¿Qué es el cambio climático? Estas son las causas y así nos afecta
Según los expertos de Naciones Unidas, el cambio climático supone la alteración de la composición de la atmósfera global que causa múltiples consecuencias negativas para la naturaleza y la vida. La humanidad sabe bien a qué se refieren, porque ya está aquí en forma de desertificación, subida del nivel del mar o de temperaturas extremas. En este contexto, es esencial actuar con más decisión, más recursos y de manera más rápida para mitigar su impacto en favor de la sostenibilidad del planeta.
La definición de cambio climático de la Convención de las Naciones Unidas incluye la frase “es atribuible directa o indirectamente a la actividad humana”. Esta aclara que dicho cambio “se suma a la variabilidad climática natural” observada en periodos temporales comparables.
Para entender mejor en qué consiste el fenómeno, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico español distingue entre ‘tiempo meteorológico y clima’. El tiempo es la expresión utilizada para referirse “a las condiciones meteorológicas en un momento concreto”. El clima, por otra parte, responde a “las condiciones habituales en un lugar determinado”, incluyendo grandes regiones terrestres. Esto último es “lo que está cambiando en las últimas décadas debido a un conjunto de procesos involucrados”, explica la investigadora del Urban Transformation and Global Change Laboratory (Turba Lab) de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Mar Satorras.
Historia del cambio climático
El clima, afirma este Ministerio, “también varía y ha sufrido cambios importantes a lo largo de la historia de la Tierra debido a causas naturales”. Pone como ejemplo lo ocurrido en el último periodo glaciar. Este "finalizó hace unos 10.000 años cuando el clima terrestre era más frío que el actual y los glaciares ocuparon amplias extensiones de la superficie del planeta”.
Satorras menciona la “pequeña edad de hielo o el pequeño medieval caliente” como ejemplos de cambios climáticos sucedidos en otros periodos de la historia. La experta recuerda el profundo debate científico acerca de las diferentes causas de los cambios climáticos naturales. Entre ellas se encuentran desde movimientos volcánicos a meteoritos, hasta, incluso, transformaciones en el uso de la agricultura.
¿Qué es el cambio climático?
El cambio climático supone la alteración de la composición de la atmósfera global que causa múltiples consecuencias negativas para la naturaleza y la vida. La humanidad sabe bien a qué se refieren, porque ya está aquí en forma de desertificación, subida del nivel del mar o de temperaturas extremas.
¿Qué es lo que produce el cambio climático?
Existe una posición cada vez más mayoritaria en la comunidad científica sobre la actividad humana como la causa de la modificación de las condiciones climáticas actuales. De ahí que la investigadora del Turba Lab coincida al definir el presente cambio climático como “antropogénico”, es decir, causado por la humanidad y no por anomalías biofísicas o naturales.
Causas del cambio climático
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, organismo creado en 1988 por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y por la Organización Meteorológica Mundial, compuesto por científicos y expertos de 195 países), señala que el inicio del fenómeno del cambio climático se puede establecer en el comienzo de la era industrial, más o menos en torno al año 1750. La conclusión parece clara: han bastado menos de tres siglos, un suspiro en la escala de la historia planetaria, para modificar el equilibrio climático.
No solo hay que entender “la industrialización” como la actividad fabril y de producción en serie, cuando se multiplicaron el número y el tamaño de las factorías. El panel de Naciones Unidas completa el concepto e indica que “el uso humano de la tierra también afecta directamente a más del 70% de la superficie terrestre mundial libre de hielo y juega un papel importante en el sistema climático”.
La Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático afirma que “después de más de un siglo y medio de industrialización, deforestación y agricultura a gran escala, las cantidades de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera se han incrementado en niveles nunca antes vistos en tres millones de años”. Hay que tener en cuenta que los GEI también se producen de manera natural y que en las cantidades adecuadas son beneficiosos para la vida en el planeta al impedir que parte del calor procedente del sol escape hacia el espacio.
Emisiones desatadas por el cambio climático
El problema es que el nivel de emisiones gases de efecto invernadero ha crecido bastante más de lo debido. El dióxido de carbono (CO2) por ejemplo, el más abundante de todos estos gases con dos tercios del total, se ha disparado principalmente por el uso de combustibles fósiles como el carbón en calefacciones y centrales térmicas o la gasolina y el gasoil en los vehículos.
Esa visión holística sobre las causas antropogénicas del cambio climático se traslada también a las soluciones, y de ahí el concepto de desarrollo sostenible que no solo atañe a la salud medioambiental sino al desarrollo humano en todas sus facetas como parte del remedio. Así, los estados miembros de la ONU adoptaron en 2015 los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para avanzar en la erradicación de la pobreza, en la protección del planeta y hacia un horizonte de paz, igualdad y prosperidad para todos los seres humanos.
