Los poderosos aliados de la educación financiera

La prueba PISA se realiza cada tres años para evaluar a los estudiantes de 15 años y permite conocer cuáles son sus habilidades financieras y su capacidad para tomar decisiones en el terreno económico. La digitalización de los productos financieros es una de las claves para que a través de esta prueba se sigan recabando datos de suma relevancia para que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) impulse entre los países la importancia de implementar proyectos para el fomento a la educación financiera en los jóvenes.

Flore Anne Messy explicó en su participación como moderadora del panel que el Informe de PISA ha ayudado a identificar importantes hallazgos sobre el comportamiento económico de los jóvenes y destacó que alrededor del 56% de los que participaron en la prueba tiene una cuenta bancaria, el 19% opera con una tarjeta de débito y un 64% gana dinero por algún tipo de actividad laboral, pero solo uno de cada tres tiene habilidades para administrar una cuenta bancaria, es decir un 31%.

Expuso que la OCDE está muy interesada en impulsar la educación financiera entre estudiantes, sobre todo porque desde muy temprana edad los niños tienen interacción con el dinero. En este sentido manifestó que más de la mitad de los estudiantes que participaron en la muestra del Estudio PISA ya forman parte de los consumidores financieros y pronto tendrán que enfrentarse a decisiones financieras complejas, donde la digitalización y la globalización están jugando un papel importante para acercarlos a esa interacción económica.

David Tuesta, economista de BBVA Research detalló en su presentación la importancia que existe entre la correlación de la inclusión y la educación financiera, donde la digitalización jugará un papel muy importante para acortar las barreras que impiden la bancarización en algunos países. También dijo que contar con mediciones e informes como el de PISA y los que ha desarrollado la OCDE acercan al cumplimiento de los objetivos de cada país y permiten que se adopten modelos que han sido cruciales para avanzar en una meta común, que es lograr una educación financiera efectiva.

Tuesta precisó que, para algunos países, tener geografías complicadas para que el sistema financiero opere de manera tradicional sigue representando un obstáculo para el desarrollo financiero de las personas, que va de la mano con el trámite de documentos oficiales y las exigencias regulatorias. Estos factores implicarán en un futuro la generación de políticas adecuadas que dará como resultado una correcta inclusión financiera, lo que se traduce en un mayor uso y acceso al entorno financiero de las personas.

Alfonso Arellano, especialista en temas de inclusión financiera de BBVA Research, expresó en su exposición que los países deben comprometerse a implementar dentro de los planes de estudio en las escuelas las herramientas necesarias para impartir la educación financiera como una asignatura y dar a los profesores los recursos pedagógicos adecuados para poder transmitir este conocimiento y poder desarrollar confianza, perseverancia y autoestima entre los estudiantes, pues estas características en los jóvenes potencian su seguridad para tomar decisiones financieras.

Arellano afirmó que la conducta financiera bien pensada promueve el ahorro y, si además va acompañada con el desarrollo de capacidades cognitivas, serán factores fundamentales para motivar a los niños y jóvenes a que aprendan de sus mayores, así como del entorno en el que se desarrollan. Las matemáticas, la lectura, el estudio de las ciencias y la educación financiera deben ir de la mano para garantizar resultados y por ende generar otras competencias.

Los ponentes coincidieron como conclusión del panel que es primordial que las estrategias nacionales de inclusión y educación financiera, así como los compromisos que deben ejercer los gobiernos en los diferentes países, fomenten acciones a favor de la población más vulnerable y proveerlos de productos financieros que los integren al sistema y se sumen esfuerzos para lograr que el alfabetismo y la conducta financiera sean los generadores de la educación financiera.