¿Por qué es importante la transición de una economía lineal a una economía circular?
En la actualidad ya somos 8.000 millones de personas en el mundo y las previsiones de la ONU apuntan a que se incrementará hasta alcanzar los 9.000 millones en 2050. Esto supone un aumento de recursos que hay que gestionar para prolongar su vida útil y que parte de una economía circular. Conoce más sobre esta revolución en el monográfico gratuito sobre sostenibilidad que BBVA pone al alcance de todos.
¿Te imaginas viviendo en un mundo sin recursos? Sin agua, con escasez de tierras y arena, con una extinción masiva de especies… Poco a poco nos vamos acercando a él. Ante esa realidad, el recurso más escaso es el tiempo, que se acaba si no pasamos a la acción inmediata. Es la última llamada para que las imágenes mostradas con planos secuencia del fin del mundo en la serie francesa “El Colapso”, del colectivo Les Parasites, no traspasen a la realidad.
El modelo económico basado en la sociedad de consumo utiliza los recursos y las materias primas como si fueran infinitas con el fin de incrementar la producción. El impacto al medio ambiente y el despilfarro energético no están contemplados en este sistema. Generamos al año más de 2.000 millones de basura que afectan directamente a nuestra salud y la del planeta, por lo que es importante repensar el modelo de consumo actual. Para obtener un desarrollo verde, la gestión sostenible de los residuos es fundamental. Es respetar el ciclo de la naturaleza donde nada se destruye y todo se reconvierte.
La crisis climática también es la crisis de los recursos. Un correcto rediseño de productos y servicios representa un desafío para las empresas y una oportunidad de emprendimiento sostenible que tiene que fomentar la creación de empleo verde e inclusivo y proteger a los más vulnerables, las principales víctimas de esta realidad.
Además, a través de ‘laboratorios vivientes’, la innovación se convierte en una llave para impulsar este nuevo paradigma en el que el valor de productos, materiales y recursos se mantienen el mayor tiempo posible y se reduce al mínimo la generación de residuos. Es el caso de MbM Group, una iniciativa pionera en Latinoamérica que también opera en España con el desarrollo propuestas de reutilización de materiales. En Colombia, la empresa Bohio Playa transforma el plástico del mar en ropa, uno de los sectores más contaminantes. Un ámbito en el que también trabaja la marca de diseño sostenible Ecoalf.
¿Qué es la economía circular?
Cuidar nuestro presente y garantizar el futuro son los objetivos del pensamiento en el que se fundamenta la economía circular. Este sistema, basado en la reducción del uso de materia prima y la reutilización de los desechos, ya se usaba, según el profesor Maikel Kuijpers, en el Paleolítico o Neolítico con la reutilización de hachas y arcilla. Aunque entonces era por necesidad, ahora hay que añadirle la preservación del medioambiente: “atender la naturaleza y cambiar el modelo”, como defiende la directora ejecutiva de SEO/Bird Life, Asunción Ruiz.
Saltar de la economía lineal, caracterizada por el triple concepto de adquirir, usar y tirar, a la circular obliga a reducir el consumo de los materiales y la producción de los desechos. En este sentido, Daniel Serón Galindo sostiene en el dossier sobre economía circular de Economistas sin Fronteras que: “Los beneficios de este cambio incluyen la creación de ciudades más habitables, una mayor distribución de valor de la economía, el fomento de la innovación, la reducción de la contaminación de ecosistemas marinos y terrestres y de la pérdida de biodiversidad, así como una disminución de los riesgos para la salud humana”.
Se trata de reducir el impacto del ser humano en los recursos naturales y de dar el paso hacia una revolución de los valores consumistas de la sociedad actual que sobreexplota el medioambiente. Esta evolución no se tiene que confundir con un decrecimiento en las economías, sino que persigue un crecimiento sostenible que respete la naturaleza.
Como señala la profesora Titular de la Universidad de Zaragoza en el Departamento de Contabilidad y Finanzas Sabina Scarpellini: “El modelo planteado por la economía circular ha venido para quedarse dado que propone un crecimiento económico desde criterios de eco-eficiencia, permitiendo que pueda mantenerse la producción sin que aumente el consumo de materias primas vírgenes. No se trata de dejar de fabricar productos, sino de fabricarlos de otro modo, empleando dentro de lo posible materiales reciclados y aplicando criterios de responsabilidad ampliada del productor. Esto podría implicar que algunos productos nuevos tengan un precio superior pero que al final de su vida útil no sea la sociedad quien se preocupe de su tratamiento como residuos, sino que en el propio precio se contemple el coste de su reciclaje o recuperación”.
Caminar hacia esta dirección conduce a nuevas oportunidades de negocio que garantizan el crecimiento sostenible en el tiempo con inversiones verdes. El modelo lineal ya no es viable a largo plazo.
Las materias primas son limitadas. Una alternativa eficiente al modelo económico de desarrollo lineal es transformar los residuos en recursos para seguir dándoles valor. Por eso, como advierte el director de la Fundación para la Economía Circular, Manuel Guerrero Pérez, para este estudio, los cambios más impactantes se originan en convertir la forma de consumo y la sociedad en un todo donde se genera economía, empleo y se conserva el medioambiente.
