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¿Qué es el metano verde y para qué se utiliza?

El metano verde o biometano es un gas renovable fabricado con energías limpias que tiene un poder energético similar al del gas natural de origen fósil. La fuente principal son los residuos orgánicos agrícolas, ganaderos y forestales, los residuos sólidos urbanos y los lodos de las plantas depuradoras de agua.

Hace más de medio siglo que La Villavesa SA no existe, pero su nombre todavía resuena en Pamplona. En 1929, esta ciudad del norte de España estrenaba su primer sistema de autobuses interurbanos de cercanías, operado por una compañía de reciente creación, que años más tarde se haría también con las líneas de transporte urbano. La empresa quebró en 1969, pero los pamploneses siguen llamando a sus buses ‘villavesas’ e incluso la ‘app’ de movilidad local se ha bautizado como TuVillavesa. Poco más queda de aquellos primeros autobuses que circulaban por la capital navarra. Ni siquiera su combustible.

En 2017, una ‘villavesa’ se convirtió en el primer autobús urbano de España en ser impulsado por metano de origen renovable, también llamado metano verde o biometano. El gas se genera a poca distancia de Pamplona, a partir de residuos procedentes del vertedero de Góngora. Desde entonces, la flota ha ido creciendo. El objetivo de la ciudad es que el 65% de los autobuses y el 100% de los camiones de recogida de basuras funcionen con metano verde en 2030. Esto permitirá a Pamplona reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y seguir liderando la descarbonización del transporte urbano.

En la comunidad foral de Navarra, el ecosistema del metano verde no solo ha cristalizado en la movilidad de Pamplona. Desde 2016, la Universidad Pública de Navarra (UPNA) y Lurederra colaboran con el objetivo de desarrollar técnicas eficaces para producir metano verde. Primero desarrollaron fotocatalizadores y dispositivos altamente eficientes para convertir dióxido de carbono (CO2) en biometano. Estos fotocatalizadores permiten usar la radiación solar para llevar a cabo las reacciones de transformación. Ahora, miran más allá de las paredes del laboratorio y trabajan en una plataforma solar para llevar a cabo las síntesis bajo condiciones ambientales reales.

Biometano, un gas renovable con poder energético

“El metano es el principal componente del gas natural y se utiliza principalmente para la producción de electricidad y calor. El apellido verde que le ponemos indica que en la fabricación de este producto solo intervienen energías y recursos renovables”, explica Luis Gandía, investigador del Instituto de Investigación en Materiales Avanzados y Matemáticas de la UPNA (INAMAT) y responsable del grupo de trabajo. Así, el metano verde o biometano es un gas renovable de composición química y poder energético similares al gas natural de origen fósil, pero desarrollado a partir de recursos renovables y con energías limpias.

¿Cómo se produce el metano verde?

En la actualidad, la principal fuente de metano renovable es el metano de origen biológico producido a partir de materia orgánica residual. “El biogás generado en el proceso de fermentación de esta materia orgánica, además de metano, contiene grandes cantidades de CO2 que se puede transformar en más metano mediante una reacción con hidrógeno verde. En resumen, de los residuos obtenemos biometano tanto de forma directa como indirecta, producido a partir del CO2”, añade Ismael Pellejero, también investigador del mismo grupo en la Universidad Pública de Navarra.

La producción de metano verde siempre parte de un residuo orgánico, como los restos agrícolas, ganaderos y forestales, los residuos sólidos urbanos o los lodos de las plantas depuradoras de agua. Después, mediante un proceso biológico conocido como digestión anaerobia (que se lleva a cabo de forma controlada en una planta industrial) se transforma en biogás. Este se puede utilizar directamente para producir calor y electricidad o enriquecer y purificar mediante procesos como el utilizado en la UPNA, transformándolo en metano verde.

¿Qué papel juega el metano verde en la transición energética?

En el camino de la descarbonización de la economía, la electricidad y las energías renovables se han llevado casi toda la atención. Sin embargo, hay sectores y medios de transporte en los que la electrificación no es, hoy por hoy, viable, por lo que abandonar los combustibles fósiles pasa por desarrollar combustibles renovables alternativos. El metano verde es uno de ellos. Su quema produce dióxido de carbono (es decir, no es limpia), pero este se ve compensado por el CO2 capturado por la materia orgánica residual que se usa en su producción.

En general, casi cualquier uso del gas natural de origen fósil puede ser reemplazado por metano verde, tal como señala la Agencia Internacional de la Energía. “La aplicación más inmediata y simple del metano verde es su inyección en las redes de suministro actuales de gas natural, contribuyendo eficazmente a la neutralidad del sistema desde el punto de vista de las emisiones netas de CO2”, señala Luis Gandía. “Otro uso de interés es en el transporte por carretera y, en especial, en flotas de autobuses urbanos. Aquí, viene a sustituir al diésel derivado del petróleo y es una buena solución para el transporte pesado, ya que permite utilizar una tecnología tan fiable como los motores de combustión interna”.

Metano verde frente a metanol verde

En la búsqueda de combustibles alternativos, algunos sectores han puesto la mirada en otra solución prometedora: el metanol verde. A pesar de ser términos cercanos, son compuestos claramente diferenciados. El metano está formado por carbono e hidrógeno y se presenta, de forma natural en la Tierra, en estado gaseoso, mientras el metanol es un alcohol líquido que se utiliza desde hace años en la síntesis de muchos otros productos químicos más complejos.

“Al margen de las propiedades químicas y sus usos, hay una diferencia importante entre ambos. Mientras que el metanol verde es esencialmente sintético, es decir, no natural, el biometano se produce por procesos naturales de fermentación de la materia orgánica gracias a la acción de determinados microorganismos”, añade Ismael Pellejero. “Si estos procesos los realizamos de forma controlada en instalaciones adecuadas, como por ejemplo en las plantas depuradoras de aguas residuales urbanas o en las granjas, tenemos una fuente muy importante de metano verde”.

Sea el metano verde que impulsa los autobuses de Pamplona o el metanol verde que ya se está empezando a usar en algunos medios de transporte pesados (el sector marítimo tiene muchas esperanzas puestas en él), ambos combustibles alternativos presentan una gran limitación: la producción a gran escala, tal como señalan desde la Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA). “A pesar de todo, hay que ser optimista. La transición energética pasa por utilizar todas las herramientas disponibles”, concluye Luís Gandía. “Los últimos datos apuntan a que, en 2040, hasta el 30% del gas necesario en la Unión Europea podría ser reemplazado por biometano”.