¿Por qué son importantes las infraestructuras inclusivas?
La inclusión social abarca la educación, la vivienda, el urbanismo, las telecomunicaciones o la cultura, entre otros ámbitos. Y para ello se necesitan infraestructuras inclusivas que garanticen la igualdad de acceso de todas las personas independientemente de su origen, género, edad o capacidad.
El adjetivo inclusivo está cada vez más presente en nuestro día a día. Pocos son los particulares, instituciones u organizaciones empresariales que ignoran hoy la necesidad de promover la participación equitativa y activa de todas las personas. Todo ello sin importar su origen, edad, orientación sexual, discapacidad u otras características personales. La inclusividad está en el lenguaje, el entorno, el trabajo… y también en las infraestructuras. Forma parte de la sostenibilidad social.
“Las infraestructuras inclusivas deben garantizar la igualdad de acceso sin restricción. Pueden abarcar desde estructuras, edificios y espacios públicos hasta sistemas de transporte, tecnologías de la información y comunicación, educación, urbanismo o vivienda”. Así lo explica María Ximena Peñuela, responsable de consultorías y gestión del conocimiento de Fundación CODESPA. Esta organización trabaja muy activamente por la inclusión social. Y para ser inclusivas, las infraestructuras hay que diseñarlas y construirlas “teniendo en cuenta las necesidades y derechos de todas las personas. El objetivo final será garantizar la accesibilidad, la equidad y la participación plena de todas las personas de la comunidad”, añade.
Infraestructuras inclusivas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible
El informe Infraestructura inclusiva para la acción por el clima, de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS, por sus siglas en inglés), destaca su influencia en la consecución de hasta el 88 % de las metas de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y hace un llamamiento para contar con un enfoque que responda, también, a las vulnerabilidades climáticas. “Cuando la infraestructura es inclusiva, ofrece a todas las personas los medios para tener una buena calidad de vida, participar plenamente en la sociedad y ser más resilientes ante los efectos del cambio climático”, declaraba en su presentación el entonces director ejecutivo interino de UNOPS, Jens Wandel.
Tal y como ejemplifica María Ximena Peñuela, las infraestructuras inclusivas deben atender a las cinco aes de la inclusión. Estas, por tanto, deben ser: adecuadas (respondan a una necesidad social), accesibles para todos, asequibles (y con un beneficio social), adaptadas a la población a la que se dirigen y ambientales, que implica no generar impactos negativos en el entorno.
Además, estas infraestructuras inclusivas dinamizan la economía local, posibilitan la apertura de mercados para el transporte de productos, fomentan el tejido socioeconómico y mejoran la seguridad.
Infraestructuras inclusivas para no dejar a nadie atrás
Esta apuesta por no dejar a nadie atrás mediante infraestructuras inclusivas toca diferentes facetas:
Educación inclusiva. Este enfoque educativo busca asegurar que todas las personas, independientemente de sus características personales, tengan mejor acceso a la educación. “Implica eliminar barreras y brindar apoyo adecuado para garantizar la igualdad de oportunidades para aprender y desarrollarse", precisa Peñuela, que pone como ejemplo un proyecto de la Fundación en Ecuador que permite a personas con discapacidad visual acceder a contenido informativo de valor en 900 puntos de encuentro situados en espacios públicos de ocio y tiempo libre, gracias a una tecnología muy sencilla.
Aulas que fomenten la diversidad y la interacción entre estudiantes con diferentes habilidades, evitando la segregación; entornos físicos accesibles, que incluyan rampas, pasillos amplios, baños adaptados y tecnología asistencial; y apoyo especializado son otras iniciativas.
Salud inclusiva. Según un informe de la OMS sobre la inclusión de los sistemas sanitarios europeos en relación con la discapacidad, las personas con discapacidad (135 millones en Europa) se enfrentan a muchas barreras para acceder a los servicios de salud, y, en consecuencia, tienen tasas de mortalidad entre dos y tres veces más altas que el total de la población. Un sistema sanitario inclusivo abre sus puertas no solo a este colectivo sino a cualquier grupo vulnerable.
Además de la accesibilidad física, con instalaciones adecuadas y adaptadas, es importante una comunicación inclusiva basada en mensajes claros y materiales accesibles dentro de los servicios de salud, donde la atención tendrá en cuenta la diversidad del usuario.
Urbanismo y vivienda sostenible
Urbanismo inclusivo. “Fomenta el crecimiento y las oportunidades para todos al mejorar la movilidad, crear espacios públicos inclusivos y asegurar un acceso equitativo a servicios básicos como transporte, vivienda, agua potable o saneamiento”. Así describe Peñuela cómo deberían pensarse las ciudades, distritos y barrios.
Diseño de aceras amplias y libres de obstáculos, señalizaciones táctiles y auditivas, accesibilidad de las estaciones de transporte público o creación de parques y áreas recreativas adaptadas para personas de todas las edades y capacidades son algunas de las acciones urbanísticas que aportarían beneficios a la comunidad.
Vivienda inclusiva. Dice la responsable de gestión de conocimiento de Fundación Codespa que la vivienda inclusiva “mejora la calidad de vida, promueve la diversidad y la cohesión social, facilita el acceso a servicios y oportunidades, brinda estabilidad y seguridad, y fomenta la participación comunitaria". A su juicio, al crear entornos residenciales inclusivos, se promueve la igualdad de oportunidades y se facilita el desarrollo integral de las personas. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) defiende la construcción de viviendas más ecológicas, habitables y asequibles como factor clave en la reactivación económica de América Latina y el Caribe.
La importancia de la cultura, la tecnología y los negocios
Cultura inclusiva. En el área del lago Titicaca (entre Bolivia y Perú), 700 mujeres indígenas con un gran conocimiento ancestral del arte textil han sido capaces de poner sus productos en el mercado manteniendo su propio sello cultural. Para María Ximena Peñuela, este sería un buen ejemplo de cultura inclusiva, ya que “promueve la diversidad, la igualdad de oportunidades, la colaboración, la participación, la creatividad y el respeto a tradiciones milenarias”.
Negocios inclusivos. Son aquellos que generan una oportunidad de negocio y un retorno para la sociedad. Facilitan la inclusión laboral, al favorecer la contratación de personas en situación de vulnerabilidad. Y utilizan la innovación para maximizar su impacto social.
Telecomunicaciones inclusivas. Al brindar acceso a las comunicaciones de manera inclusiva, “se amplían las oportunidades y se fortalece la participación de todas las personas en la sociedad digital”, expone Peñuela. Es, por ejemplo, lo que persiguen BBVA y FAD con su proyecto Educación Conectada: cerrar la brecha digital. Para ello han configurado una innovadora oferta formativa en competencias digitales para docentes, equipos directivos, familias y alumnado.