“Ha llegado el momento de cambiar nuestro modelo lineal de uso ilimitado y derrochista de los recursos naturales, que nos lleva una escasez y una volatilidad de los precios de los mismos, con efectos colaterales indeseables sobre la naturaleza por otro circular, que nos lleve a un futuro más sostenible social, ambiental y económicamente”.
Desde comunicación de esta misma Fundación, Eduardo Sánchez añade que “El mundo necesita tener conciencia de la importancia del cambio de nuestro modelo productivo y de consumo, totalmente caduco, por medio de la implantación de una economía circular que aproveche los recursos actuales y consiga un mejor desarrollo sostenible en todos los países independientemente de su potencia económica e industrial”.
La reducción como prioridad
Esta estrategia basada en disminuir el uso de materias primas, reparar o reutilizar, se inspira en el modelo cíclico de la naturaleza donde todo se regenera y toma una nueva utilidad. Este poder natural hace que, como en el “nada se pierde, todo se transforma” de Jorge Drexler aplicado a los ecosistemas, se aprovechen todos los elementos en diferentes etapas. Así lo considera también el profesor de la Universidad de Comillas Pedro Linares: “La descarbonización de las fuentes de generación energética no es suficiente para alcanzar los niveles de reducción de emisiones que necesitamos. Es fundamental adaptar nuestros niveles de consumo para poder lograr una descarbonización más rápida y más económica. De ahí que la economía circular. no entendida únicamente como reciclaje sino fundamentalmente como reducción del uso de materiales y reutilización de los mismos, sea esencial para luchar contra el cambio climático y sus consecuencias”.
Por lo tanto, la prioridad de la economía circular es reducir la producción y, cuando sea necesario, apostar por la reutilización de los recursos que, por sus propiedades, no pueden volver al ciclo de la naturaleza. La utilización de los materiales biodegradables o eco-friendly perjudican menos el medio ambiente al ser nutrientes biológicos. Sin embargo, pueden tardar en regresar a la naturaleza también cuando agota su vida útil. Por ejemplo, los pañales. Si bien los de plástico convencional pueden tardar hasta 400 años en descomponerse, los de plástico biodegradable, hasta 6. Para la profesora de la Universidad de Zaragoza Sabina Scarpellini: “Parece complejo en estos momentos aplicarlo a la producción masiva de productos de consumo de todo tipo, pero ya se hace con algunos electrodomésticos y paulatinamente habrá que introducir este modelo a todos los productos electrónicos y a más ámbitos de producción. Así se podrá también incrementar el mercado de segunda mano de productos que podrán aumentar su cuota si alcanza una mayor proximidad”, asegura.
En esta línea, José Ángel Rupérez, presidente de ECODES y experto en economía circular, sostiene que “sustituir de manera efectiva la actual economía lineal por una economía circular aumentará notablemente la eficiencia en el uso de materiales que la exponencial demanda actual está excediendo los límites de su disponibilidad. Con esto se progresará mucho en la descarbonización de la economía. La extracción de materiales, su procesado, fabricar con ellos productos, su posterior uso y vertido final supone actualmente más del 70% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero”.
Este dato, extraído del informe “Circularity Gap Report 2021” elaborado por la ONG holandesa Circle Economy, marca una hoja de ruta para evitar el “colapso climático”. En este documento, que ha sido una de las herramientas de trabajo que se ha usado en el Foro Económico Mundial, se mide el impacto de la gestión global de los materiales y sus usos y evalúan el índice de circularidad de la economía a nivel global, con los resultados. Los últimos, alarmantes, indican que hay que actuar con urgencia en la próxima década y que todas las acciones determinarán el futuro de la humanidad. En 2021, solo un 8,6% de la economía mundial ha sido circular. Para avanzar necesitamos alcanzar el doble, como señalan los datos que analizan: “alrededor de 22.800 millones de toneladas (Gt) asociadas a la creación de nuevos productos a partir de materiales vírgenes pueden eliminarse aplicando estrategias circulares que reduzcan drásticamente la cantidad de minerales, combustibles fósiles, metales y biomasa que consume la economía mundial”.
La estrategia europea: crecer con sostenibilidad
Para reforzar esta necesidad, la economía circular también se ha integrado en el Plan de Acción del Pacto Verde Europeo. Modificar los hábitos de producción y consumo son las prioridades para crecer con sostenibilidad y “alcanzar la neutralidad climática de aquí a 2050”, como declaró en la presentación de este Plan Frans Timmermans, vicepresidente primero de la Comisión Europea.
Para lograr este objetivo, la Comisión ha incluido medidas concretas que mejoran y alargan la vida de los productos. Tratar los residuos que generan materiales que provienen de la electrónica o de las TIC, las baterías y vehículos, envases y embalajes o los plásticos es imprescindible para garantizar un futuro ecológico. Además, se incluyen los desechos que se originan del sector textil, la construcción y la vivienda, así como los que se generan alrededor de la cadena alimenticia. Estas pautas, como señalan desde la Comisión Europea, están enfocadas a los sectores “que utilizan más recursos y que tienen un elevado potencial de circularidad”.