El Ministerio para la Transición Ecológica coincide en que este cambio del clima es muy diferente a los anteriores. En primer lugar, porque su causa es “la emisión, como resultado de la actividad humana, de los GEI, los cuales aumentan la capacidad de la atmósfera terrestre para retener calor y dan lugar al fenómeno del calentamiento global”. Y además por el ritmo acelerado de dichas emisiones. Según Satorras, “la medida de su gravedad es la rapidez con la que se está produciendo. A más largo plazo, los ecosistemas tienen tiempo de ir adaptándose, lo que no está ocurriendo ahora precisamente por dicha velocidad”.
Por su parte, el IPPC también advierte de ese peligro. Para evitar que el calentamiento global supere 1,5 grados centígrados a final de siglo respecto a los niveles preindustriales (el principal objetivo del Acuerdo de París), los científicos y expertos señalan que en esta década, la acción acelerada para adaptarse al cambio climático es indispensable para reducir la brecha entre las medidas de adaptación en vigor y las que se necesitan. También es necesario reducir de manera drástica, rápida y sostenida las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector alimentario, la electricidad, el transporte, la industria, los edificios y el uso de la tierra. Unas emisiones que consideran que ya se deberían haber disminuido ya que la mitad de la cantidad máxima de CO2 estimado para que la Tierra no llegue a un calentamiento medio de 2 grados centígrados (el nivel tope, considerado altamente nocivo) se alcanzó en 2011. Según el IPPC, será necesario reducirlas casi a la mitad de aquí a 2030 si se desea limitar el calentamiento a 1,5 °C.
Consecuencias del cambio climático para el planeta
El calentamiento global provocado por el cambio climático es cada vez más evidente. El IPCC menciona como consecuencias “la desertificación, la degradación de la tierra, la falta de seguridad alimentaria y los flujos de gases de efecto invernadero en los ecosistemas terrestres”, entre otros.
En cuanto a los efectos directos, los océanos se han calentado, la cantidad de hielo y nieve ha bajado mientras el nivel del mar ha subido 19 centímetros de 1901 a 2010. Se calcula que, en 2065, el nivel medio habrá crecido entre 24 y 30 centímetros y de 40 a 63 en 2100, en relación con el periodo 1986-2005. Esta tendencia parece inevitable, ya que, según el IPCC, las consecuencias del cambio climático “persistirán durante muchos siglos, incluso si se detienen las emisiones”. En otras palabras, el proceso se ha puesto en marcha y se puede paliar, pero no parar en seco su inercia.
De acuerdo con estos expertos, los efectos pueden del cambio climático ser irreversibles en algunos puntos del planeta como la selva amazónica o la tundra asiática, en donde el calentamiento y la pérdida de humedad están causando modificaciones acusadas, sin retorno.
Si se toma España como ejemplo (uno de los países más amenazados en su entorno europeo), el Ministerio para la Transición Ecológica señala cuatro consecuencias claras: alargamiento de los veranos en cinco semanas desde los años setenta, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet); la disminución de los caudales de los ríos, en algunos casos más del 20%; la expansión del clima semiárido en unos 30.000 kilómetros cuadrados; y el incremento en frecuencia e intensidad de las olas de calor y las sequías. Si aumenta la emisión de los GEI, las previsiones apuntan al agravamiento de estos y otros síntomas como el incremento de las temperaturas máximas y mínimas.
El ser humano (al fin y al cabo, una especie más dependiente de ecosistemas que experimentan una profunda transformación) también acusa los efectos tanto de forma individual como colectiva. “El calentamiento global tiene consecuencias no solo biofísicas, sino también sociales. Por ello, desde el punto de vista social crece la voluntad de llamada contra la emergencia climática, para que se actúe ya”, añade Satorras.
En este sentido, Aditi Mukherji, una de los 93 autores del Informe de síntesis, el capítulo final del Sexto Informe de Evaluación del IPCC, afirmó que “La justicia climática es crucial porque quienes menos han contribuido al cambio climático se ven afectados de forma desproporcionada”, además de que “casi la mitad de la población mundial vive en regiones que son muy vulnerables al cambio climático. En la última década, el número de víctimas mortales como consecuencia de inundaciones, sequías y tormentas fue 15 veces más alto en las regiones muy vulnerables”, añadió Mukherji. Un hecho al que hay que sumar también las migraciones climáticas como consecuencia de los desastres naturales por el cambio climático.