¿Qué es el crecimiento inclusivo?

Si Colombia hubiese nacido en un punto concreto del mapa, sería en el Cauca. En este departamento del sur del país, los Andes se bifurcan en las dos cordilleras que vertebran el territorio colombiano, la central y la occidental. Y de sus cumbres brotan también los dos grandes ríos que recorren el país, el Cauca y el Magdalena. Allí, la combinación de altitud, temperaturas suaves y suelos de origen volcánico han dado lugar a una tierra única y fértil, en la que hoy se cultivan algunos de los mejores cafés de Colombia. Pero la historia del Cauca también está llena de zonas oscuras.

El conflicto armado que sufre Colombia desde 1960, con picos de mayor y menor intensidad, se ha cebado con el Cauca. Allí, uno de cada tres habitantes sufre o ha sufrido la violencia, según datos de la Comisión de la Verdad, una entidad que busca esclarecer los patrones y las causas de la violencia. Las luchas entre guerrillas, paramilitares y grupos narcotraficantes, las presiones de los cultivos ilícitos, el abandono del gobierno y las tensiones campesinas e indígenas articulan la historia reciente de este departamento.

Pero, en medio del conflicto, también hay historias optimistas, historias de superación y crecimiento inclusivo que no solo han aumentado la riqueza del departamento, sino que han logrado que los beneficios se distribuyan por toda la sociedad, sin dejar a nadie atrás.

Una breve historia de crecimiento inclusivo en Colombia

A principios del siglo XXI, un grupo de mujeres campesinas del Cauca decidió que tenía que intentar cambiar las cosas. Querían cultivar café de calidad, aprovechando las condiciones únicas de la región, pero no tenían infraestructuras para procesarlo y distribuirlo, lo que afectaba directamente al producto y a los ingresos de sus familias. En 2002 crearon la Asociación de Mujeres Caficultoras del Cauca (AMUCC) y pocos meses después consiguieron el apoyo de una empresa cafetera asentada en la zona, que se comprometió a comprarles el café al mejor precio y a ofrecerles asesoramiento técnico.

Poco a poco, la asociación de mujeres caficultoras logró los certificados de comercio justo y de producción orgánica y, lo más importante, consiguió poner en el mercado uno de los cafés de producción artesanal de mayor calidad de Colombia. Dos décadas más tarde, la actividad de AMUCC, que cuenta con el apoyo de la Agencia Española para el Desarrollo (AECID), ha logrado que más de 200 familias del Cauca mejoren su calidad de vida, un beneficio que revierte a toda la sociedad.

¿Qué es el crecimiento económico inclusivo?

Hay muchas formas de definir el crecimiento inclusivo, pero todas pasan por una forma de entender el crecimiento económico a través de la igualdad de oportunidades para todos los que participan en la economía, de manera que los beneficios no se concentren en unas pocas manos, sino que se distribuyan entre todos los sectores de la sociedad y generen oportunidades, en especial, para los más desfavorecidos. Es una forma de entender el crecimiento que va más allá de los enfoques económicos tradicionales e incluye el acceso a la sanidad, la calidad del medioambiente o la seguridad alimentaria, entre otros factores.

“El crecimiento inclusivo es el crecimiento económico cuyos beneficios se distribuyen por toda la sociedad para una prosperidad más amplia y compartida que no deja a nadie atrás y genera oportunidades para todos los segmentos de la población, especialmente los más desfavorecidos”, señala Mónica Gil-Casares, directora de proyectos e investigación del Observatorio Empresarial para el Crecimiento Inclusivo. “Lo conforman tanto factores macroeconómicos, como las políticas que generan un entorno propicio para que el sector privado invierta en negocios más inclusivos o las que redistribuyen la riqueza, como factores microeconómicos. Los consumidores tenemos una responsabilidad para conseguir que nuestro comportamiento también promueva la conservación del medioambiente y la mejora de la sociedad”.

Actualmente, el concepto de crecimiento inclusivo ha sido adoptado por todos los organismos internacionales, y cada vez más empresas lo están incorporando a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 . El ODS 8 busca, precisamente, promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible, el empleo y el trabajo decente para todos. Para ello, marca metas como aumentar el producto interior bruto y la productividad de los países menos desarrollados al tiempo que se establecen medidas de redistribución de la riqueza y de protección del empleo digno y los derechos laborales.

Cómo impulsar el crecimiento inclusivo desde las empresas

“El sector privado es clave en una sociedad cada vez más concienciada sobre la sostenibilidad y el impacto social de las empresas”, explica Gil-Casares. “Ya no solo los inversores tienen en cuenta los criterios de inclusión y sostenibilidad, sino que también los clientes demandan bienes y servicios inclusivos y ambientalmente responsables y los empleados tienen cada vez más claro en el tipo de empresa que quieren trabajar. Nadie se queda ahora fuera de este paradigma”.

Desde el Observatorio Empresarial para el Crecimiento Inclusivo destacan tres aspectos clave para impulsar el crecimiento económico inclusivo desde las empresas:

• Contar con directivos comprometidos, sensibilizados y concienciados con el impacto social y el crecimiento inclusivo. Es necesario también que los puestos medios y bajos estén alineados con estos valores y formados en este ámbito.
• Medir el impacto social, con métricas y herramientas adecuadas para poder analizar el impacto social de la empresa y poder tomar decisiones informadas. En las cuestiones sociales no siempre ha habido un consenso claro, por lo que es más difícil medir y valorar en términos de igualdad el nivel de crecimiento inclusivo que generan las compañías.
• Promover alianzas entre actores. Para avanzar en el crecimiento inclusivo es necesaria la colaboración de distintos actores, como empresas, ONG, administraciones públicas y mundo académico.

Empoderar a las poblaciones pobres desde las políticas públicas

El 4,3 % de la población de América Latina y el Caribe vive con menos de 1,90 dólares al día, es decir, en situación de pobreza extrema, y el 6,3 %, cerca de 37 millones de personas, son pobres multidimensionales, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Si ampliamos el foco, el 29 % de la población de la región, más de 180 millones de personas, no cuenta con ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas.

De acuerdo con la estrategia regional del PNUD, la mejor manera de promover el crecimiento inclusivo es empoderar a las poblaciones pobres, marginadas y excluidas para que escapen de la pobreza multidimensional persistente y las vulnerabilidades. Para ello, es necesario enfocar las políticas públicas de crecimiento e inclusión en tres acciones: identificar, proteger y empoderar.

Así, según el PNUD, es importante promover análisis y estudios para identificar a la población vulnerable y pobre y concretar las causas de su situación, establecer políticas universales de protección social, inclusivas con las mujeres, los niños, los mayores, la población rural, los migrantes y todos los grupos étnicos, y empoderar a la población mejorando las capacidades de las personas y de las pequeñas y medianas empresas.

“Además de estar alineado con la sostenibilidad social y promover el bienestar y la prosperidad de las personas, el crecimiento inclusivo está estrechamente relacionado con la sostenibilidad medioambiental”, concluye la directora de proyectos e investigación del Observatorio Empresarial para el Crecimiento Inclusivo. “No puede darse un impacto social positivo ni un crecimiento económico que sea inclusivo, si al mismo tiempo se está degradando el medioambiente”.