Préstamos ligados a las métricas sociales: qué son y cómo obtenerlos
Un proyecto empresarial que cumpla los criterios ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo (ESG por sus siglas en inglés), cada vez tiene más opciones de ser rentable, o al menos, de generar la confianza para conseguir un préstamo y salir adelante. Conocer cómo se financia el impacto social positivo.
La cadena hotelera Iberostar quiere promover un modelo de negocio turístico más respetuoso ambiental, social y económicamente. Un banco como BBVA actúa como coordinador de sostenibilidad de los dos acuerdos que han permitido al grupo obtener esa financiación sostenible con "condiciones sujetas a la evolución de su calificación ESG". Y la agencia internacional de inversión sostenible Sustainalytics se encargará de evaluar anualmente los avances. Simplificando, la conclusión de todos estos avances entrelazados es que, a más progresos en criterios ESG por parte de Iberostar o cualquier empresa en su lugar, más ventajosos serán los términos de su préstamo.
Podría decirse que BBVA ha concedido a la cadena hotelera un préstamo ligado a métricas ambientales y sociales. Aunque, más que de métricas sociales, a Antonio Rivero, asesor financiero y profesor del máster de e-commerce y Marketing Digital de la Escuela de Negocios IEBS, le gusta hablar de impacto positivo en el entorno, ya que separar lo social de lo ambiental y lo económico le parece artificial, un poco quirúrgico. "Un proyecto de transformación energética que implique medir y reducir la huella de carbono puede acercarse a la economía circular, ofrecer nuevas posibilidades de empleo y mejorar las condiciones de vida en un determinado territorio", explica como ejemplo de hasta qué punto se entrelazan los tres conceptos.
Prioridad de factor social
Rivero reconoce, no obstante, que existen proyectos muy enfocados a los aspectos sociales, como los programas de formación para colectivos en riesgo de exclusión o de inclusión laboral para personas con discapacidad. "Se trata, en cualquier caso, de iniciativas a través de las cuales la sociedad se ve beneficiada", defiende. "Una empresa o un proyecto debe tener una rentabilidad financiera, pero no puede quedarse ahí, a veces es incluso más importante su rentabilidad social", apunta para valorar el compromiso de la compañía que firma un préstamo ligado a métricas sociales.
En cualquier caso, se trata de un modelo incluido en una gran tendencia al alza. La inversión sostenible alcanzó 35,5 billones de dólares en 2020, con un crecimiento del 15% en dos años, y actualmente equivale al 36% del total de activos gestionados profesionalmente en todas las regiones cubiertas por el último informe de Global Sustainable Investment Alliance.
El riesgo de no ser sostenible
No es solo que los bancos contribuyan financieramente hablando con las empresas que tienen un impacto positivo, es que financiar a las que no lo tienen conlleva riesgos. Así lo advierte el informe 'Finanzas sostenibles e integración en el marco de gestión de riesgos' elaborado por la consultoría KPMG: "La sostenibilidad se puede medir por tres factores centrales: los criterios ESG ambientales, sociales o de gobernanza, que pueden tener impactos negativos en los activos, en la situación financiera y de ganancias, o en la reputación de las empresas y, por lo tanto, deben considerarse riesgos". KPMG pone como ejemplos de riesgos sociales el incumplimiento de las normas laborales, el pago inadecuado de mano de obra, la falta de normas de seguridad industrial y de protección de la salud para los empleados, y la falta de seguridad del producto".
Rivero insiste en que un préstamo ligado a métricas sociales siempre financiará actuaciones con rendimiento tanto financiero como de ESG, y aclara que puede conceder una entidad financiera, pública o privada, o varias sindicadas si así lo requiere la envergadura del proyecto. Las condiciones de la operación variarán en función de cómo evolucionen esos criterios extra-financieros.
Seguir la pista al dinero
¿Y qué valoran los inversores? Primero miran el gobierno corporativo de la compañía, después su contribución contra el cambio climático, luego su ética y la prevención de la corrupción, y a continuación la diversidad y la igualdad. Así lo señala este informe, una brújula para entender las preferencias del dinero. "Se espera que el cambio climático asuma mayor importancia que el gobierno corporativo en las preguntas de los inversores, y además un incremento significativo de las preguntas en materia de diversidad e igualdad", avanza el estudio.
"Hace poco, el directivo de una firma líder del sector financiero me decía durante una reunión vía Zoom: 'He tenido más conversaciones sobre ESG en las últimas cinco semanas que en los últimos cinco años", apunta Nadja Picard, Global Reporting Leader de la consultoría PwC. La experta pone el foco en la importancia no solo de hacer las cosas bien, sino de saber comunicarlas, y lanza un mensaje a cualquier empresa que busque financiación: "Las compañías que no publican información o que reportan datos que no son de confianza, perderán inversores y oportunidades de acceso al capital. Aquellas que hagan las cosas bien, obtendrán una vital ventaja competitiva. Dos empresas idénticas podrían terminar en sitios muy distintos simplemente por la calidad de la información que comparten".