libro ha creado tanto sentimiento de orgullo como fuentes de ingresos, haciendo que surjan pequeños negocios basados en la naturaleza, y respetuosos con ella.
El Proyecto Oxígeno de la Fundación Ona Futura ha demostrado, por su parte, que la actividad de cable-esquí que realiza una empresa en una de las lagunas de Alcúdia (Mallorca) ayuda a oxigenar sus aguas, mejorando su calidad y promoviendo una mayor biodiversidad. “Estamos estudiando la forma de replicar propuestas de este tipo, que favorezcan el rewilding, en otros sitios”, informa Belmonte.
Belmonte defiende que un turismo respetuoso y no masificado puede ser una excelente herramienta para la renaturalización de un espacio. “El mensaje ha de ser positivo, de optimismo: podemos convivir con la naturaleza y crear riqueza a partir de ella”, reflexiona. Entender el progreso como un equilibrio entre lo ambiental, lo social y lo económico, y dejar de hablar tanto de crecimiento. “Hemos tomado muchas cosas de la naturaleza, ahora vamos a devolverle un poco”, exhorta.